Hace año y medio jugaba en la Liga EBA, en el Eurocolegio Casvi (su casa durante siete temporadas), y el pasado domingo 15 de marzo debutó en la Liga Endesa con el CAI Zaragoza en el mejor escenario posible, el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid (ahora Barclaycard Center). Juan José García, nacido en la Republica Dominicana el 22 de abril de 1989, pero en España desde los 12 años, ha dado el salto en tiempo récord después de madurar a fuego lento en la factoría del Casvi, desoyendo ofertas de clubs con más nombre, y tras un breve paso por el Oviedo de LEB Oro. ¿La clave? Paciencia y mucho trabajo.

¿Feliz por el debut en ACB?

Para mí es un orgullo haber debutado, algo que demuestra que el trabajo tiene sus frutos, aunque ha sido una pena por la derrota del equipo [66-61 ante el Movistar Estudiantes]

Además, en el Palacio de los Deportes...

Sí. Desde el primer momento en que he entrado en el pabellón me ha impresionado. Es enorme, increíble y había mucha gente. Ha sido muy bonito.

Naciste en Santo Domingo, ¿cuándo llegaste a España?

Llegué casi con 12 años. Primero vino mi madre a trabajar, y luego nos trajo a mi padre y a mí.

¿Ya jugabas al baloncesto?

No, empecé aquí. Primero jugué dos años al fútbol, luego otro año a los deportes a la vez, y por fin me decanté por el baloncesto.

Con la camiseta del Eurocolegio Casvi, en un Torneo de Liga EBA de la FBM.

¿Cuál fue la razón?

Un entrenador del colegio Cristo Rey, donde estudié secundaria, me vio alto, me propuso jugar al baloncesto y me animé. Ahí comencé.

Empezaste tarde para lo que suele ser habitual...

Sí, y realmente a competir empecé ya casi en sénior, porque antes no estuve en categorías fuertes.

Precisamente en junior llegaste al Eurocolegio Casvi después de estar un año en el Baloncesto Aluche, ¿por qué al Casvi?

Estaba jugando en Aluche en Preferente B, nos tocó jugar contra Casvi, y me vio el entrenador, José Antonio Sánchez. Al final de la temporada habló con mi entrenador, me llamó y decidir irme allí porque me gustó lo que me ofrecía.

Durante tus siete años en el Casvi, jugaste en el junior, en Autonómica, en Primera Nacional y en Liga EBA, a veces doblando equipos, ¿cuál fue la clave de tu crecimiento como jugador?

Un poco todo. José Antonio me puso una preparadora física y el trabajo físico fue muy importante, pero también hacía mucha tecnificación. Me dio mucha confianza y me puso a jugar, que al final es lo más importante.

¿Se trata de confiar en las posibilidades del jugador?

Sí, él puso los medios para que yo creciera física y técnicamente, pero sobre todo me puso a jugar para poder transferir todo eso a la cancha.

Jugar es lo más bonito, pero hay mucho trabajo detrás, ¿no?

Claro que sí. En mi caso, llevo muchas horas detrás, muchas horas de gimnasio, de pista con entrenamientos específicos. ¡Y las que me quedan...!

En el Casvi también jugó otro ACB, Andrés Miso, ¿cuál es la clave para que de un colegio salgan dos jugadores para la máxima categoría?

No es algo habitual que de un cole salgan dos jugadores a la Liga Endesa, pero cuando José Antonio cree que un jugador tiene cualidades y condiciones para llegar arriba lo da todo y apuesta por él. Esa es una de las claves para que hayamos salido Andrés y yo, y puedan salir más en el futuro.

En verano, cuando aquí acaba la temporada, juegas en la República Dominicana, ¿el jugador de baloncesto no para nunca?

Estos dos últimos veranos he ido allí a jugar, y a la vez que juego, entreno y trabajo físicamente. No hay que parar.

Cuando jugabas en la Liga EBA, donde batiste récords de valoración [64 en un partido con 27 puntos y 27 rebotes], recibiste ofertas de clubs ACB, ¿por qué las rechazaste?

Porque pensaba que en el Casvi tenía todo lo necesario para seguir desarrollándome, para estar preparado en el momento que decidiera dar un paso más. Tenía cierto liderazgo en el equipo, responsabilidad, y eso me hacía crecer como jugador, en la cancha y fuera de ella. Todas estas situaciones hicieron que me quedara.

Aunque un jugador sea el líder del equipo, es complicado decir no a clubs con más nombre...

Yo me sentía muy identificado con Casvi, me sentía a gusto, tenía amigos... Era un cúmulo de cosas que me hicieron seguir un poco más, y creo que acerté.

¿Hay que tener paciencia?

Sí, yo la tuve. Uno te dice una cosa, otro otra, y al final tienes que elegir lo que tú realmente crees y quieres.

Cuando te marcharse a Oviedo, ¿cómo supiste que había llegado el momento?

Fui a probar y me vio directamente el entrenador, entrené con él y me dijo que me quería, que podía tener cabida en el equipo. Esa fue la clave para que me marchara allí.

Y solo en año y medio a la Liga Endesa...

Sí, ha sido un buen salto (risas)... pero creo que acertado.

En el partido contra el Movistar Estudiantes jugó unos segundos;
antes, en el calentamiento, brindó acciones como esta.

Eres ala-pívot, pero en el Casvi ya demostrabas que te defiendes bien dentro y fuera de la pintura. ¿Dónde te encuentras más cómodo?

Últimamente he conseguido dar a mi juego una dimensión mayor. Puedo jugar desde fuera y, sobre todo, me gusta mucho jugar de cara, hacer algún tiro abierto, aunque contra un jugador menos físico que yo también puedo jugar de espaldas. Al final el baloncesto consiste en leer las ventajas lo más rápido posible.

A veces se encasilla a los jugadores desde muy jóvenes, ¿el jugador de baloncesto debe saber hacer de todo?

Claro que sí, y lo digo por experiencia. Yo en Casvi hacía de todo y eso te hace ser mejor jugador; a la larga te da mayores posibilidades de rendimiento. Cuando llegas a una categoría profesional, cada uno tiene más o menos su rol en la cancha, pero cuanto más completo seas, mejor. Sobre todo en formación, no hay que encasillar a los jugadores.

Hace unos meses decías que uno de tus puntos débiles era el tiro de tres, ¿ya has mejorado ese aspecto?

Sí, lo estoy consolidando cada día más. Intentaremos seguir trabajando para tener los menores puntos débiles posibles.

Con José Antonio Sánchez, su entrenador en el Casvi, tras debutar en la ACB.

Además del trabajo físico, ¿qué hay que tener para llegar a lo más alto? ¿La mentalidad también cuenta?

El trabajo yo ya lo traía detrás, constancia también... En mi caso, lo que me he hecho subir un nivel más ha sido el aspecto mental. En Oviedo trabajé con un psicólogo deportivo, que me ayudó mucho. Mucha gente piensa que un psicólogo es solo para personas con problemas, pero no es así. Me ayudó en temas como coger rutinas, preparar los partidos, controlar las sensaciones, estar cómodo conmigo mismo... Cuando coges esas rutinas y estás cómodo, las cosas salen con normalidad y vas a los partidos más tranquilo.

No es lo mismo jugar en Liga EBA que en el Palacio ante 10.000 personas... La presión debe ser mucho mayor.

Está claro que no es lo mismo, sobre todo a nivel emocional. Por eso tienes que tener autocontrol y unas rutinas determinadas.

¿Cómo llegó el salto a ACB? ¿Hay algo de vértigo?

La verdad es que fue muy rápido, tuve que tomar una decisión inmediata y dudé porque en Oviedo estaba muy bien. Me han tratado genial y me lo pensé, pero luego vi el equipo que era. El CAI no es un equipo cualquiera y por eso decidí aprovechar esta oportunidad.