La gran final enfrentaba a los dos equipos invictos de la categoría. Real Madrid y Estudiantes llegaban con 15 victorias cada uno y con el pasaporte para el Campenato de España en el bolsillo. El Madrid empezó mejor y, pese al triple de
Ignacio Campoy, a los tres minutos ya mandaba por 9-3. El Estudiantes intentaba exprimir sus opciones al máximo, incluso
Campoy arañó un rebote entre una maraña de brazos rivales, pero la distancia se mantuvo mediado el primer cuarto (11-5) debido al dominio del Madrid en el rebote y a su alta efectividad. De hecho,
Ismael Sánchez alargó un poco más la brecha. El descaro del Estudiantes no era suficiente ante un Madrid que al final del primer cuarto ya mandaba por 25-8.
La distancia creció al comienzo del segundo con un parcial de 6-0. El Madrid era un vendaval imparable, aunque el Estu también dejaba destellos de calidad, como el costa a costa de
Máximo García-Plata, el 31-10. Pese a la diferencia en el marcador, los colegiales no dejaban de luchar y, como muestra,
Daniel Caraballo logró una trabajadísima canasta después de varios rebotes ofensivos. Por eso el margen bajó de los veinte puntos (32-16) e incluso el técnico blanco,
Daniel García, paró el crono para evitar sustos. Su equipo entendió las instrucciones, pero el Estudiantes estaba metido en el encuentro, un duelo más que entretenido, lleno de acciones de calidad, como el canastón de
Gildas Giménez (46-24) con que se cerró la primera mitad.
La segunda comenzó igual, con un intercambio de canastas. Ni el Madrid se relajaba ni el Estudiantes quería dejar de dar guerra.
Campoy seguía peleando contra los pívots blancos e incluso aprovechó una asistencia de
Sergio Corrales para hacer el 52-31. En el otro extremo, los blancos engordaban sus cifras con
Gildas Giménez, Sergio Gómez e
Ignacio Rupérez al frente. La distancia se mantenía en el entorno de los veinte puntos: 58-36 a 4:53 y 65-41 al final del tercer cuarto (parcial de 19-17). En el último, el Madrid pisó el acelerador, encadenó un par de robos y alargó la brecha más allá de los treinta (73-41 a 7:28).
Gonzalo García demostró que, aunque lejos en el marcador, el Estu seguía ahí. También
Sergio Corrales rebañando el 74-47, y , sobre todo, el último arreón colegial que volvió a rebajar la brecha por debajo de los veinte puntos (77-59 a 1:38). Pero la final tenía dueño, un Madrid inaccesible para todos sus rivales durante la temporada y lleno de talento, empezado por el MVP
Ignacio Rupérez, máximo anotador del encuentro con 20 puntos.