Como en los viejos duelos a pistola del siglo XIX, no se trata solo de disparar más rápido sino de acertar con el blanco, y para ello hay que pararse un segundo a pensar. El Coslada cadete fue igual de intenso que el Mac Place Real Canoe y tiró a canasta tantas veces o más que su rival, pero acertó mucho menos. Por eso, y porque jugaron con algo más de cabeza, las canoístas se llevaron el partido por 41-63. Un triunfo con valor doble, ya que les permite superar el 43-45 en contra de la primera vuelta y  hacerse, al menos provisionalmente, con el tercer puesto del Grupo A por detrás del Rivas Ecópolis y el Tuenti Móvil Estudiantes.

Coslada 41 (14+9+5+13): Natalia Sánchez-Albornoz, Raquel Marcos, Andrea Rodríguez, Andrea Moya, Paula Martín -cinco inicial- Sandra Rodríguez, Sofía Artigado, Nuria Canal y Ángela Martín.

Mac Place Real Canoe 63 (16+12+15+20): Carmen González, Lidia Echevarría, Paula Esteban, María Muñoz, Paula Rubio -cinco inicial- Carolina Bertoncini, Nuria Martínez, Marta Soriano, Laura Matarranz, María Luna, Alejandra Santi y Lucía Rodríguez.

Árbitros: Vázquez y Quelar.

Tras sorprender en la primera vuelta en el histórico pabellón de Pez Volador, el Coslada afrontaba la reválida ante un Mac Place Real Canoe más acostumbrado a pelear por los primeros puestos. Las cosladeñas salieron sin complejos, intensas en defensa y moviendo bien el balón en ataque ante un Canoe que no tardó en contagiarse de esa intensidad. Mal hecho, porque el juego alocado favorecía más a los locales. En lo que coincidían los dos equpos era en la buena defensa. Por eso costaba llegar y algunos ataques acababan en agua. Vedado el camino al aro, el único camino era el tiro desde la media y larga distancia. Andrea Rodríguez adelantó al Coslada con dos triples nada más empezar (después solo llegarían dos más); en el Canoe, Lidia Echevarría encontró hueco y, algo más tarde, Paula Esteban. Pronto se vio que las canoístas estaban más acertadas y se pusieron por delante, aunque, a base de velocidad (una de sus armas), las locales mantuvieron el pulso para llegar al final del primer cuarto solo dos abajo (14-16).

Un ataque del Coslada en los primeros minutos del partido.

El segundo periodo mantuvo el mismo guión, con los dos equipos ya plenamente integrados en un encuentro poco brilante pero intenso y con las jugadoras peleando por cada balón. Carmen González y María Muñoz sacaron partido de su mayor altura sobre sus pares para aumentar la ventaja del Canoe. Aunque Andrea Moya recortó con un triple, mediado el segundo periodo, la diferencia llegó a cinco (19-24) y el técnico local, Carlos Bernabé, paró el crono para pedir una velocidad más. Su equipo no terminaba de explotar. Ante un rival superior en altura, la principal baza del Coslada estaba por fuera, pero los triples no querían entrar, así que tocaba jugársela por dentro o rebañar todo lo posible, como hizo Raquel Marcos (21-24 a 4 minutos para el descanso). El Canoe marchaba por delante, pero no conseguía quitarse de encima a un rival incómodo, aunque frenado por su escaso porcentaje de acierto en el tiro. Al descanso, 23-28.

La canoísta Carmen González (4) fue de unas de las jugadoras clave bajo los tableros.

Al salir del vestuario, el Coslada continuó pecando de precipitación en el tiro, aunque, a cambio, esa aceleración provocó robos y más oportunidades en ataque. Enfrente, el Canoe intentaba jugar con más cabeza, con ataques largos en los que, si no llegaba la canasta, al menos sí la falta. En cualquier caso, el gran pecado de los dos equipos era la falta de puntería. Mucha prisa, poca pausa para pensar y el marcador frenado en seco. Cada canasta costaba un triunfo. Por eso el tiro libre transformado por Carmen González era más que un punto, y el contrataque culminado por Ángela Martín más que dos. Y también por eso resultaron casi decisivos los triples de Lidia Echevarría y María Muñoz, que lanzaron al Canoe hasta 25-37. En el tercer cuarto aún llegó otro, de Carolina Bertoncini, y un 2+1 de Paula Rubio. El bombardeo supuso un 28-43 con diez minutos por delante. Al Coslada le quedaba un último intento. Había que arriesgar aún más, pero, por encima de todo, acertar con un aro que se hacía cada vez más pequeño (14 puntos en el primer cuarto, 9 en el segundo, 5 en el tercero...). En cambio, en el Canoe crecía la confianza. Pese al hándicap añadido que supuso la lesión de Paula Martín, con un esguince en un tobillo, las locales lo intentaron (33-48) pero las canoístas, apoyadas en su mayor dominio del rebote, aguantaron y sentenciaron en los minutos finales.

Paula Esteban avanza hacia la canasta del Coslada, ya en la segunda mitad.