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CD Colmenar de Oreja, una isla en el reino del fútbol



En el baloncesto madrileño hay clubs grandes, medianos y pequeños. Siempre hablando de cantidad. La sección de baloncesto del CD Colmenar de Oreja forma parte de estos últimos. Un club con un solo equipo, senior masculino, en la categoría más baja (2...

Reportajes Clubs. Colmenar de OrejaEn el baloncesto madrileño hay clubs grandes, medianos y pequeños. Siempre hablando de cantidad. La sección de baloncesto del CD Colmenar de Oreja forma parte de estos últimos. Un club con un solo equipo, senior masculino, en la categoría más baja (2ª Autonómica),  sin cantera y con el mismo entrenador desde hace 16 años. Sin embargo, también es uno de los más antiguos inscritos en la FBM. Desde hace más de dos décadas, es una isla en un pueblo dominado por el fútbol.



 


Un entrenamiento en los años 80
en el patio del colegio Apis Aurealiae.

En el Club Deportivo Colmenar de Oreja, la proporción es de 200 futbolistas por 11 jugadores de baloncesto. Si contamos las escuelas municipales, se eleva hasta 300-11. Esos once, nueve en ocasiones, doce a lo sumo, componen la sección de baloncesto del club y el único equipo del pueblo. En la temporada 2011-12 está encuadrado en el Grupo 8 de 2ª División Autonómica Serie A junto a conjuntos cercanos (Olímpico Aranjuez) y otros que exigen más de una hora de desplazamiento (Valcude Alcobendas).

La historia del club deportivo comienza oficialmente en 1936 "con un equipo de fútbol que jugaba en la Liga Adheridos. Ahí estaban Luis, el cura, ya fallecido, o gente que ahora tiene 90 años", explica su actual presidente, Crescencio Fernández, orgulloso de formar parte de esa larga historia. El fútbol empezó todo. Para incorporar el baloncesto a la oferta deportiva de Colmenar hizo falta medio siglo. El básquet arrancó en 1984 en el colegio Apis Aurealie (nombre romano de la localidad) gracias al profesor de Educación Física José Manuel Rivas. "Le gustaba mucho el baloncesto, empezó a moverlo en el colegio y montó un equipillo. Cuando él se marchó del cole, los jugadores decidimos mantenerlo", recuerda Juan Carlos García, entonces jugador, después responsable de la sección y durante los últimos 16 años entrenador del equipo.

A falta de pabellón, ese primer grupo se entrenaba en el patio del colegio, a veces de forma clandestina. "Recuerdo entrenar de noche, casi sin luz y solo alumbrados por las luces de la carretera. Te dabas unos balonazos impresionantes. Hasta que llegaba la policía y nos echaba. Ahí estaban, entre otros, Juan Pablo Martínez, Javier González, Ángel García el lechero, José Antonio Crespo el de la ferretería. Todos del pueblo".


En 1984, el profesor José Manuel Rivas formó el conjunto senior
y este equipo alevín que no tuvo continuidad.

El primitivo equipo de baloncesto de Colmenar de Oreja, entrenado por Rivas, comenzó su andadura en la liga local de Aranjuez. Tras la marcha del profesor, se hizo cargo José Ejeda. "Entonces los entrenadores no necesitaban el título. Presentaban una ficha, decían "ya haré el curso.", y listo. Al principio Ejeda no entendía mucho de baloncesto, pero se lo explicamos. Nos preparaba físicamente y hacía los cambios para organizarnos un poco porque si no era un cachondeo". "Entrenábamos en el patio del cole alumbrados por las luces de la carretera" Después de jugar en Aranjuez, el equipo compitió en la liga municipal de Moratalaz. En noviembre de 1988 presentó sus estatutos en la Federación de Baloncesto de Madrid. Para federarse, la sección se integró en el club deportivo, aunque funciona de manera independiente.

En 1995 se construyó el pabellón polideportivo municipal sobre los terrenos que ocupaba el segundo campo de fútbol (el tercero se levantó unos metros más adelante) y donde antes había estado la estación de tren. "En este lugar se recogía la remolacha cuando el pueblo vivía solo de la agricultura", explica el presidente. Allí ha jugado desde entonces el equipo, siempre bajo la dirección de Juan Carlos García y siempre en la misma categoría, 2ª Autonómica: "Estuvimos en 2ª B, ascendimos a 2ª A, desapareció la B y ahora volvemos a estar en A."


La inauguración del pabellón, en 1995, fue uno de los hitos históricos del club y del pueblo.

El máximo éxito deportivo fue la disputa de los playoff de ascenso a 1ª Autonómica hace cuatro temporadas, curiosamente coincidiendo con uno de los peores momentos. "Ese año estuvimos a punto de no salir porque solo nos juntamos ocho jugadores, pero unos convencieron a otros. Debió cogerse con ganas porque llegamos a los playoff, aunque si hubiéramos ascendido habríamos tenido que renunciar porque no había presupuesto, no tenemos equipos de base."


Este era el equipo del Colmenar de Oreja en 1995.
Juan Carlos García es el dorsal 5, de pie a la derecha.


Otro conjunto de finales de los noventa,
ya con Juan Carlos García (00) como entrenador.

Precisamente, la falta de cantera, y por tanto de continuidad, ha sido la gran amenaza durante estas dos décadas. Como explica Juan Carlos, "desde 1984, ha habido muchos cambios generacionales. En ocasiones solo quedaban cinco o seis jugadores y tenían que entrar chavales jóvenes, a veces algunos que nunca habían jugado al baloncesto. Formar desde cero a un chico con 17 ó 18 años es muy complicado". La vocación futbolística del pueblo tampoco ayuda. El Ayuntamiento oferta escuelas de fútbol sala, fútbol 7 y baloncesto. En las dos primeras hay decenas de jugadores e incluso lista de espera. En cambio, en los últimos seis años solo ha habido dos equipos de básquet, uno masculino y otro femenino. "Se empezó con uno mixto que después se dividió en dos. Las chicas comenzaron en benjamín y llegaron hasta cadete. Los chicos siguieron hasta juvenil, pero ahí se acaba la escuela. Durante estos cinco años se han presentado dos o tres niños por año. Imposible formar equipos de pequeños", explica David Martínez, responsable de Deportes del Ayuntamiento.

La juventud de los chicos de la escuela impedía incorporarlos al senior del club. Ahora, Juan Carlos, se plantea llamar a alguno, aunque apenas tenga 17 años. "A veces han entrado en el equipo chicos de 17 años que nunca habían jugado al baloncesto" "Jugar en una liga senior es muy duro para chavales tan jóvenes pero como los dejemos escapar este año, a lo mejor no vuelven". Asegurar una cantera, una base, es algo muy lejano: "Los que empiecen ahora a jugar en benjamín no llegarían al club hasta dentro de diez años", comenta David Martínez.


La unión es una de las grandes bazas del club.
En la imagen un tiempo muerto en la campaña 2008-09.

23 años después de su aparición, en el CD Colmenar de Oreja juegan hijos, familiares o amigos de aquellos que empezaron en el patio del Apis Aureliae. Residentes en el pueblo durante todo el año solo quedan dos. La distancia y la edad media del equipo, que ronda los 29 años, hace que el equipo solo entrene un día a la semana, el viernes. "Cuando había más gente del pueblo entrenábamos dos días. Ahora todo el mundo vive fuera y trabaja. Como muchos son descendientes de gente del pueblo, mantienen casa aquí para el fin de semana. Llegan el viernes y se quedan a dormir en Colmenar". Desde Madrid vienen Espartaco y Manuel Rivas, hijos de José Manuel Rivas; otros lo hacen desde Villaconejos o Estremera.

El club es consciente de sus limitaciones deportivas. Mientras otros aspiran a ganar títulos o subir de categoría, ellos afrontan otros retos, como la rivalidad con el cercano Chinchón: "Hace años jugábamos contra ellos y perdíamos siempre, pero el año pasado les ganamos por 50 puntos", comentan orgullosos.


Juan Carlos García, responsable del baloncesto, y
Crescencio Fernández, presidente del CD Colmenar de Oreja

A la falta de jugadores se ha unido en los últimos años otro obstáculo, la crisis económica. "La crisis se nota muchísimo -explica Crescencio Fernández-. Cuando yo llegué, hace nueve años, había dinero fácil para todo el mundo. No del Ayuntamiento, pero sí de empresas, de patrocinadores. Era una gozada. Ahora todo eso ha desaparecido". La sección de baloncesto sobrevive mediante su parte de las subvenciones municipales que recibe el club deportivo, la venta de participaciones de lotería y la aportación de los jugadores, que "pagan por jugar. Y como todos somos mayorcitos, rotamos los coches para desplazarnos. Nos financiamos como podemos", comenta  Juan Carlos.

Para superar los inconvenientes el secreto está en el grupo: "Hemos durado 24 años porque fomentamos las relaciones humanas. Lo primero es una labor de hacer grupo, sobre todo cuando toca un cambio de generación. Una vez que lo consigues, toca empezar a jugar". Y otra de las claves para la supervivencia de la sección de baloncesto es la tenacidad de Juan Carlos García, 46 años de edad y desde los 30 como responsable y entrenador del equipo: "Me han ofrecido estar en otros lado pero me gusta estar aquí". ¿Hasta cuándo? "No lo sé, pero seguramente cuando me canse alguien se quedará con ello". Quizá sigue porque cuando Crescencio Fernández quiso dejar la presidencia del club, después de ocho años, "no hubo manera. Nadie quería coger el cargo. Y si no lo hace alguien, al final no hay deporte".

En un pueblo de 8.400 habitantes oficiales ("6.000 reales porque muchos son de fin de semana", aclaran en el club), los 800 asientos del campo de fútbol suelen llenarse. El pabellón, de propiedad municipal pero gestionado por el club deportivo, se emplea sobre todo para las actividades extraescolares de los colegios o las competiciones municipales, como la liga de fútbol sala. A ver un partido de baloncesto acuden 10 ó 12 personas. Aun así, desde hace más de 20 años el básquet resiste en Colmenar de Oreja.

ReportajeColmenardeOreja Foto10 El equipo actual, en la temporada 2011-12.

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