El Zentro Basket Madrid demostró que es un equipo a tener muy en cuenta este año en la liga júnior con su victoria sobre el Baloncesto Torrelodones, un clásico de la categoría, que deja el Grupo 2 con un triple empate a dos victorias entre Zentro, Torrelodones y Fuenlabrada. El choque del Díaz Miguel resultó igualado de principio a fin. La defensa de los locales, su juego colectivo y su sangre fría en los instantes finales pudieron con un Torrelodones que tuvo al máximo anotador del encuentro, Eddy-Valentino Pinedo (19 puntos).
Zentro Basket Madrid 64 (18+13+13+20): Aboubacar Keita (9), Konrad Rosinski (6), Ken Issanza (2), Juan Manuel Vaquero (10), Víctor Gadea (3) -cinco inicial- Álvaro Vargas (2), Norman Strocen (2), Gabriel de Andrade (6), Juan Gómez, Diego Redondo (11), Taiga Okada (7) y Amadou Doumbia (6).
Baloncesto Torrelodones A 58 (13+18+14+13): Jorge Sánchez-Ramos (4), Hugo Pérez, Serigne Fallou Diop (7), Mike Mukendi, Eddy-Valentino Pinedo (19) -cinco inicial- Samuel Trujillo (6), Diego Martínez (6), Santiago Paz (6), Makar Voronin, Youssouf Mamby Traore (5), Alberto Fernández-Acero (2) y Miguel Alarcón (3).
Árbitros: Paredes y Valsaín.
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El Baloncesto Torrelodones comenzó con ventaja gracias a un tiro de
Serigne Fallou Diop, aunque enseguida llegó la respuesta de un Zentro Basket dispuesto a plantar cara. Entre las armas de los torresanos está su poderoso juego interior, de salida con
Diop y
Mike Mukendi más la aportación del internacional
Eddy-Valentino Pinedo, pero los locales no se quedaban atrás en músculo... y un rebote arañado por
Aboubacar Keita terminó con 2+1 y el 5-4 a los dos minutos y medio de juego.
Keita demostró su polivalencia poco después robando un balón. Y es que el partido no solo tenía músculo, también velocidad (en ocasiones precipitación) y espectáculo, como en el mate de
Ken Issanza, el 7-6. Las mínimas diferencias se mantuvieron en todo el primer cuarto, con muchas dificultades para romper las defensas.
Diego Martínez lo consiguió bajo el aro y al segundo intento... Sin embargo, cuando parecía que los visitantes podían escaparse (7-11), llegó un 11-0 que desembocó en el 18-13 con que terminó el primer cuarto.
El Baloncesto Torrelodones no acusó el golpe y comenzó el segundo cuarto en busca de la remontada.
Samuel Trujillo,
Jorge Sánchez-Ramos y
Pinedo empujaban a su equipo, que se puso a cuatro (20-16) en menos de un minuto. Un mate de
Amadou Doumbia (22-18) dio aire a los locales cuando más se acercaba su rival, y, poco después, el triple de
Keita amplió la renta. El Zentro Basket, movido por el pequeño
Taiga Okada, se mantenía al frente en un partido menos acelerado que en el primer cuarto y siempre con firmes defensas. A 1:26 para el descanso, el Zentro Basket mandaba por 31-25 tras el triple de
Juan Manuel Vaquero, pero el empate sobre la bocina de
Pinedo (ya en 10 puntos) reflejó perfectamente la enorme igualdad del encuentro.
Una vez culminada la remontada, los torresanos comenzaron la segunda mitad con un parcial de 0-6.
Diego Redondo tuvo que jugarse el fisico para colarse entre las torres rivales y frenar la racha, y, poco después, un 2+1 de
Víctor Gadea significó el 36-39... El partido estaba al revés que en la primera mitad, ahora con el Baloncesto Torrelodones por delante y el Zentro Basket intentando acercarse. Una asistencia de
Traore a
Diego Martínez alejó a los visitantes y los dos puntos que sacó bajo el aro
Gabriel de Andrade acercaron a los locales (38-41 a 4:50). El Zentro logró ponerse por delante a 1:40 (44-43), aunque el partido llegó al último periodo con ventaja visitante: 44-45. Ese intercambio de golpes y de mínimas ventajas (46-47, 48-47...), continuó al comienzo de ese último periodo. Un triple de
Vaquero, el 51-47, levantó al banquillo local, aunque todavía quedaban más de seis minutos y, a falta de cinco, el Baloncesto Torrelodones ya estaba otra vez ahí (53-52), aumentando el suspense... El incansable
Okada dio aire a su equipo, aunque solo fue un paso más en un final apretadísimo (57-55 a 2:38). El triple de
Diego Redondo (60-55 a 2:12) provocó el tiempo muerto en el banquillo visitante. Era el momento de la verdad, y los locales supieron resisitir para llevarse su segunda victoria de la temporada.