El Real Madrid A infantil ejerció de favorito ante el Fuenlabrada, el otro equipo que permanecía invicto en el Grupo 2. Pese a la ausencia de Luka Doncic (con el equipo cadete), los jugadores de José Luis Pichel demostraron una clara superioridad, sobre todo en la pintura, donde Arturo Sánchez y Antoine Blondel impusieron su físico. La diferencia entre los dos equipos se notó desde el principio. Al descanso, el Madrid ya mandaba por 40-17 y al final se impuso por 85-35.

Real Madrid A 85 (21+19+26+19): Arturo Sánchez, Fidel Gómez, Sergio Ávila, Germán-Alí Kasanzi, Antoine Blondel -cinco inicial- Diego García, Adrián González, Víctor Lainez, Pablo Romero, Pablo Hernández, Jaime Sánchez.

Fuenlabrada 35 (13+4+8+10): Jorge Luis García, Rodrigo Manjarín, Julen García-Vaquero, Juan Valcárcel, Osas Ehigiator -cinco inicial- Roberto Maroto, Álvaro Tébar, Jorge Bernal, Sergio Acevedo, David Jiménez, David García, Enrique Martínez

Árbitros: Polonio y Lainez

El Real Madrid y el Fuenlabrada llegaban al polideportivo Valle de las Cañas invictos después de los tres primeros partidos del Grupo 2. En juego estaba no solo el liderato en solitario sino, sobre todo, la ventaja psicológica de superar el primer gran examen de la temporada. El Real Madrid lo hizo de manera holgada y se confirmó como el equipo más fuerte del grupo.

La superioridad del Madrid en la pintura fue evidente durante todo el partido.

Sobre con echar un vistazo a los quintetos iniciales se veían que por centímetros ganaba el Madrid. Y los locales salieron arrollando. Antoine Blondel anotó a los cuatro segundos y una contra culminada por Arturo Sánchez aumentó la ventaja. Rodrigo Manjarín demostró con un triple que el Fuenlabrada había llegado a luchar, pero Germán-Alí Kasanzi respondió con otro triple que dejó el marcador en 7-3 cuando apenas habían transcurrido dos minutos.

Inferior en físico, al Fuenlabrada le quedaban la velocidad y el atrevimiento, y Jorge Luis García se coló hasta dentro para acortar. Los visitantes intentaron repetir la jugada poco después pero se encontraron con dos tapones consecutivos de Arturo Sánchez. A 6:10 el partido seguía abierto (9-5), pero Sánchez abrió hueco con un 2+1. Con su movilidad y poder bajo los aros, el pívot  del Madrid era el jugador más determinante. A 4:44, el marcador ya estaba en 15-5. Aunque el Fuenla recortó con un parcial de 0-5 (15-10 a 2:45), el Madrid volvió a escaparse: 21-13 al final del primer cuarto.

Los visitantes recortaron al comienzo del segundo periodo, pero la superioridad del Madrid en el rebote era abrumadora. Los locales disfrutaban de segundas y terceras oportunidades, y si después de todas ellas el balón no entraba, solía llegar la falta. Un robo de Antoine Blondel supuso el 24-15. Un rebote capturado por él mismo el 28-15. En las alturas el Madrid no tenía rival. Ante ese panorama, a Armando Polo, el técnico fuenlabreño, solo le quedaba pedir más movilidad. Más ritmo. Así, a la carrera, Juan Valcárcel hizo el 28-17, pero Madrid se marchaba irremediablemente. Hasta el doble (34-17 tras una canasta de Sergio Ávila). El parcial del segundo cuarto fue de 19-4 para un global de 40-17.

Arturo Sánchez se levanta sobre Julen García-Vaquero.

Aunque Julen García-Vaquero anotó nada más salir del vestuario, el partido parecía sentenciado. Con Arturo Sánchez de nuevo bajo el aro, el Madrid se llevaba un rebote tras otro. Al Fuenlabrada le tocaba ensayar posible soluciones. El encuentro se había convertido en un banco de pruebas. Juan Valcárcel y Julen García-Vaquero encontraron su sitio bajo la zona mientras Osas Ehigiator presionaba por fuera. Durante unos minutos, la imagen de los visitantes mejoró ante un Madrid asentado en los veinte de ventaja (44-21 a 6:23). Sin embargo, José Luis Pichel apretó las tuercas con Antoine Blondel y el Madrid hizo un parcial de 22-4 para 66-25. El Fuenlabrada tiró de orgullo en el último cuarto y aguantó a un Madrid que siguió engrosando su cuenta (75-27 a 7:50), pero ya a medio gas. Con todo decidido, hubo tiempo para algunas acciones vistosas. En el haber del Madrid, un rebote capturado, y anotado, por Arturo Sánchez; en el de los fuenlabreños, una acción personal de Álvaro Tébar.