"El año pasado acabamos en el puesto 34. Hoy estamos entre los ocho mejores". La frase de Javier Iglesias, entrenador del Juventud Alcalá cadete (en la imagen, manteado por sus jugadores) llegó tras la victoria de su equipo sobre el Arrabe Asesores Pozuelo por 66-57, la segunda y definitiva de la serie. El Juventud Alcalá se hizo con un hueco entre los ocho mejores equipos de Madrid al imponerse en un partido que comenzó con ventaja visitante, pero se inclinó a favor de los complutenses con un parcial de 16-0 entre el primer cuarto y el segundo (de 7-14 a 23-14). A partir de ahí, tocó resistir a un Pozuelo que buscó la remontada hasta el final.
Juventud Alcalá 66 (20+15+11+20): Ignacio Cano, Víctor Villalba, Adrián Llana, Adrián Rodríguez Pablo Landskron -cinco inicial- Daniel García, Daniel Alonso, Adrián Castillo, José Alarcos, Pablo Cortijo, Alejandro Merlo y Pablo Martínez.
Arrabe Asesores Pozuelo 57 (14+15+15+13): Gonzalo Favieres, Enrique Gil, Sergio Alcubillo, Manuel Verdes, Guillermo Portabales -cinco inicial- Ángel Palmerín, Luis de Gómez-Selles, Pedro Tomás Carrasco, Javier Pastor, Javier Grande, Andrés Fernández y Darío Rojo.
Árbitros: Tejo y Del Val.
El Juventud Alcalá fue, junto al Baloncesto Leganés, el único equipo capaz de romper el factor cancha hace una semana, en la ida de octavos de final. El domingo, en el histórico pabellón Cajamadrid (ahora Fundación Montemadrid) trataba de destrozar las quinielas ante un Arrabe Asesores Pozuelo que, tras dominar en su grupo de la segunda fase, se jugaba ahora todo a una carta. El partido no tenía vuelta de hoja (sobre todo para el Pozuelo) y eso le hacía especialmente interesante.
El Pozuelo fue mejor bajo los aros, pero no le valió para ganar.
Los complutenses salieron con más fuerza, lo que se reflejó en dos penetraciones directas al aro visitante. La primera acabó en agua; la segunda en falta a Ignacio Cano, pero sin puntos desde los tiros libres. El Juventud Alcalá llegaba más, pero fue el Pozuelo el que se adelantó con un triple de Enrique Gil, uno de sus jugadores más determinantes. Pronto se vio que la responsabilidad pesaba mucho en los dos equipos. Los locales se la jugaban con penetraciones en la que o anotaban o, al menos, se cobraban una falta, pero los visitantes llegaban con mayor facilidad, en especial Gil, autor de siete puntos casi consecutivos. Con 7-14 a 4:21, el Pozuelo, más seguro también en el rebote, empezaba a abrir hueco. Falsa alarma. La reacción del Juventud Alcalá, impulsada por Ignacio Cano y Adrián Castillo, se plasmó en un parcial de 10-0 en apenas tres minutos que provocó el tiempo muerto del técnico visitante, Mario Rodríguez.
Sin embargo, el parcial se amplió a 13-0 antes del final del primer cuarto (20-14) y hasta 16-0 nada más empezar el segundo. El Pozuelo necesitaba despertar sí o sí. Gonzalo Favieres lo hizo con dos (valiosos) puntos desde los tiros libres, pero el golpe había sido muy fuerte y los visitantes habían perdido la frescura del principio, sobre todo en ataque. La clave estaba atrás, en evitar que el Juventud Alcalá ampliara la diferencia. Pese a la presión de los complutenses sobre la salida del balón, poco a poco el marcador volvió a estrecharse (23-18 a 7:05 para el descanso) a la vez que los dos equipos se soltaban con un juego más rápido, y también más impreciso, siempre dentro de una dinámica de equilibrio. La mejor prueba llegó cuando Ignacio Cano amplió la brecha y Enrique Gil contratacó enseguida. El Juventud Alcalá mantenía la delantera en el marcador (26-20 a 5:13), pero en un partido imprevisible. Tras un intercambio de triples y un infructuoso intento de escapada de los locales, el encuentro llegó al descanso con todo abierto: 35-29.
Adrián Castillo avanza hacia el aro visitante ante la mirada de Javier Grande y Enrique Gil.
El Juventud Alcalá estaba a veinte minutos de meterse entre los ocho mejores de Madrid... si el Pozuelo no lo evitaba. Guillermo Portabales estrechó el margen nada más salir del vestuario. Como al principio, los locales llegaban más, pero también erraban más. Adrián Castillo, solo bajo el aro, no podía fallar y mantuvo la diferencia. Los nervios estaban a flor de piel y se reflejaban en los lanzamientos precipitados en ambos bandos. De nuevo Castillo puso una nota de acierto, y, en el aro contrario, Enrique Gil rebañó hasta tres balones antes de anotar el 39-33. Mediado el tercer periodo, todo seguía en el aire. Los locales no podían escaparse ni los visitantes acercarse. El Juventud Alcalá llegó a ponerse ocho arriba (46-38), pero un 2+1 de Javier Grande y un tiro libre transformado por Favieres dejaron el marcador del tercer cuarto en 46-44.
El partido no engañaba. Prometía emoción y así era. El Juventud Alcalá había ido de más a menos, al menos en el apartado anotador, pero Adrián Castillo y Adrián Rodríguez devolvieron los seis de ventaja, que fueron nueve poco después, y diez (54-44 a 5:50)... Al acierto anotador (por fin) se unía una firme defensa, con múltiples ayudas que dificultaban los ataques del Pozuelo. Ya con las urgencias del crono, Enrique Gil lideró la ofensiva visitante, pero la bola no quería entrar. Sí lo hizo el triple de Pablo Landskron, que rompió la barrera de los diez: 57-44. Aún había tiempo para otro intento del Pozuelo, el último, con el rebote como arma. La diferencia se redujo algo (58-52 a 2:33, 60-53 a 1:21...), pero el Juventud Alcalá aguantó y logró su plaza en cuartos.
Adrián Rodríguez encuentra un hueco entre la defensa del Pozuelo.