Camila aplazó su marcha hasta después del Sudamericano U17, que se celebró en noviembre de 2019 en Colombia y el que la selección uruguaya terminó en un notable quinto puesto. La decisión, nada fácil, ya estaba tomada... "Es cierto, no es fácil. Con 17 años venirte a vivir sola a España, en otro continente, sin tus padres, es un gran cambio, pero yo sabía que tenía que hacerlo si quería seguir mejorando y volverme la jugadora que quiero ser. Mis padres se lo tomaron bien. Ellos siempre me apoyan en todo. Saben que yo me quiero dedicar a esto y van a muerte conmigo". Porque la uruguaya tiene claro su objetivo: "Poder llegar a ser una jugadora profesional y vivir del baloncesto, poder alcanzar una Liga 1 y, si Dios quiere, no sé... quizá jugar en la WNBA. Pero para eso hay que seguir mejorando y todavía tengo un largo camino por recorrer".
En el júnior de Rivas, que compagina con el equipo de Primera Nacional y con sus estudios, ya ha demostrado su capacidad anotadora. En el primer partido anotó 22 puntos y en el segundo 24, aunque el cambio de país y de continente también se ha hecho complicado sobre la cancha. "Lo que más he notado es el cambio físico por la altura. Allá en Uruguay no hay tanta gente alta y cuando llegué aquí, a Rivas, me sentí muy bajita [mide 1,70]. Al momento de entrar a canasta me cuesta más definir y tengo que mejorar ciertas cosas. Además, es diferente como juega el júnior y el Nacional. Es júnior es más de ida y vuelta, más rápido, y el Nacional más técnico-táctico, más organizado, con varias jugadoras que han pasado por Liga 1 y Liga 2, y tienen mucha experiencia. Tengo que acostumbrarme a ese cambio, a pasar del júnior, de correr mucho, al Nacional, más tranquila y con sistemas".
Camila Kirschebaum no es solo tiro y puntos (que ya es mucho). Así se define: "Soy una jugadora a quien le gusta ganar, no me gusta perder en nada. Soy muy competitiva y cuando estoy en la cancha intento revolucionar el equipo, aunque obviamente todas mis compañeras son muy buenas. Intento aportar intensidad en defensa y en ataque..." La base se mira en dos espejos también procedentes del Sudamérica, la escolta paraguaya Paola Ferrari (actualmente en el Mann-Filter de Zaragoza) y el base argentino del Real Madrid Facundo Campazzo, "que es bajito, como yo. Los dos tenemos que buscarnos las mañas para encontrar los tiros y asistir a los compañeros".
¿Y qué vio Javier Fort, el responsable de su llegada a España, en ella? El técnico apunta que "vi una jugadora eléctrica, con chispa y talento. Tampoco le propuse abiertamente venir ya. Le dije que si alguna vez quería intentarlo en Europa, este año o cuando fuera, podíamos ayudarla... y aquí está".
Así encesta Camila Kirschebaum, la uruguaya, máxima anotador del último Sudamericano U17, que ha llegado al júnior de @B_ParqueSureste para seguir creciendo como jugadora.
— Fed. Bcto. de Madrid (@FBMadrid) January 22, 2020
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