Sólo una puerta con una verja separa a dos símbolos del baloncesto madrileño, el Real Canoe y el Agustiniano. En la misma manzana, conviviendo como buenos vecinos, se concentran dos formas de entender el deporte, en un caso como club deportivo y en otro como centro escolar. Al Canoe se va a hacer deporte; en el Colegio Agustiniano estudian, crecen, conviven y, a la vez, disfrutan con el baloncesto cerca de cuatrocientos niños de 3 a 18 años.
Nada más pisar las instalaciones del colegio, construido a finales de los años sesenta en la Estrella, muy cerca del puente sobre la M-30 que une el barrio con Moratalaz, ya se respira la afición al baloncesto; un clima que alcanza su punto culminante en la oficina de los dos directores técnicos, Quique Arnanz y Fernando Sendino, ambos antiguos alumnos, antiguos jugadores y antiguos técnicos (con catorce años, Enrique fue entrenador de Fernando que entonces tenía ocho). La oficina no tiene ordenador pero sí decenas de pósters de baloncesto, incluido el de unos jóvenes Larry Bird y Magic Johnson que 'ya estaba aquí la primera vez que entré, cuando era un crío', dice Quique.
Quique Arnaz, de pie con chaleco azul, fue entrenador de Fernando Sendino, a su lado en la imagen; ambos comparten ahora la dirección técnica
Fernando Sendino y Quique Arnanz son los últimos de una lista de directores técnicos, que comenzó con el padre Raúl Alzueta, el sacerdote que impulsó en 1973 la práctica del baloncesto en el centro. Le siguieron Javier Poza, Jorge Osma, Agustín Martínez, René Valero, Raúl Barrera, Curro Málaga y Carlos Pérez. 'El orden es primero alumno, después jugador, entrenador, director técnico y, por último profesor de Educación Física, así que ya sabemos lo que nos puede tocar', apunta Fernando.
Agustín Martínez y René Valero, antes directores
técnicos y ahora profesores de Educación Física
Y es que en el colegio Agustiniano el deporte juega un papel fundamental. Convive y se complementa con la labor educativa. ' 'Con el baloncesto queremos trasmitir los valores que nos han enseñado' El objetivo del colegio es educar, formar de manera integral a un niño, y el deporte forma. Aporta muchos valores y, a veces, educa mejor que las aulas', afirma Amanda Paterna, vocal de baloncesto de la APA. Pero, ¿hay diferencia entre jugar el baloncesto en un club deportivo y hacerlo en un colegio? 'Muchísima. No olvidamos la competición, pero nuestra filosofía es trasmitir a través del deporte los valores que vivimos y que nos han enseñado, y sobre todo, que los chicos disfruten y se diviertan. Además, la flexibilidad en un colegio es diferente. Por ejemplo, si hay exámenes, no vienen a entrenar y no pasa nada'.
Desde que el colegio se transformó en mixto,
las chicas alcanzan los mayores éxitos;
en la foto, las campeonas de Madrid alevín
En 1979 nació uno de los símbolos del colegio, el Torneo de Fiestas, que ahora cumple su 31ª edición (se disputa del 12 al 24 de abril) y reúne, en las competiciones de baloncesto y minibasket, a numerosos clubes y colegios de Madrid, desde los conocidos Real Madrid, Estudiantes o Canoe hasta centros educativos cercanos como el Manuel Sainz de Vicuña. 'Siempre han venido los mejores clubes de Madrid', dice Quique. En los primeros años, el Agustiniano era un colegio sólo masculino y como tal alcanzó una época gloriosa a principios de los años ochenta. Desde la transformación a centro mixto, la mayor parte de los éxitos llegan de la mano de las chicas, como un Campeonato de Madrid alevín en 2008, la Copa Colegial de ese mismo año o la presencia habitual de jugadoras del colegio en la selección de Madrid.
Un Real Madrid-Canoe de 1985 disputado la antigua pista, que fue demolida para construir el pabellón del colegio
Otra de las señas de identidad del Agustiniano son los viajes. Desde hace siete años, los jugadores mayores de trece años que lo deseen (la última vez más de un centenar) 'Menos en agosto, aquí no paramos de jugar al baloncesto' viajan acompañados de sus familias a ciudades con equipos en ACB. Allí se miden a las canteras de esos clubes y, sobre todo, estrechan los lazos del día a día en el colegio. También acuden los directores del centro. Quizá porque la palabra clave en el Agustiniano es unión. 'Somos como una familia. A los viajes vienen los jugadores, pero también hermanos, padres. Les gusta seguir juntos. No se cansan nunca', asegura Amanda, quien recuerda también la comida anual de final de temporada, el Torneo Todos contra Todos de junio, el Campus de julio, que cumple este año su quinta edición. 'Aquí, menos en agosto, hay baloncesto sin parar'.
El pabellón polideportivo se inauguró en 1996 con la participación de los veteranos del Real Madrid
Los 'peques' de la Escuela tienen la suerte de entrenar en el pabellón cubierto, una instalación que sorprende por su cuidado aspecto y su original fisonomía, ya que sólo tiene gradas en un lateral y un fondo. El pabellón, construido sobre los terrenos de una antigua y recordada cancha, se inauguró el 27 de abril de 1996 con la participación de un equipo de veteranos del Real Madrid. Fernando recuerda que 'estaban Romay, Biriukov, Villalobos.y presidía el alcalde Álvarez del Manzano, pero el partido no se pudo terminar porque hubo una amenaza de bomba que resultó ser falsa'. Curiosamente, el mismo club que participó en la inauguración ocupa las instalaciones, ya que la pista está alquilada a la cantera del Real Madrid. Por eso, los equipos del colegio suelen entrenar en las canchas al aire libre, entre las que todos, jugadores y técnicos, destacan con cariño la llamada 'pista roja'.
La 'pista roja', la más querida por alumnos y jugadores
El noventa por ciento de los jugadores son alumnos del centro. 'Todos los que quieran jugar tienen plaza, y si algún equipo no se llena, traemos gente de fuera para completarlo', apunta Quique. En total, en el Agustiniano juegan al baloncesto 376 niños y adolescentes que se reparten entre 250 federados y 126 en la Escuela. Los niños empiezan a tocar el balón con sólo tres años. Hasta los ocho entrenan una hora un día a la semana. A partir de ese momento, el tiempo dedicado al entrenamiento aumenta progresivamente hasta llegar a una hora y media tres días por semana para los mayores de once años. Todo ello bajo la dirección de quince técnicos que cuentan con su particular cantera, entre quince y veinte jugadores-ayudantes que echan una mano con los más pequeños, el primer paso para convertirse en los entrenadores del futuro.
En su larga historia, Del Agustiniano han salido, entre otros, José Antonio Montero, Chus Mateo y Ramón Márquez no sólo el colegio ha adquirido prestigio por su labor educativa, sino también por la sección de baloncesto, de la que han surgido varios referentes municipales, regionales e incluso nacionales. Como José Antonio Montero, el histórico base del Joventut y el Barcelona, que estudió y dio sus primeras asistencias en el Agustiniano. O Chus Mateo, uno de los técnicos más reputados del baloncesto nacional, segundo de Sergio Scariolo en la selección y de Salva Maldonado en el Fuenlabrada. O Ramón Márquez, el que fue director deportivo del Ros Casares.
José Antonio Montero, tercero de pie por la izquierda, estudió y jugó en el Agustiniano
Rodeados de historia, entre fotos de antiguas formaciones del colegio y los viejos pósters de la NBA, Quique Arnanz y Fernando Sendino califican la evolución de los últimos años como 'espectacular'. Y es que cuarenta años dan para mucho. 'Estamos mejor que nunca, los resultados deportivos son cada vez mejores, y el nivel, tanto de jugadores como de técnicos, es muy alto'. Durante el repaso a esta trayectoria, Fernando y Quique no olvidan la figura del último coordinador, Carlos Pérez: 'Con él, durante los últimos años, el baloncesto subió muchísimo. Apareció el Campus, la página web, cosas importantísimas para todos. Nuestro trabajo es una continuación del suyo'.
Unión es la palabra clave en el Agustiniano. Estudian, juegan y viajan juntos; en la imagen, el grupo del colegio ante la catedral de Santiago