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"¿Esclerosis múltiple? A felicidad no me gana nadie"



No esperes a que pase la tormenta, aprende a bailar bajo la lluvia, dice su lema. Asier de la Iglesia (Zumárraga, 05-01-1983) aprendió de niño a correr en una cancha de baloncesto; con 30 años, cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple, a bailar bajo la lluvia. Nueve años después, la tormenta sigue ahí, en su falta de sensibilidad en la piel, en sus problemas en una pierna, en la amenaza de los temidos brotes..., pero Asier sigue jugando al baloncesto. Ahora en la Liga VIPS. El miércoles debutó con el BT (Baloncesto Torrelodones) con 10 puntos, 6 rebotes y 11 de valoración. Su próximo reto es ascender a EBA y jugar (al menos) hasta los 40.


Llevabas dos años sin jugar y llegas a Torrelodones, ¿por qué? ¿cómo se produce esta incorporación?

Me vine a vivir a Madrid, a un sitio nuevo, sin muchos amigos, con mucho tiempo libre y quería jugar. Conocía a Luis [Arbalejo] de cuando estaba en el CAI Zaragoza. Le escribí el año pasado justo cuando estaban jugando la fase final para ascender a Liga EBA. Me dijo: Si subimos, vienes. No subieron y lo dejamos en stand by, pero en verano le volví a escribir y le dije que quería jugar. Me gustaba Torrelodones por un tema de seriedad. Aunque me echaba un poco para atrás correr de un lado para otro con 39 años en un equipo tan joven y tan físico, sabía que son serios, que siempre quieren ganar, que exigen... Yo cuando juego, aunque sea a las chapas, juego a ganar, y sabía que aquí quieren ganar siempre, así que empecé a entrenar...

Pero el debut se retrasó por las lesiones...

Jugamos cuatro amistosos y en el último antes de empezar la liga, contra Estudio, en el minuto uno me pegó un tirón. Nunca había tenido una rotura de fibras en mi vida. Un mes de recuperación, dos entrenamientos y me volví a romper, otro mes y pico, y me volví a romper... Al final he estado cuatro meses parado.

¿Y cómo te has sentido en este primer partido?

Siempre decía que solo quería jugar y que la pierna no me fallara, y no me ha fallado. Y luego están las sensaciones... Yo tengo el 94 por ciento de sensibilidad de la piel perdida. Me cuesta mucho adaptarme al balón de juego. Necesito tocarlo antes, tenerlo en las manos un minuto... y esta vez no he podido [hace un gesto de decepción]. Cuando tengo un balón nuevo es como tirar una piedra. Cojo el balón, cierro los ojos y no sé si es plástico o madera, si está frío o caliente... Para mí es muy importante tenerlo un rato antes y esta vez me ha costado un poco más adaptarme. Pero bueno, he estado a gusto.

¿Qué conoces de la Liga VIPS? ¿Has visto algún partido?

No he jugado nunca en Primera Nacional. Solo había visto un poco la de Euskadi, pero, aunque estaba lesionado, sí he visto todos los partidos de mi equipo, los diez que habían jugado hasta ahora. He visto cinco equipos y lo que sí he notado como diferencia respecto a la de Euskadi es que hay gente más alta. No sé si mejor o peor, ahí no me voy a meter, pero sí interiores más altos. En otras ligas hay menos altura.

¿Qué puedes aportar tú al Baloncesto Torrelodones y qué te puede aportar esta experiencia a ti?

Ellos a mí las ganas que tienen. Cuando tienes 39 años y juegas con chavales de 16 o 18 te metes en la dinámica de ellos, en su energía. ¿Y qué les puedo aportar yo? Tranquilidad. Cuando nos han hecho un parcial y se han puesto a diez, hemos metido tres balones interiores y he jugado más tranquilo. Cuando tienes su edad, crees que ganas partidos por correr más y saltar más, y a veces hay que parar el partido, que te hagan una falta... Eso es veteranía, aunque, claro, con 39 años yo no soy veterano, soy un dinosaurio [risas].

Hace nueve años te diagnosticaron esclerosis múltiple, casualmente el mismo día que recogías las llaves del piso que habías comprado con tu pareja. ¿Qué pasó por tu cabeza ese día?

En aquel momento no tenía ni idea de lo que que era la esclerosis múltiple. Me habían detectado una enfermedad que me quitaba la sensibilidad y como llevaba un mes sin sentir nada en la piel y sabía que era igual de feliz no pensé nada más. Porque si ese día salgo del hospital pensando que me podía quedar ciego o en una silla de ruedas seguramente hubiese salido llorando, pero no, salí pensando que era feliz.

Durante cuatro años no te llamó ningún equipo e incluso un club francés te iba a fichar y al enterarse se volvió atrás... ¿cuál ha sido el peor momento en estos años?

Fue en un partido, cuando un jugador contrario me dijo: "Espero que la enfermedad te vaya mal". Que me insulte un jugador de baloncesto, aunque no lo conozca, es como si me insulta alguien de mi familia, porque es mi entorno, donde me siento cómodo. Que uses malas artes para ganar un partido vale, pero eso... Ahí estuve llorando cinco minutos, cuando nunca he llorado por la enfermedad, y después dije: "Asier, que le den por culo. ¡Me da igual!" Ese ha sido mi peor momento. He estado ciego, he estado sin mover la pierna derecha, en silla de ruedas, me he meado encima en un partido, delante de mil personas, y mi peor momento de la esclerosis múltiple ha sido ese, un tío que me insulta.

¿Cómo te afecta la enfermedad en la vida cotidiana?

Por ejemplo, me gusta mucho cocinar y me quemo en el horno. Esto [enseña la mano] es de la última vez. Toqué el horno, no lo noté y me quemé. Te cortas... hay que andar con mucho cuidado. Aprendí a subir y bajar escaleras porque al no tener sensibilidad en la planta de los pies subía menos la pierna y no apoyaba. Son cositas a las que te vas acostumbrando, como en el baloncesto, donde tuve que cambiar mi forma de jugar.

¿El deporte te ha ayudado?

El deporte forma parte de mi vida, es mi vida. Además, ahora con mis años, juntarte con gente joven te da energía. En el caso de esta enfermedad dicen que para evitar la fatiga viene bien hacer deporte. Y luego lo de siempre. Cuando tienes cualquier enfermedad, aunque sea un dolor de muelas, lo mejor es hacer cosas que te gustan. Si te duele una muela y te sientas en sofá a ver la televisión, te va a doler a morir. Si te vas a música, a baile o a lo que te guste, no te dolerá tanto. Hacer cosas que te gustan siempre ayuda.

Hablábamos de los malos momentos, pero también ha habido otros buenos. Debutaste en la Liga Endesa con Guipúzcoa Basket y participaste en una concentración de la selección absoluta.

Sí, me llamó Garbajosa, que había hablado con Scariolo y quería que fuera a una concentración. Estuve una semana con ellos, en Tenerife, y fue una experiencia diferente. Sobre todo me hizo ilusión ver el respeto que tenían a lo que yo hacía. Lo que me he ganado durante estos años es el respeto. Quizá es una tontería, pero jugar con esclerosis múltiple con 35 años, sin sentir el balón, cambiando la forma de jugar y hacer 30 de valoración... Al final la gente que juega al basket sabe que tiene mérito.

Has dicho que tienes cinco minutos malos al día...

Sí. A ver... yo soy el tío más feliz del mundo. A felicidad no me gana nadie. Sí es verdad que hay cinco minutos al día en que te cagas en todos los muertos, y en ti mismo, y en la mala suerte, pero luego dices: ¿Dónde voy? Tengo 18 lesiones cerebrales pero sigo jugando al baloncesto, tengo una familia sana, puedo pagar las facturas y comer... Hay muchas cosas buenas en la vida.

Mucha gente confunde la esclerosis múltiple con la ELA, ¿falta información?

Alguna vez he dicho eso, pero tampoco la gente de la calle tiene que ser médico. Nosotros, al tener la enfermedad, tenemos que darle difusión y que el que nos oiga se entere, pero no es posible que todo el mundo sepa todo sobre la esclerosis múltiple, porque entonces también tendrían que conocer todo sobre la enfermedad de Crohn o sobre el sida o sobre tantas y tantas enfermedades. Al final aprendemos sobre lo que nos toca o si tenemos a alguien cercano. El otro día estuve en una conferencia con Juan Carlos Unzué y lo que sí me fastidia es que alguien se confunda y les diga: Pues yo conozco a uno con ELA que lleva nueve años jugando al baloncesto. No, eso es falso. Me fastidia por ellos, porque tienen una esperanza de vida de dos a cinco años. La ELA es para mí la enfermedad más cruel que existe.

Has vuelto a las canchas, ¿qué planes tienes?

Nunca había pensando en retirarme. Hace dos años lo dejé por el COVID, porque el equipo había bajado y no tenía muchas ganas de jugar, pero no me retiré. El otro día [5 de enero] cumplí 39 y ahí sí pensé que estaría bien retirarse con 40. Para eso tengo que jugar este año y el próximo. Lo interesante sería subir con Torrelodones y retirarme en EBA.








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