Es uno de los centros educativos con más tradición deportiva de Madrid. El colegio Nuestra Señora del Pilar lleva desde 1921 en su actual ubicación, un monumental edificio de la calle Castelló, donde el deporte siempre ha convivido con la labor pedagógica. En la actualidad, más de 200 alumnos o exalumnos juegan al baloncesto repartidos en 16 equipos, dos por curso, con la ambición de llegar lo más lejos posible pero siempre dentro de una vocación de club colegial.
Varias disciplinas han dominado la actividad deportiva del centro en los últimos 90 años. El baloncesto entró con fuerza en 1982 -dos años antes del boom de los Juegos Olímpicos de Los Angeles- y, poco a poco, le comió el terreno a las dos estrellas hasta ese momento: el hockey sobre patines y el balonmano. Álvaro de Ory, el actual coordinador de Deportes del colegio, era en aquellos años alumno y jugador de baloncesto. Recuerda que "entonces había más alumnos, 40 por clase, todos niños, y teníamos cuatro equipos por categoría. El baloncesto tiene mucha tradición en el colegio gracias a nombres como, entre otros, Manuel Cibrán, Juan Luis Rivero y un marianista, Santos Angulo, que era el alma del club deportivo".
Uno de los primeros equipos de Pilaristas, en la década de los 80.
Tan grande fue el tirón del baloncesto que del hockey desapareció hasta el campo, reconvertido con el paso del tiempo en dos canchas de básquet. "La relación de participantes con lo que ocupaba no era proporcional y el hockey murió. El deporte en los colegios solo evoluciona si hay gente que lo mueve. En el balonmano había una persona, lo dejó y también se acabó", explica Álvaro.
El hockey, lastrado por la falta de licencias en Madrid, no pudo resistir al baloncesto pero éste si aguantó poco después el envite del fútbol. María Azcaray, responsable del baloncesto femenino desde la actual temporada 2010/11, reconoce que "el fútbol nos ha hecho una dura competencia porque la tele hace mucho y es lo que la gente ve". Álvaro de Ory destaca el mérito de Nacho Medina, responsable de fútbol en el centro, y también la pacífica convivencia entre los dos deportes: "Ese antiguo campo de hockey también lo es de fútbol. Lo compartimos, igual que el pabellón, y la verdad es que nos organizamos muy bien".
Tanto Álvaro como María cumplen con una norma no escrita. "Casi todos los entrenadores son antiguos alumnos del centro" "Hay una tradición, que se cumple al 99 por ciento: los entrenadores responsables son antiguos alumnos del colegio. Empiezan con la escuela, después cogen equipos junto a alguien que lleve más tiempo y acaban llevándolo ellos. Ten en cuenta que nuestros entrenadores, salvo excepciones, no suelen durar más de 5 ó 6 años, hasta que acaban la carrera", explica el coordinador.
Esta herencia está vigente en las tres disciplinas que componen la actual oferta del club deportivo: fútbol para los chicos, voleibol para las chicas, y baloncesto para ambos. Su carácter mixto permite que el básquet cuente desde hace ya varias temporadas con un número estable en torno a los 16 equipos, dos por curso, uno por género. "Cubrimos todas las categorías con un equipo masculino y otro femenino, incluyendo los senior. Incluso hay temporadas en que sacamos un equipo de primer año y otro de segundo. Este año hay cerca de 200 jugadores", detalla Álvaro.
La final de un Torneo de San Isidro junto a los muros del colegio.
Con el tiempo los equipos de Pilaristas han evolucionado desde una vocación "más de club" a una más colegial: "Antes jugaban los mejores. Ahora tenemos una estructura más abierta. La idea es no excluir a nadie salvo en las categorías superiores, donde solo se puede inscribir a 12 jugadores y, en ese caso, a lo mejor hasta tenemos jugadores entrenando sin ficha. Un 95 por ciento de los que quieren, juegan. La política es que no puede jugar nadie de fuera si cierra la plaza a alguien de dentro. Aunque venga alguien espectacular; si cierra a un chico del colegio, no entra. Creemos que debe ser así".
La vocación colegial del club deportivo se refleja también en la estrecha relación con el centro: "Somos un club por temas federativos, pero dependemos del colegio. El director es el presidente del club, el administrador del colegio lo es también del club, el coordinador de Deportes es el responsable del club. Incluso repercute en las sanciones. Si alguien hace algo mal dentro del club deportivo tiene su repercusión en el colegio. Está totalmente vinculado".
Un joven Álvaro de Ory entrenaba a este equipo alevín de 1990.
Pero esa filosofía también conlleva sus limitaciones. El Pilaristas busca el delicado equilibrio entre la necesidad de nutrirse solo de alumnos o exalumnos y la ambición deportiva. Álvaro de Ory lo resume así: "El objetivo es llegar lo más lejos posible con lo que tenemos, con nuestras premisas. Trabajamos para hacer un equipo competitivo, para llegar arriba, pero sabiendo que somos un colegio y que va a jugar gente de aquí". El senior también está formado por antiguos alumnos con mínimas excepciones: "Hay alguno de fuera pero para completar. La idea es que sea un espejo para los más pequeños. Todo dentro de un ambiente de colegio".
María apunta otro obstáculo: "Al ser un colegio cuando tienes un jugador que destaca mucho te lo suelen quitar. No tienes las mismas posibilidades que los clubs". "El objetivo es llegar lo más lejos posible con la gente del colegio" Así las cosas, las grandes metas se cambian por los pequeños retos del día a día: "Un año casi nos metemos en los playoff de infantil; algunas temporadas hemos tenido seis equipos en Preferente y otras solo uno; un año el cadete casi llega a lo que ahora es la fase final y éste estamos en semifinales de juvenil federado.", resume Álvaro. Todos los equipos participan en competición federada. "Eso lo defendemos a muerte, porque el nivel en la Federación es distinto al de cualquier otra competición", apuntan al unísono los dos responsables.
Desde la llegada de las niñas al Nuestra Señora del Pilar, en 1987, el básquet femenino ha igualado al masculino e incluso, en ocasiones, le ha superado en éxitos. María Azcaray reconoce que "a lo mejor en algún curso cuesta más sacar un equipo pero luego todos se llenan". Y es que la tradición deportiva del Nuestra Señora del Pilar tira. De los 1.900 alumnos del centro, 800 forman parte del club deportivo -entre el baloncesto, el fútbol y el voleibol- y otros 500 juegan en una liga interna de fútbol para antiguos alumnos.
Ni la crisis económica ni las nuevas propuestas extraescolares o de ocio para los niños y adolescentes pueden con el deporte en el cole: "Ahora los chicos tienen más oferta de la que teníamos antes. Hay clases de piano, de inglés. También les exigen más en los estudios y los padres están más encima de ellos. Tienen tantas cosas que muchos no dan más de sí. Pero nuestro problema no es que nos falte gente sino que nos suele sobrar. De hecho, ningún equipo se queda cojo. Siempre llenamos dos equipos por curso y hay algunos con 15 ó 16 jugadores", dice Álvaro. Y entonces surge una de las ventajas de ser un colegio. Como comenta María, "es mucho más cómodo para los padres. Salen de clase y ya están aquí, jugando. No les tienen que llevar a ningún sitio".
Las pistas del colegio están ocupadas todas las tardes.
Cuatro equipos por curso, dos de baloncesto y dos de fútbol, más el voleibol. 60 niños de los 150 que hay en cada curso practican deporte en el Nuestra Señora del Pilar. Como dice Álvaro de Ory, "casi la mitad de cada curso está en un equipo federado. Aquí te das una vuelta cualquier día a las 5 de la tarde y no hay ni un solo campo libre. Están ocupados hasta las 8, y después llegan los senior". De las 12 canchas de baloncesto del colegio, 6 de canasta grande y 6 de minibasket -entre ellas, las situadas en el pabellón, bajo el patio sur-, han salido talentos ACB como Pedro Robles (Estudiantes, Gijón Baloncesto, Pamesa Valencia, Tenerife, Murcia.).
Fieles a su filosofía de club colegial y con la experiencia que nace de la tradición, los responsables del baloncesto de Pilaristas tienen los pies en el suelo y saben que crecer en número es más que complicado: "Simplemente, no hay más sitio. Todos los campos de entrenamiento están ocupados. Sacar más equipos supondría entrenar a partir de las 8 o quitar días, y eso equivale a bajar en calidad. Crecer en cantidad es imposible. Se trata de seguir mejorando en calidad interna, trabajar mejor y hacer las cosas mejor en el día a día". En la más pura tradición del Pilaristas.
Una espectacular imagen de un partido cadete correspondiente a la temporada 2010/11.