Federación de Baloncesto de Madrid

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"Sin el apoyo de mi familia no estaría aquí"



Se prepara para disputar una Copa de Mundo en casa. De las que solo se viven (y se disfrutan) una vez. Paula Saravia está entre las quince elegidas (aún queda un corte) en la selección española U19. Pase lo que pase, es el premio a una ilusión que empezó en Alcázar de San Juan, que creció con largos viajes a diario entre la localidad manchega y el Magariños, y que se mantiene intacta después de un duro primer año como rookie en LF Endesa.


DAVID GONZÁLEZ / DPTO. DE COMUNICACIÓN FBM
Fotos: FBM / FEB/ Rocío Benítez


A pocos días de disputar una Copa del Mundo, ¿cómo estás?

Nerviosa. De momento, estamos quince. Hay que hacer un corte y estoy nerviosa por saber si voy a estar dentro o no. Obviamente, en el caso de que esté, después vendrán los nervios de jugar un Mundial en Madrid, en mi casa... Y por encima de todo estoy muy contenta de estar aquí.

¿Jugar la Copa del Mundo en la Comunidad de Madrid es un plus de motivación o de presión?

Es un Mundial del que nos llevan hablando mucho tiempo. Desde que entré en la U16 ya se escuchaba hablar de este Mundial. Es muy especial y para mí es más especial todavía porque llevo en Madrid casi toda la vida, desde que entré en el Estu. Me hace muy feliz poder jugar en casa.

¿A qué aspira esta selección? ¿Cuáles son vuestras sensaciones?

El último torneo [Alcañiz, con pleno de victorias] nos ha dejado unas sensaciones muy buenas. Hemos competido contra buenos equipos como República Checa, China y Lituania, que es el actual campeón de Europa. Nos ganó el año pasado en el Europeo U18. Las selecciones españolas de todas las categorías siempre tienen la aspiración de, como mínimo, tocar medalla. Es a lo que aspiramos.

Es una bonita costumbre...

Sí, últimamente se está volviendo una costumbre [risas].

¿Cómo animarías al público a ir a los pabellones? ¿qué se van a encontrar?

El baloncesto femenino está en un momento de auge. Estamos haciendo que los pabellones empiecen a llenarse. El otro día en Alcañiz había mil personas viéndonos jugar. No siempre se vive un Mundial, no todos los años existe la posibilidad de tenerlo en casa. Me parece una oportunidad muy chula de ver un muy buen baloncesto.

Empezaste a jugar al fútbol, pero te pasaste al baloncesto, ¿por qué?

Jugaba al fútbol y un día le dije a mi padre que quería apuntarme a baloncesto en el cole porque jugaban mis amigas, jugaba mi prima... por probar. Probé y me gustó. Jugaba en el equipo de mi pueblo [Alcázar de San Juan] y un día mi padre me preguntó si me apetecía ir a Estudiantes, donde él había jugado. Fui por probar, sin intención de que me fueran a coger. No me lo esperaba, pero me cogieron y ahí sigo...

Y desde ese momento, cuatro años de viajes Alcázar-Madrid ida y vuelta. Más de 320 kilómetros cada día de entrenamiento.

Sí. Los cuatro primeros años con mi padre en el coche ida y vuelta tres días por semana...

Solo tenías 12 años. ¿Se hizo duro o lo tenías muy claro?

Yo lo tenía muy claro. Me movía la ilusión que tenía dentro. Sabía que si quería competir a un nivel mayor tenía que salir de Alcázar y era muy pequeña como para vivir sola en Madrid. Ahora, con perspectiva, lo pienso y digo ¡madre mía! Ahora hago un viaje entre semana porque me apetece y me parece largo. No me explico cómo lo hacía casi cada día durante cuatro años, pero si no hubiera sido por eso no estaría aquí.

En todos los casos el apoyo de la familia es muy importante, pero en el tuyo especialmente...

Sí. Sin mi familia, especialmente mi padre, seguramente hubiera dejado el baloncesto o no hubiera podido seguir compitiendo a tan alto nivel.

Desde los 16 años ya vives en Madrid, ¿cómo es tu rutina?

La verdad es que tenido varias... Ya es mi tercer año viviendo aquí y este último ha sido un poco loco. Jugar en Liga Femenina te ocupa casi el 90 por ciento del tiempo. Entre la carrera y el baloncesto con los viajes no he tenido tiempo para casi nada más, pero es a lo que me quiero dedicar. A veces se hace duro, pero merece la pena. 

¿Sigues estudiando?

Sí. Empecé INEF, pero este año me he cambiado a Psicología. Tanto deporte ya saturaba un poco [risas]

¿Se ha hecho duro compaginar los estudios y el deporte de alto nivel?

Se hacía duro tener que estudiar en el coche. Salía de casa a las cuatro de la tarde, llegaba a las doce o la una de la madrugada, y seguía estudiando porque tenía examen al día siguiente. Era duro, pero en el momento en que se me iba a complicar de verdad, al entrar en Bachillerato, tomé la decisión de salir de casa. Creo que lo compagino bastante bien, aunque siempre hay momentos en los que puedes ir un poco más justa. También es lo que he decidido.

¿Hay algún momento especialmente bueno, que siempre recuerdes?

Todos. He tenido tantos momentos, y tengo tantas historias dentro del coche con mi padre que no puedo quedarme solo con una. Cada año ha tenido momentos especiales...

¿Al final te quedas con esos viajes entre Alcázar y Madrid?

Sí. Los echo muchísimo de menos. Fuera de lo deportivo lo mejor ha sido los viajes en el coche con mi padre. Nos ha pasado de todo. Hemos pinchado ruedas, hemos roto coches... Tenemos una historia con un coche fantasma que a día de hoy todavía la hablamos porque nos adelantaba varias veces pero nosotros no veíamos que lo adelantarámos... Tenemos historias para escribir un libro.

Estuviste en la selección cadete de Madrid, ¿cómo recuerdas ese paso?

Fue chulo. Yo estaba acostumbrada a ir a los Campeonatos con la selección de Castilla-La Mancha, que no tiene una gran presión competitiva. Con Madrid competimos con selecciones como Cataluña, Andalucía, País Vasco... Me hizo mucha ilusión. Además, pude jugar con muchas compañeras con las que me llevaba enfrentando muchos años. Esa experiencia te hace crecer.

Este año ha sido el primero como jugadora de Liga Femenina Endesa con el Movistar Estudiantes, ¿qué balance haces?

Ha sido un año duro. Ver que pasan los partidos y no entras en rotación, o entras y juegas un minuto... Ha sido duro sobre todo encontrar la motivación de ir a entrenar y decirte que aunque no veas los resultados hay que seguir trabajando. Pero todo el mundo me ha dicho lo mismo, que hay que tener paciencia, que todo llega... Eso es lo que me ha mantenido. Al final pienso que el año ha sido duro, pero muy, muy bonito. Me quedo con el grupo de personas que hemos hecho en el equipo. He tenido una suerte tremenda. Para ser el primer año creo que no he podido tener más suerte y estoy muy ilusionada con la nueva temporada.

¿Cuál es el objetivo de las women in black y el tuyo personal?

El objetivo del equipo debe ser al menos igualar lo que hemos conseguido estos tres años, clasificarnos en EuroCup, jugar los playoffs, la Copa de la Reina... El mío personal es poder aportar cada vez más al equipo, entrar en rotación y seguir creciendo como jugadora dentro de mi club.

¿No te has planteado marcharte a Estados Unidos?

No. Es verdad que el año pasado, cuando las de mi edad se empezaban a ir, sí me llamó la atención, pero por saber qué universidades me podrían haber llamado. Pero ya tenía la oferta del Estudiantes y tenía claro que quería quedarme. Ahora mismo me veo en Estu y lo que tenga que pasar ya llegará.

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