Federación de Baloncesto de Madrid

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Jesús María, aquí juegan todos



El escenario es privilegiado. Un colegio en la calle Juan Bravo cercano a los cien años. Un palacete de techos enormes, con maderas nobles y una monumental capilla que envidiaría cualquier municipio de España. Pero el Jesús María es también un clásic...

Reportajes Clubs. Jesús MaríaEl escenario es privilegiado. Un colegio en la calle Juan Bravo cercano a los cien años. Un palacete de techos enormes, con maderas nobles y una monumental capilla que envidiaría cualquier municipio de España. Pero el Jesús María es también un clásico del baloncesto madrileño, de una manera de entender el deporte, enfocado a la educación. El organigrama técnico del club está formado por profesores del colegio y la filosofía está clara: por encima de ganar o perder, aquí juegan todos.



El origen del colegio Jesús María (al menos en su emplazamiento actual) se remonta a 1927, cuando se realizó el traslado desde las primeras instalaciones de la calle Velázquez hasta el flamante edificio de Juan Bravo. El baloncesto llegó en los años 50 de la mano de la legendaria entrenadora Ita Poza. Pese a la carencia de instalaciones, solo una pista de tierra con dos canastas, las primeras jugadoras formaron el equipo Jesús María-JIPSA, que disputó un campeonato de España oficioso bianual que ganó en abril de 1958. Dos años después quedaron subcampeonas de los Juegos deportivos internacionales de San Sebastián y conquistaron los Campeonatos Internacionales de la FISEC disputados en Estrasburgo


La primera piedra del polideportivo, en 1963.

En octubre de 1960, cuatro de aquellas jugadoras, Pepa Senante, Milagros Couchoud, Maribel Díez de Lastra y Mª Antonia Flaquer, se unieron a otras del Asunción, y, bajo la dirección de Ita Poza, formaron el CREFF Madrid, que dominó en el baloncesto femenino nacional durante una década. Hasta mediados de los años 70, el colegio Jesús María siguió aportando jugadoras al mejor equipo de España. Ese boom del baloncesto femenino, impulsado desde el colegio, se notó en el centro con la construcción del pabellón polideportivo tras solventar una sucesión de complicados trámites urbanísticos.

Ya con unas instalaciones adecuadas, que se mantienen a pleno rendimiento hasta la actualidad, el baloncesto continuó como único deporte, siempre entendido como refuerzo de la educación física y complemento a la educación pero sin estructura de club organizado. En los años 80, una antigua jugadora del CREFF y madre de alumnas, Teresa Pérez Villota, creó un nuevo CREF (ahora con una sola F) vinculado al colegio y con la colaboración del APA. Gracias a su impulso, los equipos crecieron hasta 18, dos por curso, y el senior femenino volvió a colarse entre los mejores de España.


Las chicas son mayoría en el colegio y con ellas han llegado los mayores logros deportivos.

Entre 1996 y 1997, el CREF se 'emancipó' y, gracias a la unión de la dirección del colegio y de varios padres, surgió el CD Claudina Thevenet Jesús María, como siempre centrado en el baloncesto. "El primer presidente fue Ángel González de Ibarra, una de las personas que más han potenciado el deporte en el colegio. Él y otros cuatro o cinco padres redactaron unos estatutos que todavía regulan la actividad del club. En ellos se potencia que los niños del colegio Jesús María hagan deporte. No somos un club fichador sino que nos basamos en nuestra cantera, en los niños del cole", explica Julio Gil, actual presidente.


El histórico pabellón, ahora compartido por baloncesto y fútbol sala.

En 1997, el año de su nacimiento, el club contaba con 148 jugadores repartidos en once equipos más 52 en la escuelita (entre 3º de Infantil y 2º de Primaria). La filosofía estaba clara y el camino, marcado: cuantos más, mejor. "No somos un club fichador, nos basamos en nuestra cantera, en los niños del cole" "Salvo raras excepciones, los jugadores son alumnos del centro. De cadete para abajo, todos. Y juegan todos los que se apuntan. Aquí no se excluye a nadie por su calidad baloncestística o deportiva. Todo el que quiera hacer deporte con nosotros puede hacerlo", comenta el presidente.

Durante una década, el Jesús María continuó con su tradición baloncestística, reflejada en éxitos de las competiciones de base, tanto federadas como colegiales, sobre todo femeninas. Esta vocación integradora fue a más a partir de 2007, cuando el fútbol entró a formar parte de la oferta deportiva. Al contrario de lo que se podría pensar, el baloncesto apenas acusó la llegada del 'intruso' y, sobre todo, se logró el objetivo primordial: más alumnos deportistas. "Antes o hacías baloncesto o no hacías nada. Con la llegada del fútbol el número global de deportistas aumentó. En las chicas, que son mayoría, no se notó porque casi todas las que hacen deporte juegan al baloncesto. En los chicos, por ejemplo, antes teníamos dos equipos alevines de baloncesto y ahora tenemos uno de básquet y tres de fútbol. En lugar de tener a 24 chavales alevines haciendo deporte tenemos a 48". En la actualidad, entre fútbol, baloncesto y la escuelita hay 417 jugadores. Alrededor de 250 juegan al baloncesto repartidos en 17 equipos; 90 están en la escuelita y el resto son para el fútbol. El club incorpora más iniciativas "como una actividad de esquí en la que movemos a más de 70 niños tres veces al año".


Entre los trofeos, estos dos (Benjamín femenino
y Junior masculino) de la temporada 2005-06.

Los dos deportes del cole no solo conviven en la distribución de las instalaciones (el pabellón y las pistas exteriores) sino también en la escuelita. Se trata de dar al alumno la posibilidad de elegir con conocimiento de causa. Como explica el director técnico, Javier Movilla, "en 3º de Infantil se trabaja sobre todo la psicomotricidad, las habilidades y destrezas básicas, siempre desde el juego, pero ya empezamos a orientar a los chicos hacia los dos deportes. Aprenden a botar, a pasar y se les estimula mucho la autonomía personal. En 1º y 2º de Primaria hacen un día baloncesto y otro fútbol para dotarles del mayor bagaje deportivo posible". Julio Gil apunta: "Intentamos que cada chaval haga lo que realmente quiere. Hay algunos que podrían jugar mejor al baloncesto pero que prefieren el fútbol, y al revés. Otros que cambian de un deporte a otro, e incluso tenemos chavales que hacen los dos deportes. Vienen a entrenar cinco días a la semana y juegan dos partidos los fines de semana".

También desde pequeños se inculcan los valores del deporte y su papel dentro de la actividad docente: "Se juega para competir, si es posible para ganar, pero siempre buscando el compañerismo, el compromiso, el trabajo en equipo, la formación del jugador, el respeto a los árbitros. Y todo ello sin perjudicar en ningún caso la formación, los resultados escolares de los chavales", comenta Julio Gil. Lo primero es lo primero, y por eso no es extraño que un equipo no entrene en víspera de exámenes. Javier Movilla resume en pocas palabras la filosofía del club: "El deporte como herramienta educativa".


Salida a la nieve. Una de las actividades organizadas por el club deportivo.

De los 17 equipos de baloncesto, ocho (dos cadetes, dos junior, un sub'21 y tres senior) disputan en la temporada 2011/12 competiciones organizadas por la FBM; el resto, incluidos los más pequeños, campeonatos escolares. Es en estos últimos donde han llegado los mayores logros en los últimos años como el título en benjamín y el subcampeonato en alevín en 2011. "Contra los colegios jugamos en igualdad de condiciones, con un calendario adaptado a los días lectivos, y podemos admitir a todos siguiendo nuestra filosofía. Además, solemos destacar sobre el resto por nuestra tradición deportiva. Pero cuando se forma un equipo al que le gusta mucho el baloncesto, que no solo quiere pasárselo bien sino también competir, estamos abiertos a federarlo", explica Javier Movilla.

La tradición deportiva del Jesús María se refleja en la fidelidad de los equipos. "Tenemos un junior femenino en el que solo una niña no es del colegio. En cadete hay 18 jugadoras en dos equipos. Un equipo que quedó campeón en Junior Federado femenino se ha vuelto a juntar en senior.". Incluso algunos jugadores o jugadoras se han enganchado al deporte sobre la marcha con 14 ó 15 años. "De repente te dicen que quieren jugar aunque no lo han hecho nunca. En un club competitivo eso sería imposible, pero en un colegio debe ser el objetivo. Si baja el nivel y no podemos quedar terceros, quedaremos quintos, pero cuantos más, mejor".


Una representación del club con Marc Gasol en la embajada de Estados Unidos.

Quizá siguen, vuelven o se incorporan porque saben que en el Jesús María hay minutos para todos: "Nuestros chavales nunca juegan solo un cuarto, que es lo que pasa a veces cuando vas a competir y a ganar. Tanto en fútbol como en baloncesto todos tienen el mismo número de minutos. Si perdemos, perdemos, pero mantenemos el equipo". "El objetivo final es que los 1.200 alumnos del colegio hagan deporte" Es el eterno debate entre competir y formar. Julio Gil recuerda una anécdota: "Cuando jugamos una final de alevín alguien me propuso llevar solo a las ocho mejores. No daba crédito. Tenemos a cuatro jugadoras que han estado todo el año entrenando, todo el año jugando. ¿tienes el valor de decirles a esas niñas y a sus padres que no vengan el día en que pueden ser campeonas? El colegio Jesús María fue con las doce y el contrario con ocho. Perdimos, pero yo prefiero ser subcampeón con doce".

El actual organigrama técnico es un ejemplo de la unión entre el deporte y el centro. Los principales responsables son profesores del Jesús María. Javier Movilla y los dos coordinadores, Félix Arias (baloncesto) y Carlos Labrado (fútbol) son maestros de Educación Física. Félix es, además, orientador y el psicólogo del colegio. "Si el club deportivo necesita algo, tanto el colegio como el APA están a su disposición. La integración es total", sentencia el presidente. Hay otro lado bueno: "Al ser profesores y estar dentro del colegio, tiramos de los chavales y les animamos a hacer deporte", comenta el director técnico.


Las pistas del colegio están ocupadas de lunes a viernes hasta las once de la noche.

El CD Claudina Thevenet Jesús María representa el baloncesto formativo puro y duro, con dedicación, paciencia y objetivos a largo plazo: "Alguno de nuestros chavales se ha marchado a  clubs grandes, pero allí no han pasado de junior o cadete. Se sabe si un chaval es bueno con 16 ó 17 años. Mientras tanto se debe formar en su colegio, en su entorno, porque cuantos más minutos juegue y cuantas más cosas haga, mejor", dice Julio Gil. Félix Arias va más lejos: "A veces nos encontramos con auténticos cadáveres deportivos, con chicos que destacaban pero que se han quedado en el camino y a qué coste: escolar, familiar, de amistades. Todo eso hay que tenerlo en cuenta".

148 deportistas en 1997, más de 400 en 2012. pero la meta todavía está lejos. Y en el Jesús María es ambiciosa: "¿Nuestro objetivo? Que los 1.200 niños del colegio hagan deporte".


No están todos pero casi. La foto de grupo es de la Navidad de 2011.

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