Federación de Baloncesto de Madrid

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"He aprendido a escuchar a mi cuerpo"



Héctor Alderete (06/03/2002, Madrid) regresó a las pistas el 16 de enero después de dos años (salvo el paréntesis de una breve reaparición) parado por una grave lesión de rodilla que incluso le hizo plantearse la retirada. La entrevista se realiza en la jornada de descanso entre dos partidos de Liga EBA, ante Quintanar y Estudio, dos pasos más en el camino. Porque si algo ha aprendido la joven promesa del Movistar Estudiantes, el jugador que más Campeonatos de España ha disputado con las selecciones madrileñas, es a tomarse las cosas con calma, a conocer su cuerpo, y "a parar cuando hay que hacerlo". Fotos: FBM/FEB/Juan Pelegrín.


¿Cómo te sentiste el día de la reaparición?

Fue especial para mí. Significa trabajar un año entero para un partido en el que estás muy nervioso, pensando en hacerlo todo bien. A veces te puede un poco la ansiedad, pero si te concentras y estás a lo que tienes que estar, lo disfrutas. Yo lo disfruté muchísimo.

Ayer jugaste ante Quintanar, mañana volverás a hacerlo... ¿cómo te encuentras ahora?

Ahora estoy cogiendo bastante más el ritmo, intentando adaptarme al ritmo de partido, que es muy diferente al de entrenamiento, e intentando ayudar al equipo lo más posible.

Volviendo la vista atrás, todo empezó a principios de 2019 cuando te rompiste el ligamento cruzado en tu primer entrenamiento con el equipo de ACB...

Sí, era mi primer entrenamiento con el ACB y tenía muchas ganas porque llevaba toda la vida deseando entrenar con el primer equipo. Empecé el entrenamiento bastante bien y a los 45 minutos entro por la línea de fondo y choco con Fotsis, mi rodilla con su rodilla. Recuerdo que la rodilla se me va y siento un clac... Al día siguiente resonancia y la mala suerte que era el cruzado. No es un recuerdo bonito, no...

Quizá hay otro peor, cuando reapareces...

Ese fue bastante peor...

Reapareces, juegas unos partidos, recaes de la lesión y vuelves a pasar por el quirófano. ¿Qué pasó por tu cabeza entonces?

Fue mucho peor. Era como repetir un curso. Como si estás haciendo un curso, te esfuerzas muchísimo, pero llega el examen final y lo suspendes. Trabajas tanto para nada y tienes que repetir este proceso, que hacer lo mismo otro año. Como si todo el trabajo hubiera sido en vano, no hubiera servido para nada. Pensé un montón de cosas: que no servía, que no valía para esto, que lo tenía que dejar... Luego me mentalicé, saqué fuerzas y pensé que tenía que sacarlo porque sí, que tenía que hacerlo.

¿Llegaste a pensar que tenías que dejar el baloncesto?

Sí. Estaba jugando bastante bien ese partido y a los doce minutos me vuelve a pasar lo mismo. Pensé que a lo mejor mi cuerpo no estaba preparado para jugar al baloncesto, que era una señal. No lo sé. Te pasa por la cabeza de todo. Fue un momento mucho más duro que el anterior.

Comienzas la recuperación y en marzo llega la pandemia. ¿Cómo has vivido este año tan extraño para todos?

Seguramente está mal que lo diga, pero a mí me vino bien porque me he perdido un mes de competición, ocho o nueve partidos nada más. No se jugó el Europeo, no se jugó nada. No sé qué hubiera sido peor, si estar a tope y no poder jugar por la pandemia, o lo que me pasó. En cierta manera me ha venido bien, me ha servido para trabajar más e intentar ponerme al nivel.

El trabajo físico es evidente, ¿cómo fue esa rutina?

Empecé con Pablo Llanes, mi fisio, con los fisios del club y luego con mi prepa, Arturo Ortiz, y con el prepa del Estudiantes, Héctor. Empecé a fortalecer a la pierna, a trabajarla, a que estuviese más o menos igualada con la otra. Pero nunca trabajando la pierna como si fuera la mala sino haciendo el mismo trabajo con una y con otra. Era un trabajo duro, pero había que hacerlo cinco o seis días a la semana, más algo de masaje, que también es parte del entrenamiento porque si le metes mucho curro a la pierna al final necesita descargar porque si no va a estallar.

Un trabajo muy medido por todos los que estaban contigo...

Sí, solo tengo palabras de agradecimiento porque todos estaban muy pendientes de mí, me preguntaban cómo estás, qué tal hoy, cómo va la pierna... Tanto el club como mis prepas y mis fisios. Estoy súper agradecido y me parece que el trabajo que han hecho conmigo ha sido perfecto.

¿Qué le dirías a un jugador o jugadora que pasa por la misma situación?

El consejo que más me dieron, que siempre me han dado, incluso que empecé a odiar un poco, es la paciencia. Hay que tener paciencia evidentemente, pero más que eso hay que trabajar todos los días, no esperar a que lleguen las cosas sino ir a buscarlas, buscar que la pierna mejore. Para mí lo más importante es escuchar a tu cuerpo porque si la rodilla te está diciendo que trabaja de más, hay que hacer caso. Hay que trabajar y trabajar, pero también escuchar a tu cuerpo y saber cuando hay que parar.



¿Es lo que has aprendido durante este año?

Sí, escuchar a mi cuerpo es una de las cosas que más he aprendido. Antes de la lesión, entrenaba y me daba todo un poco igual. Ahora si veo que me duele un poco hablo con el fisio, regulo un poco. Si estoy cansado lo digo. Estoy empezando a cuidarme mucho más que antes porque además en mis circunstancias, con mi rodilla, lo necesito.

Hablábamos antes de la entrevista del plan B. ¿Tienes un plan B aparte del baloncesto?

Sí, estoy estudiando Derecho con ADE en la Autónoma. El otro día lo hablaba con mi fisio: siempre que apuestes por una cosa debes tener otra en la reserva. Yo ahora apuesto por el baloncesto, por ganarme la vida jugando al baloncesto, que es lo que me gusta y lo que quiero, pero si por lo que sea, porque no tengo el nivel, porque me vuelvo a lesionar, ¡ojalá no!, no consigo ese objetivo, siempre hay que tener un plan B para no quedarte sin nada. Hay que tener algo en la reserva, una vía de escape.

Entre entrenamientos, estudios... ¿cómo es tu día a día?

Depende del día. Normalmente me levanto a las seis y media más o menos, voy a entrenar yo solo de siete a ocho y media, y me vuelvo para casa a dar clase online. Luego normalmente a las dos y media entreno otra vez específicos, descanso un poco, y por la tarde entreno con el equipo, físico, balón... Algunos días saco para fisio y para estudiar un poco. Y luego los fines de semana, partido. Por la noche suelo darme baños de hielo, cuidarme un poco.



Pierdes horas de ocio, de estar con los amigos...

Sí, claro. Mis amigos quedan muchas veces y yo no puedo, porque o me tengo que ir pronto a la cama, me acuesto sobre las diez, o juego un partido, o tengo entrenamiento y termino tarde... Te pierdes muchas cosas. Mis mejores amigos están viviendo la vida universitaria, quedan algunos días después de clase, y yo no puedo. Pero es algo que he decidido yo. Podía haber decidido otra vida, pero he decidido esta.

Para quien no te conozca, ¿cómo te definirías como jugador?

Precisamente el verano pasado le di una vuelta porque estuve una semana con Raúl López. Él también ha tenido lesiones de rodilla, me dio consejos bastante buenos y uno era que me olvidase del jugador que había sido, que Héctor Alderete no existía, que tenía que crear una especie de alter ego. Y eso es lo que estoy intentando hacer, crear un jugador que no tenga nada que demostrar, que sea un jugador nuevo. Estoy intentando tener unos movimientos fijos dentro de la pista, me gusta mucho el poste bajo, tirar más de tres... Intento crear un jugador nuevo que pueda hacer de todo, mezcla de exterior e interior y con muchos recursos.

Desde hace varios años estás considerado una de las grandes promesas de la cantera del Movistar Estudiantes, ¿eso supone un extra de presión?

Intento no pensarlo, pero hay veces, sobre todo después de la lesión, que me dicen: no tienes ninguna presión, vuelves de una lesión de dos años... Ponen excusas por mí y eso no me gusta porque me digo a mí mismo que si soy bueno, tengo que serlo todos los días, vuelva de una lesión o no. Todo el mundo intenta quitarme presión, pero yo me la pongo porque si quiero dedicarme a esto tendré que demostrarlo. Esa es mi mentalidad. En algunos casos puede ser mala, puede ser que a veces me venga el ansia, pero también me sirve como motivación.

Tienes el récord de participación en Campeonatos de España con las selecciones madrileñas, siete campeonatos. ¿Cómo recuerdas esos años?

Muy bonitos. Fueron experiencias únicas. Empecé con los del 2000, dos años más que yo. No me esperaba ir para nada. Era la generación de mi hermano. Es verdad que jugaba bastante con su equipo y lo hacía bien, pero no me esperaba estar entre los mejores de Madrid. Fue como... ¿qué ha pasado? ¿qué hago aquí? Aunque suene mal, al final ir al Campeonato de España era como una rutina, pero cada campeonato fue único, de cada uno saqué cosas muy especiales, muchos amigos, y me lo pasé genial en todos. Fueron experiencias inolvidables.


En estos días hemos vivido la marcha del Estudiantes de Javier Zamora, que te dirigió en muchos de esos campeonatos y en el Europeo U16... ¿Qué puedes decir de él?

Sí, estuve con él en cinco campeonatos mínimo... Para mí ha sido una enorme pena porque tenemos una relación muy buena. Me hubiese gustado compartir equipo con él otra vez y espero que lo hagamos. Estamos muy unidos y le deseo lo mejor. Sé que le va a ir bien, seguro...

Tambien ha coincidido la marcha de tu hermano Diego, cedido por el Estudiantes al Aquimisa Carbajosa de Salamanca, ¿cómo es Diego como jugador?

Es un jugador de equipo, que siempre hace el trabajo sucio, que tiene buena mano... Lo que más destacaría es que hace el trabajo que nadie quiere hacer, va a pelearse por los rebotes como nadie, a sacar fuerzas de donde no hay, a defender y hacer lo que sea para robar la bola. Si tiene que pasar, pasa; si tiene que tirar, tira. Toma muy buenas decisiones y, si sigue así, va a llegar muy lejos.

¿Y como hermano?

El mejor... un poco tocanarices [risas] pero bien. Nos llevamos muy bien. Nos contamos todo, estamos muy unidos.

Aparte de ser hermanos, habéis coincidido en el Estudiantes desde benjamines...

Llevamos toda la vida. Llegamos en mini, luego me subieron a su equipo en infantil. Al final tengo la misma relación con mi generación que con la suya, con Adams [Sola], Álex [Tamayo], Andrei [Grytsak]...



Como decimos, llevas toda la vida en el Movistar Estudiantes, ¿te imaginas vistiendo otra camiseta?

En principio no. Me gustaría jugar en Estudiantes todo el tiempo que sea posible, llegar al primer equipo. Si algún día toca irse me dará mucha pena, pero al final esto es baloncesto y, como cualquier deporte, consiste en crecer como jugador, puede ser aquí o a lo mejor me tengo que ir a un LEB Oro para ir creciendo, o me ceden... Al final tienes que evolucionar como jugador. Pero sí, me gustaría jugar el máximo tiempo posible en el Estudiantes y alcanzar el primer equipo, que siempre ha sido mi sueño.

Aparte de
ese sueño, no sé si hay otros, como jugar en la NBA, unos Juegos Olímpicos...

Cualquier niño, cualquier chaval, tiene el sueño de llegar a la NBA. Eso es así. Yo estoy enfocando el trabajo para intentar llegar a mi tope y no soy adivino, no sé cuál será ese tope, puede ser la NBA, Euroliga, ACB o LEB. Lo que no quiero es llegar a los cuarenta y pensar: si hubiera hecho esto, podía haber llegado un poco más lejos... Quiero llegar hasta mi tope. Y luego, como has dicho, mi mayor sueño sería disputar unos Juegos Olímpicos porque me parece la mejor competición que existe. Ese sería un sueño increíble.
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