DAVID GONZÁLEZ / DPTO. DE COMUNICACIÓN FBM
Fotos: Distrito Olímpico / Rocío Benítez / D. G.
Iñaki, el eterno capi de Distrito, es todo pasión por el baloncesto. En la cancha y fuera de ella, cuando repasa su larga trayectoria. Por eso no sabe cómo reaccionará el sábado. "Para los que lo vivimos al cien por cien es así. Después de tantos años jugando no sé qué pasará. Será una mezcla de emociones. Seguro que alegría por todo lo que he vivido y sentido estos años. No solo en Distrito, porque esto no es una despedida de Distrito, es una despedida del baloncesto". Y aclara: "Una despedida como jugador porque seguiré vinculado al club, pero no es lo mismo que sentir la camiseta, sudarla en un partido, los nervios de competir, vivir el día a día... Todo eso lo voy a echar de menos".
El capitán dejará las pistas, pero seguirá en el Distrito Olímpico, poniendo su experiencia al servicio del club. "Ellos quieren que siga y yo quiero seguir. Son muchos años vinculado al club y hay un sentimiento de pertenencia", afirma. Pero también tiene claro que "como entrenador de momento no, porque necesito un tiempo sin pisar el parqué y sin tener un balón en las manos. Ayudaré de otra manera, desde las oficinas, pero el baloncesto no lo puedo dejar".
Será la primera vez que se aleje del parqué en casi tres décadas. Desde que hizo las pruebas para el infantil B del Estudiantes animado por sus hermanos. "Mi hermana Elena era abonada de Estudiantes y mi hermano Javi jugaba al baloncesto. Cuando le veía jugar me molaba. Empecé a jugar en el cole y mi hermana me animó a hacer las pruebas porque estaba muy desarrollado físicamente y tenía buen tiro, aunque también era muy despistado". En la carta de despedida que ha publicado en sus redes sociales, Iñaki hace un repaso a los entrenadores que le han ayudado, empezando por Jota Cuspinera. "Entre él y Joaquín Asensio decidieron que me quedara". Y recuerda una anécdota: "En las pruebas, Jota pidió que hiciéramos entradas con cambio de ritmo. Yo me quedé mirándole y le pregunté qué era eso de cambio de ritmo. En esas pruebas empezó todo".
Iñaki del Castillo vistió la camiseta del Estudiantes durante diez años, desde infantil hasta Liga EBA. Incluso llegó a hacer una pretemporada con el primer equipo de ACB. "Carlos Jiménez, Sergio Rodríguez e Iker Iturbe estaban en la selección y tres de los jugadores del EBA subíamos con el ACB. La experiencia fue buena, pero, claro, defender a Pancho Jasen no era como jugar en EBA [risas]". De esos años Iñaki se queda con los éxitos deportivos (dos subcampeonatos de España júnior, un campeonato de España sub'20...) pero, sobre todo, con las relaciones personales. "Tenemos un grupo de whatsapp en el que están Sergio Soria, Carlos Suárez... Imagina las cosas que vivimos durante diez años. Además, en esa época Estudiantes molaba mucho. Había entrenadores de cantera como Mariano de Pablos, Joaquín Asensio, José Antonio Ramírez, Iván Recio... Nos lo pasábamos genial, nos divertíamos y encima ganábamos".
El Estudiantes subcampeón de España júnior. Iñaki es el número 11 (el primero agachado).
En 2006 salió del Estudiantes camino al equipo EBA de Colmenar Viejo, donde permaneció una temporada. Después llegarían CREF (un año, en el que conoció a María, su pareja), Majadahonda (otro), Coslada (dos) y, casi sobre la bocina, Distrito Olímpico. "Estuve a punto de volver a Estudiantes, pero no pudo ser y me quedé sin equipo. Pablo Borrás contactó con Miguel Ángel Lago, Miguel me llamó... y hasta el día de hoy". En sus trece años en San Blas, el capitán ha vivido dos ascensos a Liga EBA. El primero en 2019 en Alcalá de Henares, el segundo la temporada pasada en casa "disfrutando con el bombo y toda la afición". Y, sobre todo, en tantos años "se ha creado un vínculo muy fuerte con gente como Nacho Romay, Rodrigo García, Pablo Villar... Son amistades para toda la vida".
Los dos ascensos a Liga EBA, en Alcalá de Henares y San Blas.
Junto a los entrenamientos con el primer equipo del Estudiantes, Iñaki rozó la élite cuando fue convocado con la selección española júnior. "En el Campeonato de España júnior de Menorca fui el mejor triplista y Txus Vidorreta me llamó. Hice toda la preparación con ellos, pero tuve mala suerte porque se me cayó un plato en el pie, me corté y me tuve que volver. Luego ellos fueron campeones de Europa". Sin embargo, prefiere ver el lado positivo y no pensar qué hubiera pasado si... "En ese momento lo pasé mal. La selección te abre muchas puertas, pero, sinceramente, no me duele porque al final he seguido disfrutando del baloncesto y tengo un buen trabajo. Quizá si hubiese jugado ese Campeonato de Europa no tendría este trabajo. De eso te das cuenta cuando eres mayor. Hay gente que ha jugado en LEB Oro o LEB Plata y luego lo pasa mal". ¿Hay que tener un plan B? Claro, es importantísimo. Hay que tener otras salidas porque del baloncesto viven cuatro, pero a veces la gente joven no se da cuenta".
Su futuro pasa por compartir esas experiencias con los más jóvenes: "No es solo el sentimiento de pertenencia a un club, sino el vínculo con el equipo, seguir unas normas, comportarse en un banquillo... También cómo afrontar malos momentos, como las lesiones". En definitiva, ser un espejo para los niños del Distrito Olímpico: "En el mundo del baloncesto no soy nadie, pero cuando voy a ver un partido de cantera los niños del club se emocionan porque ahí está Iñaki, el del primer equipo".