En una última jornada en la que los dos partidos que restaban para concluir esta Fase Final eran trascendentes para los cuatro equipos implicados y tras la disputa de unos grandes encuentros por parte de todos en las jornadas anteriores, la emoción no faltó en ambos partidos. Con el título en juego para Fuenlabrada y Real Madrid por un lado y disputándose la última plaza para acompañarlos en la Fase Interautonómica por San Agustín y Real Canoe, los pronósticos saltaron por los aires en dos grandes partidos que cerraron un fin de semana de intenso baloncesto.
Real Canoe A y Colegio San Agustín A se jugaban en el primer partido de la última jornada el tercer puesto, que daba acceso a disputar la Fase Interautonómica. Era un premio de consolación, pero un premio, al fin y al cabo, para dos equipos que han realizado una gran temporada.
El encuentro respondió a lo que se esperaba y resultó igualado hasta su desenlace. Desde el comienzo, los dos equipos lucharon por imponer el ritmo que más les interesaba. Con Alberto Martín y Alberto Espinosa manejando el balón, el Canoe comenzó mejor que su rival y se adelantó: 5-0. Al San Agustín le costaba demasiado superar la defensa amarilla y sólo lo conseguía de la mano de Eduardo Palanca, un pívot de 1,95 m. capaz de pegarse con cualquiera dentro de la zona.
Pronto el encuentro comenzó a trabarse y entró en una dinámica de interrupciones constantes, con numerosas faltas y el protagonismo absoluto de los tiros libres. Al final del primer cuarto, el San Agustín mandaba por 21-25, y de sus 25 puntos, 15 habían nacido en la línea de tiros libres.
En el segundo cuarto, el partido se volvió loco. Nada más salir del banquillo, una reacción del Canoe forzó el empate a 25, pero después le tocó el turno al San Agustín que, con la dirección de Ignacio Rodríguez y la efectividad de Palanca bajo los aros, volvió a abrir hueco: 27-34. Las faltas comenzaron a hacer daño y Alberto Martín cometió la tercera, pero entonces el Canoe demostró su ‘fondo de armario’ y fue precisamente su recambio, Javier Portales, quien, con un triple, colocó el 36-37. La temprana eliminación de Luis de la Peña (pívot del San Agustín) fue el reflejo de la tensión que se vivía en la pista, con los dos equipos entregados a un intercambio constante de golpes que culminó al descanso con 43-49 para los chicos de Fernando Reborio.
Tras el descanso, el Canoe forzó la máquina en defensa y combatió el vertiginoso ritmo del San Agustín a fuerza de triples. Con cinco lanzamientos acertados, tres de ellos por Alberto Martín, consiguió un parcial de 7-0, llevarse el tercer cuarto por 20-13 y una mínima ventaja de 63-62 a falta de diez minutos.
Pero en el último asalto, Ignacio Rodríguez y Eduardo Palanca tomaron el mando del San Agustín y por fin consiguieron marcar el ritmo que más les convenía. Con casi cinco minutos de juego corrido, sin faltas, sin parones, el San Agustín dio la vuelta al marcador: 67-73 a 5:30. Los nadadores aguantaban pero cinco puntos en dos acciones consecutivas de Ignacio Rodríguez fueron demasiado para ellos. Con 69-78 a tres minutos para el final ni un triple de Ricardo Carrizosa ni la presión en toda la pista dieron resultado. Al final, 74-84 y el tercer puesto para el San Agustín.
Los jugadores del San Agustín celebran la victoria, que les otorgó la tercera plaza
Dicen que si crees en un sueño con la suficiente fuerza al final consigues hacerlo realidad. El CB Fuenlabrada A creyó siempre que podía proclamarse campeón de Madrid cadete pese a que, en el encuentro decisivo ante el Real Madrid A marchó durante 39 minutos por detrás en el marcador con desventajas de hasta quince puntos. Pero el hecho de no bajar nunca los brazos y un increíble parcial de 15-0 en los últimos instantes les otorgó el título por 78-80.
Quizá los chicos de David Soria sabían que derrotar al Real Madrid no era imposible porque ya lo habían conseguido en la primera jornada de Liga, allá por el mes de octubre, cuando se impusieron por 92-85. Fue la primera y la última derrota del Madrid hasta llegar al decisivo encuentro de Daganzo.
José Luis Pichel, técnico blanco, tenía a uno de sus mejores hombres, Kiko Jiménez, mermado tras lesionarse con la selección y cubrió su puesto en el quinteto inicial con Santiago Erimo, algo más bajo (1,90 m. por 1,93 m.) pero más corpulento que Kiko. Con Erimo y Guillermo Hernangómez (2,03 m.) juntos, la superioridad de los blancos bajo los aros parecía evidente.
El partido comenzó bien para el Real Madrid con un espectacular mate de Jorge Sánchez, el mejor de su equipo en los primeros compases, y siguió mejor con un marcador de 12-4 mediado el primer cuarto. Ante la contundencia de su rival, el Fuenlabrada oponía una rapidísima circulación del balón y la efectividad de Sergio Fernández y Santiago Villena en el exterior. Con esos argumentos, se mantenía a remolque: 12-6 en el minuto cinco y 25-18 al final de los primeros diez.
El segundo cuarto comenzó igual: con dominio del Real Madrid, el Fuenlabrada aguantando como podía y su entrenador, David Soria, buscando soluciones. Soria ‘encontró’ en el banquillo a Yannick Capote, un ala-pívot de 1,92 m. que plantó cara a Hernangómez. Por fuera, siempre la velocidad, con acciones cada vez más vertiginosas que en ocasiones pillaban desprevenida a la defensa blanca.
Sin embargo, el ‘Fuenla’ no podía evitar que, poco a poco, el Real Madrid abriera la brecha en el marcador. Un dos más a uno a cargo de Diego Corros dejó la diferencia en diez puntos: 40-30 a 3:37 para el descanso; una ventaja que creció poco después hasta trece, 45-32, con dos acciones consecutivas de Hernangómez. Daba la impresión de que el Fuenlabrada comenzaba a tambalearse. Pero no fue así. Dos triples consecutivos de Jorge Pérez y Sergio Fernández volvieron a meter a su equipo en el partido: 49-40 al descanso.
En la reanudación, dos rebotes seguidos y un triple de Capote dieron el primer aviso al Real Madrid. Con una efectiva defensa basada en las ayudas, el Fuenlabrada se puso a un punto: 49-48. Tras un oportuno tiempo muerto de Pichel llegó la reacción del Real Madrid. Los blancos volvieron a marcharse a once: 66-54, pero no conseguían pasar de ahí.
En los primeros instantes del último cuarto, el partido mantenía un claro color blanco. El Real Madrid mandaba por diez, 70-60, y Hernangómez simbolizaba esa superioridad con un espectacular tapón sobre Alejandro Doblado. Entonces, David Soria se jugó el todo por el todo y devolvió a la pista a Capote, que ya tenía cuatro faltas. La jugada salió bien porque poco después era Hernangómez quien cometía la cuarta y tomaba el camino del banquillo.
Un triple de Francisco Tarifa fue el prólogo a la reacción del Fuenlabrada. A 4:30, se mantenía la diferencia de diez: 75-65. Pero un minuto después, con 75-69, se confirmaba que el ‘Fuenla’ seguía vivo. Un triple de Villena dejó a su equipo a tres puntos: 75-72. Pichel recurrió a Hernangómez, pero el rumbo del encuentro ya había cambiado. De nuevo Villena con otro triple puso las tablas en el marcador: 75-75, a 1:36. Ese resultado se mantenía cuando, a un minuto para el final, Capote se retiró tras sufrir un golpe en un hombro. Sin embargo, el Fuenlabrada no acusó la ausencia y, casi inmediatamente, se puso por delante culminando así una racha de 15-0: 75-77.
Los últimos segundos resultaron vibrantes. Alfonso Llanos volvió a adelantar a los suyos con un triple: 78-77, pero una canasta de Alejandro Doblado y un tiro libre transformado tras una falta desesperada, llevaron el título a Fuenlabraba ante la explosión de alegría de sus jugadores y de los numerosos aficionados que les acompañaron hasta Daganzo. Los jugadores del Real Madrid eran la otra cara de la moneda. Después de una temporada modélica sufrieron un golpe duro y quizá algo injusto en el último partido. Pero los golpes curten, de los malos momentos también se aprende y jugadores de gran proyección, como Jorge Sánchez (21 puntos y 11 rebotes), Guillermo Hernangómez (12 puntos y 15 rebotes) o Carlos Padilla (también dobles figuras: 14 puntos y 10 rebotes), todavía tienen mucho que vivir en el mundo del baloncesto.
Los jugadores del Fuenlabrada celebran su título sobre la pista del Pabellón Municipal de Daganzo