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"El baloncesto es una escuela de formación"



José Domaica (Meano, Navarra, 5 de noviembre de 1945) es una institución en el baloncesto madrileño. Coordinador en el colegio San Viator desde 1971, ha sido protagonista y testigo directo de los cambios que han sucedido durante más de cuatro décadas...

EntrevistaDomaica1bpqJosé Domaica (Meano, Navarra, 5 de noviembre de 1945) es una institución en el baloncesto madrileño. Coordinador en el colegio San Viator desde 1971, ha sido protagonista y testigo directo de los cambios que han sucedido durante más de cuatro décadas. El mismo año en que llegó, del San Viator salió un mito como Juan Antonio Corbalán. Ya bajo su gestión, otro: Carlos Jiménez. Hubo más que alcanzaron la élite, pero en su libro de estilo Domaica apuesta por ir despacio, por no saltarse etapas, porque para saber si un jugador es especial no es suficiente con verle jugar, "también hay que conocerle".



 

 

Llevas en el colegio San Viator desde 1971, eso no es habitual, y menos en los tiempos que corren...

Sí. Llevó aquí desde 1971, pero entre 1965 y 1969 estuve como entrenador en Nuestra Señora de Fátima, aquí al lado. Allí cogí para que me ayudara a Eduardo Sanz Dudi, que tenía 13 años, y desde entonces también él está metido en el baloncesto, primero en Fátima, después aquí, y también en el Cajamadrid cuando tuvimos un acuerdo con ellos en los años ochenta.

¿Por qué el baloncesto? ¿Te gustaba? ¿Habías jugado?

El deporte me ha gustado siempre y, como religioso, también los valores que hay dentro del deporte. Empecé en el baloncesto desde cero, copiando todo lo que podía copiar de los entrenadores que había en Fátima, que en aquella época estaban en el culmen. Por ejemplo, Capetillo, del Baskonia, salió del colegio antes de marcharse al norte. En Fátima hice el primer curso provincial de entrenador y después, ya aquí, los que me faltaban.

Hablas de valores, ¿el deporte es algo más que hacer ejercicio físico?

Yo lo tengo muy claro. El baloncesto es una escuela de formación. El deporte en general, fútbol, balonmano o el que sea. Si no lo fuera, yo sería el primero en marcharme. Pero hay una serie de valores que se van cultivando día a día y forman a la persona. Después, hay otras cosas, como ganar o ser campeones, y está claro que te gusta ganar hasta cuando juegas a las tabas, pero eso es secundario.

¿Qué enseña el baloncesto?

Todos los valores que debe tener una persona: respeto, compañerismo, solidaridad y también saber aguantarse, ante el entrenador, el árbitro o los compañeros. Autodominio cuando alguien te dice que has hecho algo mal y tú no lo crees así. Todas esas cosas van consolidando a la persona. A mí me han llamado de recursos humanos de varias empresas para preguntarme por gente que ha jugado aquí. Por ejemplo, en los tiempos de Cajamadrid, el jefe de personal de la caja me decía que le mandara a todos los deportistas porque eran distintos a los demás. Los que habían jugado se habían formado año a año, día a día, en los entrenamientos y los partidos. Sabían lo que era trabajar en equipo. El que no ha hecho deporte no tiene esa escuela de formación.

EntrevistaDomaica2En 1987, durante los actos del 25 aniversario del CD San Viator.

Cuando llegaste al San Viator, el colegio ya tenía un nombre en el baloncesto de Madrid. De hecho, de aquí salió Juan Antonio Corbalán.

Sí. Yo no coincidí con él, pero sí contra él. Yo llevaba el equipo de Fátima y el jugaba en San Viator.

No coincidiste con Corbalán, pero sí con Carlos Jiménez, ¿cómo recuerdas sus años de formación?

No lo entrené directamente, pero sí dirigía a los entrenadores. Al principio, Carlos Jiménez no era nadie (risas), era un jugador normal. Además en séptimo tuvo que dejar el baloncesto por un problema de bronquios. Al año siguiente se incorporó de nuevo. Era muy serio, cumplidor, buen compañero, jugaba en todas las posiciones... En cadete de último año empezó a destacar porque cogió algo más de cuerpo, y también estaba rodeado de gente muy buena, como F. J. Martín. No era excesivamente alto porque pegó el estirón al final, hasta casi los 21 años, pero en el baloncesto hay otras cosas importantes, no solo el físico, sino todo el conjunto.

De aquí han salido dos capitanes de la selección absoluta, Corbalán y Jiménez, y también otros como Carlos Gil, Paco Velasco, Javi Pérez Iniesta... ¿qué tiene el San Viator?

No lo sé. Yo he discutido con entrenadores que insistían en subir a chavales de cadete a junior. Estoy en contra de todo eso. Solo se puede dar en casos muy especiales, pero como norma, solo porque el chaval es bueno o un poco fuerte, no. Cada chaval tiene que estar en su categoría. Que le puedes dar algún caramelo en la superior, bien, pero nada más. El jugador no es bueno solo por serlo técnicamente o físicamente, ¿y psicológicamente qué? Si un jugador está psicológicamente en su edad no va a rendir en la superior. Si su mentalidad es un año o dos mayor, entonces sí.

¿Para saber si un jugador es especial no vale solo con verle jugar?

No, no vale solo con eso, hay que conocerle, hablar con él, porque si fracasas, ¿qué pasa? También hay excepciones, claro, pero solo si el chaval mentalmente está con los mayores. Algunos pueden ser muy grandes, pero mentalmente son más niños.

EntrevistaDomaica3Es imposible saber cuándo un jugador va a explotar...

En el caso de Carlos Jiménez sucedió cuando era junior de primer año. Recuerdo que Charly [Sainz de Aja] acababa de empezar a entrenar a los junior del Real Madrid, cuando coincidimos en un torneo en Villaviciosa de Odón. Charly dijo: ¿Dónde tenemos los ojeadores, si aquí hay tres jugadores que tendrían que estar en el Madrid? Nos lo podía haber quitado, pero creo que por no fastidiarnos no lo hizo, y ese año nuestro junior quedó a la altura del Madrid. Además, en ese verano, el León se llevó a Carlos a hacer la pretemporada con ellos, y le ofrecieron quedarse allí, pero el padre dijo que no, que terminara el colegio....

¿Da igual formarse en asfalto que en pabellón?

Un entrenador de la NBA cuando vio a Corbalán dijo: "Por su forma de botar y de dominar el balón este ha jugado en asfalto". Hay un dominio del balón que solo te da el asfalto y que cada vez se ve menos. Los entrenadores de ahora vienen de otra escuela: mucho ejercicio, mucha táctica, colectiva e individual, pero la técnica individual, con todos sus detalles, se pasa de largo. Puedes hacer mucha táctica, pero si no haces todos los movimientos adecuadamente, si no los practicas e interiorizas, no consigues la canasta, que es el fin último.

En todos los años que llevas en el baloncesto habrás notado muchos cambios, ¿ese puede ser uno de ellos?

Para mí sí. No estoy en contra de la táctica, pero no puedes explicarla, hacerla y ponerla en práctica a la vez. Es imposible. Tienes que perder mucho tiempo, hay que machacarla, igual que la técnica individual. A veces parece que con poner algo en una pizarra ya está, pero el chaval no puede coger todo. Si no lo cogen ni los de la ACB. Si el entrenador les dice una cosa en un tiempo muerto y hacen la contraria....

¿Sin técnica individual todo es más difícil?

Hay que partir de una base, de un denominador, que es la técnica individual. Sin ella, lo otro no va a salir nunca. Para conseguir algo hay que practicarlo veinte veces. Ahora parece que con cinco ya está solucionado. Antes los chavales practicaban en los recreos, después de comer, incluso venían pronto y antes de entrar en clase se ponían a jugar partidillos de dos contra dos o tres contra tres. En algunas canasta había hasta seis balones a la vez. Empleaban un tiempo en el que, de manera espontánea, practicaban los reflejos o la coordinación. Y ahora no hay eso. Javi Pérez Iniesta era un ejemplo. El último año de junior, cuando estaba en el Real Madrid, venía aquí los domingos por la tarde con su balón y estaba dos o tres horas practicando tiro en el gimnasio.

Ahora hay que competir con las consolas y con otras alternativas de ocio.

... Y con los padres. Antes no ayudaban pero no interferían. Si el hijo quería jugar, jugaba todas las horas que quisiera y no se preocupaban de si lo hacía mejor o peor. Ahora unos se preocupan demasiado y se meten en cosas que no deben como contradecir al entrenador o estar siempre pendientes de las estadísticas, de si ha metido 5 puntos o 25. Esos padres pueden echar a perder a los chavales. Y, en el otro extremo, a otros les cuesta dejar que sus hijos hagan deporte, quizá por comodidad, porque les obliga a estar pendientes y a sacrificarse.

¿Antes era diferente?

El padre de Carlos Jiménez nunca llevaba las estadísticas. Cuando terminó aquí junior y se fue al Estudiantes me preguntó: ¿Por qué no lo llevamos a una universidad americana? Yo le dijo que no. Que si quería invertir ese dinero lo hiciera aquí con un buen entrenador. Todo lo que podía mejorar, podía hacerlo aquí. En una universidad americana son buenos, pero no extraterrestres. Pero yo no solo lo decía por el baloncesto. También porque tal y como vívía aquí, lo arropado que estaba, lo llevas allí y lo matas. Ya había tenido alguna experiencia negativa en ese aspecto, con otro jugador que se fue a Andorra, cambió bruscamente de vida y volvió enfermo. Y eso que era Andorra, no Estados Unidos.

EntrevistaDomaica4Junto al patio del colegio, del que han salido dos capitanes de la selección, Corbalán y Jiménez.

Hay jugadores que apuntan a estrellas desde edades tempranas, ¿aún les queda mucho recorrido?

Recuerdo que en Segovia, cuando fuimos al Campeonato de España junior, tenía cierta amistad con [Eduardo] Sancha, y decíamos que eso era una escuela de frustración. Todo lleno de jugadores que parecía que se iban a comer el mundo y ¿cuántos llegaron a la ACB? Cuatro o cinco. Carlos Jiménez, Cazorla y pocos más...

¿Cuál es, en tu opinión, el papel actual de los colegios en el baloncesto de base?

El baloncesto de base ha cambiado muchísimo. Antes el Real Madrid o el Estudiantes venían aquí asustados, con los partidos muy bien preparados porque podían pinchar. Los jugadores buenos estaban repartidos entre los distintos equipos. No como ahora que están en dos o tres. Ese es el problema. Esos equipos juegan entre ellos cuatro o cinco veces durante la temporada, pero el resto del tiempo no juegan partidos fuertes. Ganan de 20, 30 o 40 puntos, y eso no sirve para nada.

¿No crees que estar en un club fuerte puede ofrecer más a los jugadores?

Está claro que entre estar en el colegio o estar allí siempre va a tener mayor proyección allí. Aquí posiblemente jugará más minutos, igual hasta se forma más, pero la proyección va a ser mayor allí por el nombre que tienen esos clubs.

¿Cuáles son ahora mismo los objetivos del San Viator?

Lo primero es la formación del chaval por medio de los estudios en las aulas y del deporte para completar su formación personal. Eso es lo fundamental. Que después salen uno, dos o tres muy buenos, o que un equipo llega lejos, mejor. Pero lo primero es la seriedad, el compromiso y todo lo que supone formar parte de un equipo.

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