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Egusquiza: "Nunca hay que rendirse"



Como dice el himno oficioso de su Cantabria natal, tiene la fuerza del viento del norte. Carlota Egusquiza (Torrelavega, 26-08-1987) regresó a las canchas el domingo 28 de enero en el partido de Liga Femenina 2 entre su equipo, el Olímpico 64 Colegio...

Como dice el himno oficioso de su Cantabria natal, tiene la fuerza del viento del norte. Carlota Egusquiza (Torrelavega, 26-08-1987) regresó a las canchas el domingo 28 de enero en el partido de Liga Femenina 2 entre su equipo, el Olímpico 64 Colegio Santa Gema, y el Valencia Basket tras dos años y medio de lucha contra el cáncer. Ya lo hizo brevemente en abril del año pasado con triple incluido, un triple que tuvo repercusión nacional. Ahora vuelve para quedarse.



 

¿Tu regreso a las canchas es la prueba de que se puede luchar contra el cáncer?

Yo me lo puse como objetivo en 2015, cuando empecé con todo esto. Tuve la suerte de poder jugar unos minutos en abril, pero para mí eso no era suficiente. Quería volver para quedarme. Yo sé que esta enfermedad es larga y todavía me queda un largo camino pero, gracias a Dios, puedo jugar, puedo volver, los médicos me dejan, y ahora a disfrutar...

 ¿Cuáles han sido tus armas para volver?

Vivir el día a día. Intentar no ponerme objetivos a largo plazo. Es verdad que el baloncesto me lo puse como meta final, pero lo que me ha hecho aguantar hasta ahora, no decaer y no rendirme ha sido el día a día. En su momento la oncóloga me dijo que era una carrera de fondo y eso es lo que he tenido en mente todos los días cuando me levantaba, que tenía que ser perseverante, insistir. Que iba a tener días malos, pero solo podía ser uno. Al día siguiente era otro distinto, otra oportunidad, y así hasta conseguirlo.

¿Ayudan también los valores del deporte, como perseguir el objetivo hasta el final, seguir luchando...?

Yo soy muy competitiva, muy ambiciosa, pero en todos los aspectos de mi vida. Eso también me lo ha dado el deporte. Como todos los deportistas, estoy acostumbrada a competir, a intentar hacer las cosas mejor, a no rendirme, a luchar por lo que quieres. Y eso lo he llevado también a mi lucha contra la enfermedad.

¿Quizá la clave está ahí, en no rendirse nunca?

Eso es lo más básico de todo desde luego. Puedes tener días malos, que yo también los he tenido. La gente siempre me dice lo bien que llevo la enfermedad, pero también he llorado, he sufrido mucho... He tenido días muy malos, pero la clave es que sea algo pasajero. Si estás mal, estás mal, pero no puedes llevar esa angustia siempre porque entonces no sales. Como digo siempre, puedo tener un día malo al mes, y ya está. Ese día me agobio, lloro y me enfado, pero después sigo adelante.

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El primer día malo fue en agosto de 2015, cuando te diagnosticaron el cáncer, ¿cómo reaccionaste?

Fue un shock por completo, aunque para mí fue peor después, la metástasis, la recaída, porque el primer día no te esperas nada. Yo no fui con miedo de nada porque no tenía síntomas de nada. Entré tan tranquila, después me iba a la playa porque estaba en Cantabria, y salí de allí con un taco de papeles de pruebas, de resonancias, de analíticas... Salí con un diagnóstico ya hecho y las piernas me iban porque tenía que andar, pero fue horrible. Lo que pasa es que esa primera vez fue todo tan rápido... A los quince días de la consulta ya me estaban operando, y luego la radioterapia. Fue todo muy rápido.

Me imagino que entonces la única prioridad era curarte, ¿cuándo empezaste a pensar en volver a jugar al baloncesto?

Hay un punto de inflexión en mi enfermedad. Me la diagnostican el 20 de agosto y el 24 me hicieron el primer escáner. El 20 salí de ahí sabiendo que tenía cáncer y que la cosa pintaba fea, pero no sabíamos el alcance. No sabía si estaba solo ahí o en más sitios. Esos cuatro días fueron los más largos de mi vida. Luego el 24 me hicieron un escáner y me dijeron que estuviera tranquila porque estaba solo ahí, el resto del cuerpo estaba bien. Esto va a ser eliminarlo, quitarlo de ahí y seguir con tu vida. En ese momento pensé que había tenido muy mala suerte pero que iba a salir de esto, y empecé a contar los días hasta que pudiera volver a las canchas.

¿Cómo surgió el lema #ladoizquierdoladofuerte?

Es de una película, Titanes, y es una frase que siempre me ha gustado porque yo siempre he sido muy zurda jugando, trabajando... Soy zurda cerrada. Y también es verdad que me caracteriza esa fuerza que tengo, no sé si por ser del norte. Tengo un carácter fuerte. Un día escuché esa frase, me gustó mucho y me la adjudiqué para mí, pero antes de la enfermedad. Luego vino la enfermedad y empecé a ponerla un poco como automotivación. Me hace mucha ilusión que ahora mucha gente la relacione conmigo.

Decías que uno de los golpes más duros fue la recaída, en agosto de 2016, cuando te detectaron metástasis pulmonar, pero aun así seguiste luchando.

Sí, la metástasis fue lo peor porque cuando te diagnostican un cáncer echas la vista atrás y empiezas a pensar si has hecho algo mal. Miraba para atrás y me daba cuenta de que no había hecho nada, no bebo, no fumo, llevo una via sana, hago deporte... pero decidí tomarme la vida con más tranquilidad, no ser tan nerviosa ni perfeccionista. Cuando también cambias eso y te vuelve a pasar, te das cuenta de que no puedes hacer nada por evitarlo. La metástasis me asustó más. Lo otro era extirpar el tumor y dar un poco de radio, pero ahora hacía falta quimioterapia y esperar a que el tratamiento hiciera efecto.

Te pusiste la meta de volver y el 8 de abril del año pasado lo hiciste, por sorpresa, en el partido contra el Leganés. Y además anotaste un triple, ¿qué pasó por tu cabeza ese día?

Era algo que tenía pensado desde el día de la recaída. Me puse ese objetivo a largo plazo para luchar todos los días por conseguirlo. Hablaba mucho con mi oncóloga y desde el primer día ella me dijo que no iba a llegar, que no me frustrara, pero con el paso de los meses el tratamiento dio un poco de tregua. Me había puesto una quimio un poco más llevadera y podía salir en bici o trotar un poco, así que decidí intentarlo. Hablé con la oncóloga y me dijo que no había problema pero que tuviera cuidado. Se lo comenté a Santi y a Pepón, que era el entrenador entonces, y ese momento se convirtió en el mejor de mi vida. Y lo del triple fue un regalo del destino. Nunca pensé que iba a salir dos minutos y a meter un triple, desde luego el más bonito de mi vida.

EntrevistaEgusquiza2En su primer regreso, en abril de 2017, anotó estre triple.

Algunas veces has dicho que lo peor del tratamiento fue la pérdida del pelo Ese día en el SAGE te quitaste el gorro y lo lanzaste a la grada...

Cuando me dijeron que iba a tener quimioterapia pensé que lo del pelo me iba a dar igual, que era secundario porque eso no dolía, pero hasta que no te ves delante de un espejo completamente calva no eres consciente de lo que significa. En esos momentos es cuando me daba cuenta realmente de que estaba enferma y es verdad que me costaba mucho mostrarme así a la gente, a mis amigos, incluso a mi familia. Tuve que hacer mucho trabajo psicológico porque lo que más me echaba para atrás de volver a jugar era ese momento de quitarme el gorro. De hecho, el día anterior entrené con mis compañeras con un gorro de lana. Me decían que me lo quitara y yo no quería. Llegó el partido y ese momento me costó mucho, no quería que me miraran, pero era absurdo porque al final la gente no le dio importancia.

Ese partido y ese triple tuvieron una enorme repercusión: Marca, Onda Cero, SER... ¿Te lo esperabas?

Quién me iba a decir a mí que iba a tener esa repercusión... Estoy muy agradecida porque me han dado la oportunidad de contar mi historia y he recibido el apoyo de muchísima gente. No me cansaré nunca de dar las gracias a la gente que me ha animado y me sigue animando.

Pocos días después se produjo una nueva recaída, esta vez complicada con graves problemas en una pierna. Solo se podía solucionar con un tratamiento experimental procedente de Estados Unidos...  ¡Y resultó que eras el único caso compatible en Europa!

Sí. Se había conseguido controlar la actividad tumoral, no había crecido. El problema es que es un tumor raro y de repente se descontroló. Fue justo la semana después del partido. Me crecieron mucho los nódulos de los pulmones y el ganglio de la ingle, tuve muchos problemas en un riñón... y luego el tema de la pierna. El ganglio de la ingle me provocó una trombosis y me pinzó el ciático, las venas, las arterias. Se me hinchó la pierna y se puso el doble que la otra, perdí toda la fuerza muscular y la movilidad. Todavía tengo algunas secuelas en el pie. Entonces llegó la posibilidad de participar en un estudio de una pastilla americana. Solo había 50 personas compatables en el mundo y todas de Estados Unidos. Me dijeron que lo intentara porque ya no sabían qué hacer, pero que no me hiciera ilusiones porque era muy complicado. Y, de repente, al mes me llamaron y me dijeron que viniera para el 12 de Octubre porque era la primera persona compatible. Había estado un mes entero ingresada en el hospital, me habían dado el alta porque habían controlado el dolor, pero seguía con muletas y con una pierna el doble que la otra. No podía ni subirme a la cama sola. Esa llamada me cambió la vida por completo.

EntrevistaCarlotaEgusquiza Foto3bSegundo partido de regreso y segundo triple, esta vez ante el Valencia Basket.

Cuando estuviste ingresada en Santander, escribiste una carta de apoyo al futbolista Yeray Álvarez, ¿qué dirías a una persona que pasa por tu situación?

Que intente ser lo más fuerte posible. Es verdad es que muy complicado, que se pasan momentos muy malos. Aunque yo intente estar siempre positiva y optimista, también lo he pasado muy mal, y lo que me ha servido para no venirme abajo es marcarme pequeñas metas, como ir a buscar a mi sobrino al colegio o coger la bici y hacer un recado. Si consigues marcarte pequeños objetivos que todos los días cumplas y te hagan sentirte bien, tienes mucho ganado. El problema es cuando miras más allá y empiezas a pensar en por qué a ti, cuánto queda de tratamiento... Hay que mantener la cabeza fría, saber que se puede y marcarte pequeños retos, conseguirlos y sentirte bien cada día.

Durante estos dos años y medio, ¿qué sentías al coger un balón de baloncesto?

La sensación era rara porque soy muy cabezota y me frustraba mucho. Me daba rabia no poder jugar, que la enfermedad me frenara. No consigo aceptarlo ni siquiera a día de hoy. Me gusta ir por delante de la enfermedad y ahí me daba cuenta de que no podía, que había que esperar. Muchas veces he cogido balones allí, en Cantabria, y me costaba porque era un quiero y no puedo. Ahora todavía me pasa, soy incapaz de disfrutar de lo que estoy consiguiendo, siempre quiero más.

Junto al apoyo de tu familia y tus amigos, ha estado el de tus compañeras y la gente del baloncesto. Tu club, el Olímpico 64, siempre ha confiado en tu regreso.

Olímpico 64 se ha portado siempre fenomenal conmigo. Si tuviera que elegir un equipo con el que me tocara vivir una experiencia como esta, sin duda elegiría el Olímpico 64. Siempre se han portado muy bien, me han esperado y ellos eran los primeros que sabían que iba a volver. Me han ayudado mucho en la distancia y cada vez que he venido.

A partir de ahora, ¿a seguir luchando?

Mi idea es volver para quedarme. Empezar poco a poco, a ver si responde mi cuerpo. A ver si puedo coger cada vez más confianza... y lo que el cuerpo aguante. Sobre todo quiero disfrutar. Salir a la cancha y disfrutar. Me puse un objetivo, lo he conseguido y nada me va a parar.

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