DAVID GONZÁLEZ / DPTO. DE COMUNICACIÓN FBM
Fotos: Rocío Benítez
Javier Arredondo es un clásico del baloncesto madrileño. En su larga trayectoria como entrenador ha pasado por Estudiantes, Patrocinio San José, Villalba, Distrito Olímpico, Real Madrid o las selecciones madrileñas, entre otros banquillos, pero dentro de unos días, en Huelva, será el padre de Adrián (Real Madrid) y María (Movistar Estudiantes). "Mi mujer y yo hemos vivido el baloncesto como jugadores y como entrenadores -afirma-. Adrián y María son mellizos. Cuando empezaron a hacer deporte teníamos claro que queríamos un deporte colectivo. En Distrito Olímpico surgió la oportunidad de que empezaran en la escuela, luego han estado en Villalba cuatro años y poco a poco se fueron metiendo... Les encanta el baloncesto, disfrutan mucho, y hemos tenido la suerte de que han contado con ellos para las selecciones. Ha estado en alevín e infantil, y este año se cierra el ciclo".
La cultura deportiva es común a las otras familias. De hecho, José Manuel Niebla, padre de Jorge (CB Las Rozas) y Julia (BT), sigue jugando en la competición municipal de Las Rozas. "Nunca les hemos forzado a que jugaran al baloncesto, pero venían a mis partidos y se quedaban en la grada o en el banquillo mirando. Un día empezaron a coger un balón, les metimos en un equipo, empezaron a hacerlo bien... y hasta hoy", comenta. Marcos Salas, padre de Daniel y Lucía (ambos en el Movistar Estudiantes), tiene a sus espaldas una larga carrera en las canchas, que incluye Estudiantes (EBA y juvenil), Ourense, numerosos clubs madrileños y hasta Islandia: "En casa hemos jugado todos, mi mujer y mis hijos también. Lo han visto desde pequeños".
Quizá porque han vivido el baloncesto desde la cuna padres e hijos llevan mejor los sacrificios del día a día. "Hace unos años nos fuimos a vivir a Alpedrete -comenta Arredondo- y es complicado. Adrián tiene que ir a Valdebebas y María a los distintos sitios donde entrena Estudiantes. Ellos ya empiezan a bajar solos algunas veces, pero el sacrificio es importante. Y también tenemos a su hermana pequeña, que es alevín y juega en Villalba. Mucho lío, mucho lío...", sonríe. A veces es cuestión de organizarse entre todos. José Manuel Niebla comenta que "como tenemos amigos de Torrelodones intentamos cuadrarnos con ellos para que traigan a Julia y luego aparecemos nosotros con Jorge, pero sí, hay que dedicarle tiempo. Siempre digo que trabajo de papify".
En la familia Salas el panorama es similar. Marcos Salas afirma que "el día a día es durillo, complicado, pero con la ilusión que ellos ponen y la tradición que tenemos toda la familia, en casa estamos encantados de poder ayudarles y acompañarles en el día a día, en lo bueno y en lo malo, que también hay. Esto es un aprendizaje para la vida porque tienen que organizarse, que aprovechar el poco tiempo que tienen, estudiar cansados, los viajes... Pero los chicos llevan bien los estudios y para nosotros es un orgullo".
Los chicos tienen que organizarse y las familias también. Todos han cogido días libres para viajar a Huelva y, una vez allí, repartirse para ver a los hermanos. "Vamos a Huelva los dos y estaremos allí divididos", afirma el padre de los Niebla. Javier Arredondo resume el sentir de todos: "Para nosotros es un disfrute total. Ellos son felices con el baloncesto, con las amistades que hacen, con lo que supone el baloncesto a nivel de todo, incluso de sacrificio, y estamos muy contentos".