DPTO. DE COMUNICACIÓN FBM
Fotos: FEB
Angola plantó cara al inicio del partido, incluso con los dos primeros puntos. Un triple de Sergio Llull fue la mejor respuesta. Siguió un Santi Aldama en pleno crecimiento y, sobre todo, la velocidad en las transiciones para pillar a contrapié la defensa angoleña. Mediado el primer cuarto, la selección mandaba por 13-8. Pero aun quedaba mucho partido... Angola se puso a uno (13-12) y Willy Hernangómez lo solucionó bajo el aro. Otro triple de Llull dio aire, aunque la incómoda Angola seguía cerca: 22-17 al final del primer cuarto.
Como la víspera ante Líbano, España tenía a su favor la profundidad de su banquillo. Jaime Pradilla fue el encargado de alargar algo más la distancia al comienzo del segundo periodo. Pero Angola también tenía sus armas, un físico que le permitía mantenerse en el partido (30-24 a 5:05). La selección tenía que apretar el ritmo para evitar sustos. Lorenzo Brown tomó nota con una asistencia a Willy Hernangómez... pero después llegó el triple de Selton Miguel. Angola no se rendía y a 3:36 para el descanso seguía soplando en la nuca: 33-30, 37-34... La conexión Brown-Willy volvió a aparecer, pero ni por esas. Un triple de Abou Gakou apretó aún más el marcador (44-43) y solo un palmeo de Pradilla sobre la bocina permitió a la selección llegar con +3 al descanso.
Esa presión de los angoleños continuó al comienzo de la segunda parte con el triple de Jilson Bango (48-46). La selección seguía agarrada a la dupla Brown-Hernangómez, con Willy ya en 22 puntos. Aldama se unió y España emprendió el despegue con un +10 (56-46) que parecía aclarar el panorama. Incluso una asistencia de Aldama a Usman Garuba encendió La Fonteta. Pero Angola no se dejó impresionar y volvió al partido (62-58). Rudy Fernández tiró de galones, Darío Brizuela de atrevimiento y España llegó al último cuarto con 68-59. Un último acto que arrancó de la mejor manera posible, con el triple de Rudy, pero que continuó como el resto el partido, con Angola agarrada a la cuerda, como Silvio De Sousa al aro en su mate. Hacía falta un último empujón. Brizuela abrió el camino; Rudy, el que nunca falla, lo allanó con otro triplazo, y Aldama confirmó su gran momento. Sin alardes, sin grandes diferencias, pero con solvencia, España sumó su segunda victoria.