Adrián González empezó a jugar al minibasket en el Juventud Alcalá. Coincidiendo con el salto a canasta grande pasó al Real Madrid, donde permaneció tres temporadas. En la última de ellas, cuando era cadete de primer año, disputó la tercera edición del Torneo Fundación Leucemia y Linfoma en el polideportivo Magariños. El viernes volvió a la cita solidaria, ya en su décima edición. Lo hizo bajo su nombre de guerra en el Comité de Árbitros de la FBM, su segundo apellido, para dirigir junto a su compañero Tabales el partido entre el Fuenlabrada y el Joventut.
Aunque el escenario era otro, el pabellón del Canal, las sensaciones eran especiales: "Son muchos recuerdos buenos. Ha sido una sensación extraña vivir este torneo de formas tan diferentes, pero estoy muy contento por haber tenido la oportunidad de volver y de revivir la experiencia, esta vez como árbitro".
El Torneo Fundación Leucemia y Linfoma reúne desde hace una década a los mejores jugadores de su generación, jóvenes promesas del baloncesto. En 2012, Adrián era una de ellas, Luka Doncic también. ¿Alguien esperaba el recorrido del esloveno, en la actualidad una estrella de la NBA? "A esas edades ninguno sabíamos donde acabaría cada uno. Yo jamás imaginé, por ejemplo, que llegaría a ser árbitro. No obstante, Luka demostró desde el primer momento que tiene unas cualidades excepcionales para jugar a este deporte y lo sigue demostrando a día de hoy en la NBA", comenta Adrián.
Sus objetivos en el mundo del arbitraje son "los mismos que desde el momento en que empecé: aprender de la gente que tengo a mi alrededor y seguir disfrutando del baloncesto. Lo mismo que hacía antes como jugador, pero ahora como árbitro".