DAVID GONZÁLEZ / DPTO. DE COMUNICACIÓN FBM
Piluca Guil (30/03/1973) respira baloncesto por los cuatros costados. Escaló todas las categorías inferiores del Real Canoe hasta jugar en Liga Femenina, su hermano Luis es ayudante de Sergio Scariolo en la selección masculina absoluta, sus tres hermanas siguen jugando con ella en los Juegos Deportivos Municipales... Y es árbitra de la FBM por su hijo. "Desde chiquitito mi hijo Mateo quería ser árbitro. Hizo el curso el pasado verano y decidí hacerlo con él. Seguramente si no hubiera sido por Mateo, no lo hubiera hecho nunca. En la federación me preguntaban ¿pero vas a pitar? Y yo decía que sí. Y la verdad es que es muy chulo. Estoy encantada".
Para Manuel Pastor (10/01/1981) todo empezó "hace dos temporadas, cuando entrenaba al Primera Nacional [Liga VIPS] de Móstoles, la temporada que ascendimos a EBA [Tercera FEB]. Tenía en mi equipo a Javier Álvarez, que ahora es árbitro de Nacional, y hablaba con él de arbitrajes, de reglamento... Me dijo que hiciera el curso y que me cambiaría la visión, el punto de vista. Le hice caso y empecé a arbitrar. No pensaba en ningún momento que me iba a gustar tanto. Ahora estoy enganchadísimo".
Manu Pastor también tiene a sus espaldas una larga trayectoria como jugador, que incluye Fuenlabrada, Móstoles, Illescas, Toledo... "Empecé a jugar con seis años en Fuenlabrada y tengo 44. Llevo 38 años dedicado al baloncesto", comenta. Esa experiencia en las pistas se traslada al arbitraje. "Intento tener empatía con los jugadores y entrenadores, saber lo que necesitan y dialogar con ellos antes de tener que llegar a un aviso o una técnica. La suerte es que hasta ahora todos los partidos han sido tranquilos".
En el mismo sentido, Piluca Guil comenta que "como jugadora tengo carácter, pero cuando te pones en el otro lugar entiendes ciertas cosas. Ahora que soy árbitra me gusta ponerme en el lugar del entrenador y el jugador. Me cuesta mucho pitar una técnica. Cuando un jugador reacciona tienes que darle un poquito de espacio para que se calme. Esa experiencia me ayuda". Piluca sigue jugando (en los JDM) y entrenando (en San Ignacio Torrelodones) y reconoce que en los partidos de minibasket que pita "a veces me sale la vena de entrenadora, ayudar, enseñar..."
Después de toda la vida en las canchas como jugadores o entrenadores, en su salto al arbitraje Piluca y Manu han tenido anécdotas o han notado miradas de sorpresa. "Esta mañana -señala Piluca Guil- he pitado un partido en el Gredos San Diego de Las Rozas y uno de los entrenadores era Álvaro, el hijo de Pepe Blanco. Si cerraba los ojos veía a su padre dirigiéndome en Canoe cuando yo era pequeña. Son flashes de la vida, imágenes de hace cuarenta años. También me he encontrado dirigiendo a Laura García, que fue compañera mía. Te ven vestida de árbitro y te dicen: ¿qué ha pasado aquí?... Pero luego muy bien". Manu Pastor comenta que "me pasaba la temporada pasada y me sigue pasando. Conozco tanta gente en el baloncesto que allá donde voy la gente se extraña al verme vestido de árbitro. Me dicen que me he pasado al lado oscuro [risas]. La verdad es que se sorprenden bastante".
Ambos aconsejan a jugadores y entrenadores ver el baloncesto desde ese otro lado. "Hay muchos jugadores de 16 años en el club a los que animo a hacer el curso. No solo para conocer el reglamento mejor sino porque yo lo disfruto un montón. Me parece una experiencia muy positiva", afirma Manu Pastor. Piluca Guil va más allá: "Es necesario que los jugadores o entrenadores se pongan alguna vez en la piel del árbitro para saber lo que es, aunque sea de forma oficiosa, en pachangas... Que entiendan y vean lo difícil que es arbitrar, tomar decisiones al segundo. No tiene nada que ver un partido desde el punto de vista del jugador en la pista, del entrenador en el banquillo, como público en la grada o como árbitro. Son puntos de vista diferentes y el mismo partido se ve de una forma o de otra".
El arbitraje no solo sirve para conocer el baloncesto desde otro lado, también es una manera de mantenerse en forma, como un deportista más. A sus 51 años Piluca Guil sigue jugando, Manu Pastor ya no, pero comenta que "tenemos las pruebas físicas en septiembre. Intento cuidarme. Me sirve como una actividad deportiva para mantenerme en forma". En lo que ambos coinciden es en el último palo que les queda por tocar dentro del baloncesto. "Me queda anotar, pero eso será cuando ya no pueda correr", señala Piluca. "Estoy pensando, y no es coña, hacer el curso de anotador por si algún fin de semana estoy lesionado y no puedo arbitrar", comenta Manu Pastor.