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Tajamar, un proyecto social que surgió del deporte



El Tajamar integra en el mismo proyecto educación, labor social y deporte. Llegó en los años 50 del siglo pasado a Vallecas, entonces una zona degradada con numerosas carencias sociales y económicas. Pasó por un bar, un garaje y una vaquería antes...

Reportajes Clubs. TajamarEl Tajamar integra en el mismo proyecto educación, labor social y deporte. Llegó en los años 50 del siglo pasado a Vallecas, entonces una zona degradada con numerosas carencias sociales y económicas. Pasó por un bar, un garaje y una vaquería antes de establecerse en su emplazamiento definitivo donde ha vivido en primera persona la transformación del barrio. Más de medio siglo después, un millar de jóvenes siguen practicando deporte en sus instalaciones con el baloncesto entre los preferidos.



 

En el Tajamar lo primero fue el deporte. Un antiguo proyecto de José María Escrivá de Balaguer -fundador del Opus Dei-, realizar alguna labor social en un barrio periférico de Madrid, comenzó a hacerse realidad en 1956, en un bar de la avenida de la Albufera, Los Faroles, donde -según cuenta José María Galindo, responsable de Comunicación del Tajamar-, "los primeros miembros del club practicaban deporte en el patio y después se duchaban a manguerazos".


El bar Los Faroles, en la avenida de la Albufera
primera sede del Club Deportivo Tajamar.

Ese patio interior fue el germen de un amplio proyecto que pronto derivó del componente exclusivamente lúdico y deportivo al educativo. "Después de dos años en el barrio descubrieron que lo que más necesitaba la gente era formación y una titulación profesional. En esa época, a finales de los 50, había muchos inmigrantes que venían a la capital sin apenas estudios y en Vallecas no había ningún instituto, solo colegios de Primaria. Este fue el primero", explica José María Galindo.

Mientras comenzaban las clases en una guardería alquilada, el Club Deportivo y Cultural Tajamar mantenía su andadura. De la guardería y el bar se pasó a un garaje en la calle Eduardo Requena, reconvertido en aula y gimnasio a la vez; una instalación pequeña y precaria pero mítica en la historia del Tajamar, donde se conoce simplemente como Requena. "El deporte siempre ha tenido y tendrá un gran peso en el Tajamar" José María García Ortega, Chema, lleva más de veinte años al frente de la escuela de baloncesto. Cuando llegó, el colegio ya estaba en su ubicación actual pero, a falta de instalaciones cubiertas, todavía se recurría al Requena: "Decían que era nuestro secreto, pero a nosotros solo nos servía para entrenar sin mojarnos".


Un entrenamiento en el antiguo garaje, conocido como Requena.

En junio de 1958 se organizó uno de los hitos del club, una 'concentración gimnástico-deportiva' en el campo de fútbol del Rayo Vallecano. La conocida como 'Olimpiada' sirvió para que el Tajamar se extendiera definitivamente por todo Vallecas y tuvo continuación dos años después en el Palacio de los Deportes. En 1959, la sede se trasladó del garaje a una vaquería en el barrio de doña Carlota y un año después comenzaron las obras en el emplazamiento definitivo, el Cerro del Tío Pío, que entonces era un descampado sembrado de infraviviendas. "El gerente compró los terrenos a muchos pequeños propietarios y se empezaron a construir dos pabellones. Ese año los más mayores pasaron aquí y así de manera paulatina hasta que en 1964 se abandonó la vaquería".

El generoso espacio reservado en el solar al deporte era la mejor muestra del interés del colegio por la educación física. " Es una idea que ya estaba en los comienzos. Se quería hacer algo muy serio y muy profesional". Las instalaciones exteriores, entre ellas tres canchas de baloncesto y un espectacular campo de fútbol, llegaron desde el principio. En cambio, la piscina fue un proyecto, en maqueta, durante más de cuarenta años, hasta que en 2008, gracias a una donación de Juan Manuel de la Huerta López, pudo inaugurarse el flamante polideportivo que cuenta con dos piscinas y un moderno pabellón cubierto.


Un partido del club entonces recién nacido, en enero del año 1962

Más de cincuenta años después de su nacimiento, esa vocación deportiva nunca se ha despegado del Tajamar, que en la actualidad cuenta con escuelas de baloncesto, balonmano, atletismo, fútbol, fútbol sala, tenis, pádel, club de montaña, ciclismo, natación, béisbol. El deporte completa la labor pedagógica del centro en todos los aspectos, desde los valores como la solidaridad y la disciplina hasta la detección de posibles carencias. "El deporte siempre ha tenido y tiene un gran peso en Tajamar. Es una de las estrellas y queremos que siga así porque, además de su base educativa, es un complemento muy bueno para corregir deficiencias, como los defectos visuales, que pueden influir en el aprendizaje. Cuando un profesor detecta que puede haber algún problema, habla con el departamento de orientación, hacen un diagnóstico y se pasa al de educación física para que ayude a corregirlo".  Todo ello además de fomentar un estilo de vida sano: "No bebas, haz deporte. No trasnoches, tienes que madrugar, etc."


Con este equipo sub'21 de 2001 comenzó el ascenso del Tajamar hasta llegar a Primera Nacional.

Desde su experiencia de más de dos décadas en el centro, Chema apunta otras de las claves: "Lo principal es que a los chicos les guste. Tienen que estar continuamente motivados. El orden, los horarios, el sacrificio, la mejora. Todo eso tiene que ver con el esfuerzo y todo eso es igual al deporte. Pero sobre todo te tiene que gustar porque si no, te marchas". Y en el Tajamar el deporte debe gustar porque en las escuelas están inscritos cerca de 1.000 alumnos del total de 1.800. Chema sentencia: "Aquí es muy difícil no hacer deporte. Sales de las aulas y estás rodeado de instalaciones deportivas".


El equipo sub'21 campeón en el año 2006.

Y de todas las disciplinas, el baloncesto es, junto al atletismo, la estrella. Es el deporte de equipo con un mayor número de practicantes, 120, y el que más ha crecido en los últimos años. En la temporada 2010/11 cuenta con diez equipos, al menos uno en todas las categorías, desde benjamín hasta el sénior de Primera Nacional. En principio, está destinado a los alumnos del colegio pero no está cerrado a los de fuera. "Hasta junior la mayoría son del cole, pero procuramos no dejar a nadie tirado. Sobre todo funciona por amistad. Hay buen ambiente y ese es nuestro mejor aliado", comenta Chema, quien recuerda que "aquí no se cobra, se paga por jugar". "Nuestra filosofía no es batir récords sino ayudar a la gente a ser mejores personas" El sistema es que los deportistas costean los gastos que genera su equipo y, desde que el conjunto sénior ascendió a Primera Nacional, en 2008, los más pequeños ayudan en la financiación de sus mayores, su gran referencia. "Las categorías inferiores tienen un porcentaje de ayuda al Nacional. Por ejemplo, hasta cadete con 100 euros al año pagas la temporada, pero los chicos de cadete pagan 210 al año. De momento, la fórmula nos da resultado".

Como apunta José María Galindo, la filosofía del club no es "hacer récords mundiales en atletismo ni meter gente en el Real Madrid o el Barcelona en los deportes de equipo sino a través del deporte ayudar a la gente a ser mejor persona, a tener virtudes y valores". Junto a la solidaridad entre los equipos, el pabellón es el mejor símbolo de la convivencia entre la labor deportiva y la educativa. "En las horas lectivas, hasta las cinco de la tarde, es un aula de educación física, donde entran hasta tres clases, y después se utiliza para entrenamientos de atletismo, baloncesto y balonmano", explica Chema.


El equipo sénior, que milita en Primera Nacional en la temporada 2010/11.

Sin ambición, combinado el espíritu lúdico con el pedagógico, el Tajamar se ha colado entre los grandes del baloncesto madrileño. Con nombres míticos en su historia, como Ignacio Pinedo -que a principios de los sesenta fue profesor de idiomas, de educación física y entrenador-, y con hitos como los recientes éxitos del equipo sub'21, que disputó cinco Finales a Cuatro consecutivas entre 2003 y 2008. Desde su llegada a Primera Nacional el equipo sénior está superando una cima tras otra, pero Chema prefiere mantener los pies en el suelo. Mientras bromea, "si algún día ascendemos a EBA, yo me voy", se dedica a preparar la próxima temporada: "Este mundo es así. A veces estás deseando que acabe la temporada y cuando termina sientes un vacío, quieres que empiece la siguiente. En mi caso tengo que ir por delante, que adelantar las jugadas, como en el ajedrez. A estas alturas (primeros de marzo) ya está planificada la temporada que viene".

Chema asegura que el baloncesto seguirá creciendo en el Tajamar: "Nunca vamos a tener tantos equipos de baloncesto como el colegio Estudio porque ellos tienen pocos deportes más, pero es que el Tajamar es un hipermercado del deporte. Aquí la filosofía es que ningún niño se quede sin hacer deporte". Una filosofía que se mantiene intacta en el corazón de Vallecas desde hace más de cincuenta años.


Una vista del pabellón polideportivo, que sirve como aula de educación física y sede de los distintos equipos.

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