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"Las estadísticas hacen daño"



Carlos Montes (Madrid, 03-05-1965) llegó al baloncesto tarde, con 13 años, y sin proponérselo porque lo que le gustaba era el fútbol (llevaba el número 4 por el madridista Pirri). Pero sus 18 temporadas en la ACB (Estudiantes, Caja San Fernando, Gran...

Entrevista Carlos-Montes1Carlos Montes (Madrid, 03-05-1965) llegó al baloncesto tarde, con 13 años, y sin proponérselo porque lo que le gustaba era el fútbol (llevaba el número 4 por el madridista Pirri). Pero sus 18 temporadas en la ACB (Estudiantes, Caja San Fernando, Granada, Cáceres y Valladolid) le convierten en uno de los hombres récord de un deporte en el que ha tocado todos los palos: jugador, director deportivo y ahora entrenador del colegio Joyfe, un clásico del baloncesto madrileño.



 

¿Cómo empezaste con el baloncesto?

Empecé en Boadilla del Monte con 13 años. No sabía ni lo que era un balón de baloncesto, pero mi padre quería que hiciera algún deporte y me apuntó a baloncesto porque era donde había plazas. Igual podía haber sido jugador de balonmano. A mí lo que me gustaba era el fútbol. Era mi pasión. De hecho, siempre he llevado el 4 porque era el número con el que jugaba al fútbol y lo tenía por Pirri. Los primeros meses estuve muy enfadado con mi padre por apuntarme a baloncesto, pero en Boadilla coincidí con un buen grupo, nos hicimos amigos, el ambiente me enganchó y al segundo año empecé a destacar. Estuve allí los dos años de infantil y después me fichó el Inmobanco.

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Como estudiante en el Joyfe. En 2011 volvió
como director deportivo y entrenador.

En tu historial aparece el Alcorcón...

El último año de junior, el senior del Inmobanco desapareció y para no dejar a la cantera colgada nos mantuvieron con el nombre de Alcorcón, aunque la estructura era la misma. Mi entrenador era Tirso Lorente.

En esa época estudiaste en el colegio Joyfe.

Sí, estuve cuatro años. Lo que antes era BUP y COU.

¿Cómo fue la llegada al Estudiantes?

Entré en el primer año de senior ya para el primer equipo. Yo siempre digo que para llegar a la élite hacen falta dos cosas, condiciones y suerte. Probablemente lo más importante es la suerte, porque muchas veces llegas a equipos en los que no tienes hueco. En esa época, el Estudiantes se estaba renovando. El año anterior había fichado a tres jugadores del junior del Real Madrid, Javi García Coll, Pedro Rodríguez y Jon Rementería. Después me ficharon a mí y a Vicente Gil. Tuve suerte porque competía por el puesto con García Coll y los dos éramos jóvenes. Entras en igualdad de condiciones, no con jugadores muy veteranos que te pueden cerrar el paso.

Después coincidiste en el Estu con jugadores míticos.

Sí, con John Pinone, David Russell, Vicente Gil... más tarde vino Rickie Winslow. Los históricos.

¿Tienes algún recuerdo especial de esa época?

Fueron para mí los años más bonitos del baloncesto. Trabajábamos, éramos profesionales, pero no teníamos la mentalidad que hay ahora. Los jóvenes de ahora ya ven el baloncesto como una carrera profesional. Cuando me fichó el Estudiantes yo solo pensaba que qué bien, que podía seguir jugando al baloncesto en mi ciudad, pero no me planteaba nada más. No había connotaciones económicas. De hecho, al principio teníamos dos jugadores, Héctor Perotas y Vicente Gil, que tenían sus trabajos y faltaban a los entrenamientos o tenían que viajar el mismo día del partido en lugar del día anterior. A nosotros nos pasaba igual con las clases o los exámenes. El baloncesto era muy importante, pero estaba al mismo nivel que los estudios.

Entrevista-Carlos-Montes5El Estudiantes de ACB en la temporada 88-89. Montes es el primero
por la izquierda agachado. Junto a él, José Miguel Antúnez.

Llegaste al baloncesto de casualidad, pero estuviste 18 años en la ACB.

Sí... a lo mejor es por eso (risas). Curiosamente, los jugadores de esa época hemos sido mucho más longevos. También es cierto que los clubs han cambiado y al entrar tanto comunitario hay muchísimos menos jugadores españoles en la ACB. Pero el que vale llega.

En tu caso, batiste récords (es el octavo jugador con más minutos en la historia de la ACB, entre sus excompañeros Orenga y Antúnez)... ¿hay algún secreto?

Para ser longevo hace falta que te respeten las lesiones, cuidarte mucho y también ir evolucionando con el baloncesto. El baloncesto que se jugaba cuando yo empecé con 18 años no era el mismo que cuando me retiré en Valladolid con 36. Hoy pasa lo mismo. No es lo mismo el que se jugaba cuando empezó Navarro que el de ahora. Los jugadores tienen que irse adaptando. Hay épocas en las que eres el importante del equipo y en otras tienes que adaptarte a ser un jugador complementario pero necesario.

En todos esos años, ¿algún entrenador te marcó especialmente?

Los tres que más han podido influir en mí fueron Paco Garrido, que me dio la oportunidad de jugar en el Estudiantes con 18 años; Alberto Pesquera, que confió en mí y por él fui a Sevilla, Granada y Cáceres, y Pedro Martínez. Solo estuve un año con él, pero me hizo ver el baloncesto de otra forma, más completa.

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Una entrada a canasta frente al CAI Zaragoza.

Aparte de lo que hemos hablado, ¿qué otras diferencias hay entre el baloncesto de antes y el de ahora?

Ahora la mentalidad es mucho más profesional. Tienes que estar preparado para estar hoy en un club y mañana en otro, o salir dos minutos y rendir desde el principio. Cuando yo empecé eran dos mitades de 20 minutos y a lo mejor jugábamos los 20 seguidos. No hacía falta rendir a tope desde el minuto uno, y tenías que aportar un poco de todo. No era un juego tan especializado ni influían tanto las estadísticas. Creo que  las estadísticas están haciendo mucho daño. Hoy en día los clubs están demasiado pendientes de ellas y fichan jugadores específicos que hacen muy bien una cosa determinada. Un ejemplo es Wallace, el pívot tirador del Barcelona. Antes los jugadores eran más completos, hacían de todo.

¿Y respecto a los entrenadores?

Ahora influyen demasiado en el juego, aunque a la hora de la verdad se demuestre que el que decide es el jugador. De hecho, en el último partido de Euroliga del Real Madrid, contra el Zalgiris, Pablo Laso pidió tiempo y explicó una jugada, pero al final decidió un triple de Sergio Rodríguez con el que nadie contaba. Lo que gana partidos es el talento de los jugadores.

Además de jugador y entrenador, conoces el trabajo en los despachos, ya que fuiste director deportivo del Estudiantes.

Sí. He intentado tener una visión global del baloncesto. Como jugador solo lo ves de forma individual, tu juego y lo que está relacionado con él. Como entrenador ves el juego en su conjunto, quieres que todo fluya. Cuando eres director deportivo es mucho más complejo. Es un trabajo de planificación a corto, medio y largo plazo. Te tienes que sentar con los agentes, negociar la parte económica... Cambias el chip totalmente, pero a mí me me encantó. En el Estudiantes intenté cambiar la dinámica un poco catastrofista que tenía en esos años y estabilizarlo.

El año pasado volviste al Joyfe como director deportivo y como entrenador del equipo de Primera Nacional masculina, ¿con qué objetivos?

La idea es organizar un poco la cantera. Trabajar bien con los chavales para que vayan creciendo y que, poco a poco, nutran las categorías de arriba hasta llegar al senior. Que sea un trabajo serio, estructurado y los chavales tengan una buena educación deportiva. Es fundamental para darles otros valores que no sean solo los meramente académicos.

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En el banquillo; un nuevo capítulo en la trayectoria deportiva de Montes.

¿Qué valores puede enseñar el baloncesto?

El baloncesto, igual que cualquier otro deporte, da algo que no puede enseñarse en las aulas. Igual que se intenta que los niños aprendan matemáticas jugando, mientras juegan al baloncesto aprenden valores como el trabajo en equipo, el sacrificio, trabajar bajo presión o en situaciones de tensión física, porque el baloncesto es un deporte de contacto. Además, se combaten situaciones como el racismo. Juegan juntos chavales de distinto color o religión y no hay ningún problema. Y todo eso se transmite a los jugadores. Por eso cuando un chaval saca malas notas y los padres dicen que le quitan del baloncesto, yo intento decirles que no o que eso sea lo último, porque entonces deja de hacer deporte, deja de formarse físicamente y no va a conseguir todos esos valores. Y nadie me ha demostrado que si un chaval suspende, al quitarle el baloncesto empiece a aprobar.

¿Cuál es el nivel del baloncesto madrileño?

Muy bueno. En Primera Nacional me ha sorprendido. Quizá porque al desaparecer la LEB Bronce y descender el poder económico en LEB Oro y Plata, jugadores que antes sacrificaban su vida profesional por dedicarse al baloncesto ahora no pueden y prefieren dedicarse profesionalmente a otra cosa y jugar en Primera Nacional. En esta liga hay jugadores que podrían estar perfectamente en categorías superiores.

¿Cómo es el Carlos Montes entrenador?

Muy exigente. Desde el principio de temporada digo a mis jugadores que les exijo lo mismo que a un equipo profesional: seriedad, trabajo... pero entendiendo que ellos sacrifican mucho por venir aquí. Hay jugadores que se tiran diez horas en una oficina aguantando al jefe para que encima venga yo... Les aprieto pero lo importante es que se diviertan. Intentamos ser competitivos y ganar todos los partidos, pero estamos en Joyfe. Nuestro objetivo es mantener la categoría y, sobre todo, divertirnos.

¿Este puede ser el primer paso de una carrera como técnico?

No me lo planteo, y planteárselo no tendría sentido. Pasa lo mismo que cuando eres jugador. Seas amateur o profesional, hay que intentar hacer las cosas lo mejor posible. La única arma es el trabajo. Y con los jugadores pasa lo mismo. Yo se lo digo: si metes 40 puntos por partido en Joyfe, vendrá alguien a ficharte. Da igual donde estés. En mi caso, se trata de seguir trabajando y seguir divirtiéndome.

 

Fotos: Asefa Estudiantes/FBM

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