El Club Baloncesto 86 está a punto de cumplir 25 años. Unido desde su nacimiento a centros escolares del barrio de Aluche, lleva casi dos décadas en el colegio La Salle. Como muchos otros clubs modestos, durante este cuarto de siglo ha superado un obstáculo tras otro, como las modas por otros deportes, las (cada vez más numerosas) actividades extraescolares o los problemas económicos. Pero año tras año mantiene estable su número de equipos, una decena, y de jugadores, más de un centenar.
El Baloncesto 86 nació el mismo año que dice su nombre vinculado a las Escuelas Pías de Aluche y enseguida coordinó casi todo el baloncesto de la zona sur del barrio. A principios de los años 90 se fusionó con el club femenino Latina C.B. y se instaló definitivamente en el colegio La Salle, en pleno corazón del distrito. En esa época José Izquierdo Martos, actual director técnico, se incorporó a un club presidido desde el comienzo por Juan Carvajal Cavero.
José Izquierdo recuerda los comienzos del club, que se abastecía con jugadores “de todos los colegios de la parte baja de Aluche, como el Hernán Cortés o el Larra”. Uno de los mayores éxitos de su historia se produjo en 1987, cuando el equipo Cadete Femenino alcanzó el Campeonato de España. “Con un equipo de colegio público, el Hernán Cortés, ganamos la liga Interdistritos, la Comunidad de Madrid y acabamos décimos en el Campeonato de España. Era un equipo de jugadoras pequeñas, pero ganábamos a base de presionar. Aquello fue la leche…”
Las jugadoras del club se entrenan en el enorme patio del colegio.
Desde el comienzo, el Baloncesto 86 La Salle da prioridad a los alumnos de sus colegios, aunque no está cerrado al resto: “Nuestra política es que los niños del colegio entren primero, y luego rellenar con niños de fuera para que ningún equipo se quede sin jugar. Casi todos son del barrio, es raro que vengan de otros sitios, pero también hay alguno de Móstoles o de Alcorcón”. Un club colegial y a la vez de barrio, como demuestra su excelente relación con otras entidades cercanas, como el Colegio Amorós: “Están aquí al lado y colaboramos. A veces les mando jugadores o entrenadores, echamos los partidos amistosos que nos hacen falta… La gente del distrito nos llevamos muy bien”.
Los problemas del Baloncesto 86 La Salle son comunes a la mayoría de los clubs modestos. La lluvia que suspende los entrenamientos porque todos no entran en el pequeño pabellón del colegio, o la competencia con otros deportes (fútbol sala, judo, gimnasia y hasta tiro con arco). “Cuando la selección española ganó el Mundial de baloncesto se apuntó mucha gente, pero resulta que este año ha ganado la selección de fútbol y se ha notado el bajón”, explica José resignado. “La mala situación económica afecta mucho a los clubs pequeños” Más recientemente, la dificultad de cuadrar los horarios de los entrenamientos debido a las actividades extraescolares, “sobre todo en los pequeños se nota con las academias de inglés”; o la crisis económica, el último enemigo y uno de los más peligrosos porque “la mala situación económica afecta a los padres y, por extensión, también a los clubs pequeños como el nuestro”.
Para superar estos problemas, el club cuenta con el apoyo del colegio La Salle: “La relación es muy buena. No ayudan bastante. Nos dejan los campos y siempre han dicho que tengamos las canchas llenas, que cuanta más gente venga mejor”. En un inmenso patio, cuatro canchas de baloncesto (tres a la entrada y una al final) conviven con campos de otros deportes. Junto al apoyo del centro, José destaca especialmente la colaboración del AMPA y, en general, de todos los padres y familiares de los jugadores: “Me encanta porque aquí colabora todo el mundo”. La mejor prueba son los torneos que organiza el club: en Navidad, en fin de curso y el Tribasket. “El torneo de junio se celebra en un fin de semana. El primer día disputamos la competición entera y el segundo día organizamos competiciones de 3 contra 3 con todos los jugadores y los entrenadores mezclados. Pasamos aquí todo el día. Las madres de los chicos preparan bocadillos y por la tarde hacemos un concurso de habilidades en el que participan los padres y las madres con los hijos. Se lo pasan genial”.
El Baloncesto 86 no es un club ambicioso. Al menos no en el aspecto competitivo. En 25 años su techo ha sido 1ª Autonómica. El mérito está en la supervivencia, en conseguir que, contra viento y marea, el número de equipos se mantenga estable: entre ocho y doce. “Hemos tenido años de bonanza, pero lo máximo han sido once o doce equipos”, explica el director técnico. Esa decena de equipos permite que más de un centenar de chicos y chicas practiquen el baloncesto, siempre con la referencia de los mayores. El equipo sénior masculino de la temporada 2009/10 está formado por los entrenadores, la mayoría también antiguos alumnos del centro; el sénior femenino, por las jugadoras júnior de la pasada campaña.
La escuela, con los más pequeños, es una de las claves del club.
Y es que la clave es asegurar la continuidad: “Este año tenemos demasiados saltos, sobre todo en el femenino, donde pasamos del sénior al cadete y de ahí al preinfantil, con un benjamín mixto entre medias. El número global es el mismo de siempre, pero otros años estaba mejor repartido. Ahora hasta que vuelva a subir gente del cadete femenino al sénior tienen que pasar por lo menos dos años… y luego hay que ver si quieren seguir jugando”. “ El futuro del básquet es la base; hay que promocionar más las escuelas” Esa es la mayor preocupación de José: crear una base y que los niños de entre 3 y 7 años se apunten a la escuela. “El futuro del baloncesto en este colegio y en todos los clubs pequeños es la base. Es muy importante sacar niños de abajo. Por eso promocionamos mucho las escuelas y, para ello, contamos con la participación del colegio. Hace poco hemos repartido inscripciones por las clases y esperamos que dentro de unas semanas empiecen a venir más chicos”.
Algunos lo hicieron y llegaron lejos, como Raúl Mena, que salió de La Salle camino del Real Canoe, llegó a militar con el Real Madrid en ACB y ahora juega en el Autocid Ford Burgos de LEB Oro, o dos ‘estrellitas’ (como las definen dentro del club): Amanda García y Raquel Martín, en la actualidad en la cantera del Asefa Estudiantes.
Fiel a su filosofía de club modesto, José tiene los pies en el suelo cuando habla del futuro: “Tal y como está la situación económica, nuestra prioridad inmediata es ir copando las categorías, sobre todo las femeninas, llenándolas, que tengamos un equipo por categoría”. Los problemas y las soluciones de siempre durante los últimos 25 años. Ajenos a todo lo que sucede en la pequeña oficina del club, decenas de chavales vestidos con las camisetas de sus ídolos (Pau Gasol, Shaquille O’Neal, José Manuel Calderón, Kobe Bryant…) siguen disfrutando del baloncesto todas las tardes en el patio del colegio.
Una foto de grupo, con el club Baloncesto 86 La Salle al completo.