El Club Baloncesto Juan de Austria ha sido uno de los clubs más destacados de la temporada 2012-13, sobre todo por su gran actuación en el Día del Mini en el que clasificó a cinco equipos y consiguió cuatro medallas. Pero el CBJA tiene detrás una historia de más de 25 años desde su nacimiento en el patio de un colegio público de Alcalá de Henares. Una carrera de fondo que incluye desbancar al fútbol o conseguir instalaciones y financiación. Y siempre sin dejar de crecer.
La historia del club comenzó en septiembre de 1987, con la llegada de un nuevo profesor de Educación Física, Antonio Suárez, al colegio Juan de Austria de Alcalá de Henares. Suárez, que 25 años después es el director del centro, recuerda que "cuando llegué aquí solo había fútbol, fútbol, más fútbol y una escuela de balonmano". De hecho, en Alcalá, el único baloncesto federado era el del histórico Cajamadrid, que un año antes había descendido de ACB a Primera B. En los colegios, solo competición local.
El infantil masculino 87-88, uno de los primeros equipos.
Suárez venía de jugar al baloncesto en categoría comarcal (de hecho, seguía haciéndolo) y enseguida se puso manos a la obra para fomentar ese deporte entre los 1.300 alumnos del colegio. "Quería que hubiera equipos de baloncesto porque era mi deporte, mi pasión. Cogí a los infantiles, chicos y chicas nacidos en el 74, y los entrenaba en mi hora libre, de doce y media a una y media. También empecé a echar una mano a unos cadetes que acababan de dejar el colegio, y de los mayores sacaba entrenadores para los benjamines y alevines".
Enseguida encontró la ayuda de un antiguo alumno, Gracia Gallego. "A su hermana le gustaba el baloncesto, no tenían entrenador y se puso él. Luego se fue metiendo, acabó con el título de entrenador superior y lleva una larga carrera como técnico", apunta Antonio Rubio, actual presidente del club. Además, Antonio Suárez organizó una liga en los recreos que aún se mantiene. El trabajo pronto dio sus frutos. "Poco a poco, casi sin darnos cuenta, fuimos sacando chavales. Cuando llegué había uno o dos equipos. Ese mismo año sacamos nueve, que empezaron a jugar en la liga local. Pregunté cuál era el color del colegio ¿El rojo? Pues todos a comprarse una camiseta roja."
Con este equipo junior, el Juan de Austria llegó a las competiciones federadas.
Uno de los primeros problemas fue el de las instalaciones. En el cole solo había una pista de baloncesto "y dos canastas de mini que logré poner en un patio que tenía un bordillo, un árbol., algo infame", explica Antonio. Pero los cimientos estaban puestos y en las siguientes temporadas el club fue creciendo. Primero, Suárez se llevó a su equipo senior, que empezó a jugar en Alcalá bajo el nombre de Juan de Austria. Después, el cuerpo técnico se reforzó con la llegada de Antonio Rubio. Los dos se conocían de la liga comarcal y de hacer juntos el curso de entrenador, pero el 'fichaje' vino de casualidad. Como explica Antonio Suárez, "las chicas infantiles, nacidas en el 76, pusieron un anuncio: se necesita entrenador de baloncesto, y, de repente, se presentó Antonio. Le dije: ¿Pero tú sabes lo que vas a cobrar aquí? Cero. Aun así se quedó, y hasta ahora."
La llegada de nombres del baloncesto local y comarcal es una constante a lo largo de la historia del Juan de Austria. En 1995 se federó un junior, que en su primera temporada ascendió a PreferentePoco después de Antonio Rubio se incorporaron José Ramón González Chipi y Fran Ruiz. Más adelante, Ángel Prieto (actual vicepresidente), José Manuel Mateos Mateo, Javier Morillo y José Manuel Heras entre muchos otros.
Con Antonio Rubio, el club empezó un cambio de mentalidad y, sin abandonar la filosofía original de colegio (el 90 por ciento de los jugadores eran alumnos), emprendió nuevos retos. La competición local se quedaba pequeña. En 1995 un infantil masculino fue campeón de Madrid escolar y ese mismo año se federó el primer equipo, un junior masculino que, en la temporada de su debut, logró el ascenso a Preferente. Poco a poco, el Juan de Austria empezaba a funcionar como club, aunque "los primeros años fueron un poco agobiantes porque no estábamos acostumbrados -comenta Antonio Rubio-. Los principios siempre son duros".
El senior masculino jugó en Primera Nacional e incluso disputó los playoff de ascenso a la Liga EBA.
En esos años también se construyó el pabellón, que, aunque está pegado al patio del colegio, es de propiedad municipal. Por eso, el baloncesto del Juan de Austria tenía que convivir con muchos otros deportes. "Se abrió a todo el mundo. Hasta las seis de la tarde, nosotros y el colegio Miguel Hernández teníamos algunas horas para actividades extraescolares. A partir de las seis, llegaba el fútbol sala", comenta Antonio Suárez. "En el mejor de los casos, los equipos de mini podían entrenar una vez a la semana, y a lo ancho, aunque con un problema: solo había canastas grandes, nada de mini", señala el presidente.
Y junto a la lucha por las instalaciones, estaba la financiación. La vía principal era (como ahora) las cuotas de los jugadores. También llegaba algo de dinero en forma de subvenciones municipales, pero Antonio Suárez recuerda que "a pesar de tener 15 equipos se nos consideraba como uno solo. Había un equipo de fútbol sala, con ocho jugadores, que entrenaba en el pabellón. A ellos les daban 70.000 pesetas y a nosotros, con más de 200 jugadores, nos daban las mismas 70.000 pesetas. Tocábamos a menos de 500 para cada uno, mientras que ellos tenían chándal, un abrigo para el invierno." Antonio Rubio apunta que "hemos sido muy tontos. Nosotros comprábamos hasta las redes de los aros cuando se rompían".
Pero, con el paso del tiempo, la 'marea roja' del Juan de Austria pudo con el fútbol. En el colegio (las pistas de fútbol sala se transformaron en canchas de baloncesto) y en el pabellón, que desde hace tres temporadas está dedicado en horario completo al básquet, ya con canastas adaptables a mini. "Si nos conocen fuera de Alcalá de Henares es por el baloncesto", sentencia Antonio Suárez, quien aprovecha para recordar los orígenes del club: "Hace algunos años, el Diario de Alcalá nos llamó el Estudiantes de Alcalá. Sí, nuestra filosofía es parecida. Que de un colegio, público en nuestro caso, salga todo esto es algo muy raro en la Comunidad de Madrid. Ahora el club está abierto a todo el mundo y el porcentaje de jugadores alumnos es menor, en torno al 30 por ciento, pero no hay que olvidar que salimos de un colegio, tenemos la sede en el colegio y muchos de los entrenadores han estado antes aquí".
Ese crecimiento del Juan de Austria no es fruto de la casualidad sino que ha estado impulsado por numerosas iniciativas. Quizá la principal han sido las jornadas de babybasket que se pusieron en marcha en la temporada 1997-98 y de las que Antonio Rubio se muestra especialmente orgulloso: "El fútbol se llevaba los niños muy pequeñitos y nosotros respondimos con el primer babybasket de Alcalá, y quizá también de la Comunidad de Madrid. Niños de 5 a 7 años, incluso alguno de 4, que hacían psicomotricidad, aprendían a respirar y trabajaban conceptos de baloncesto siempre con el juego como base. Empezamos con 50 niños y luego el número de estabilizó en 30". Los resultados llegaron enseguida: "Los niños crean concepto de club, de familia, siguen trabajando, aman los colores. Y después se nota mucho quien ha estado en babybasket por la diferencia en la psicomotricidad o en detalles como saber agarrar un balón". Hace cinco años se añadió la Babycup, un torneo navideño diseñado para los más pequeños.
En la temporada 2000-01, la Federación de Baloncesto de Madrid concedió al Juan de Austria el premio al Club con Mayor Progresión de la Comunidad de Madrid. "Todos los años creceremos entre un 10 y un 20 por ciento. Ahora mismo estamos en unos 400 jugadores y cerca de 60 monitores, incluyendo las escuelas en otros colegios. En total, hay 21 equipos federados, un senior en la liga comarcal, ocho en competición escolar y cinco núcleos de baby", dice el presidente. ¿Hay un tope? Los responsables del club sonríen: "En el año 2000, cuando teníamos unos 200 niños, nos dijeron que estábamos al límite, que habíamos llegado a nuestro techo y ya no podíamos coger más niños. Evidentemente, no les hicimos ni caso".
Desde hace tres temporadas, el pabellón se dedica en exclusiva al baloncesto.
Michael Jordan 'vigila' los entrenamientos.
En paralelo a ese crecimiento llegaron los éxitos deportivos. En 2002, el primer equipo femenino subió a Primera Nacional. En 2003 lo hizo el masculino, que, entrenado por José Manuel Mateo, llegó hasta los playoff de ascenso a la Liga EBA. Antonio Suárez recuerda que "nos eliminó el Majadahonda, que para ese partido fichó a David Brabender, que acababa de dejar la ACB. No hizo nada en el primer cuarto, nada en el segundo, nada en el tercero, y en el último. nos metió 19 puntos". En aquellos años, los equipos mini también alcanzaron sus primeros éxitos, aunque todos coinciden en el mejor momento ha llegado en la temporada 2012-13: En 2001, la FBM concedió al CBJA el premio al Club con Mayor Progresión de la Comunidad de Madridcinco equipos en el Día del Mini con cuatro medallas (un plata y tres bronces), y, como remarca Antonio Suárez, "los ocho equipos en la segunda fase, con opciones de luchar por el título, algo que en los últimos años solo ha conseguido el Brains".
Antonio Rubio destaca como otro de los momentos clave en la historia del club "cuando se empezó a pagar a los entrenadores, hace seis años. Los padres estaban pagando unos 50 euros al año y me tuve que reunir con ellos para decirles que iban a pagar 250. Parecía muy difícil, pero les expliqué donde iba el dinero, los gastos que había y que teníamos un problema: formábamos a los entrenadores y se marchaban. Al final todos lo entendieron y fue mucho más sencillo de lo que esperábamos". Antonio Suárez pone un acento especial en que "en la junta directiva nadie cobra y en el club nadie vive del baloncesto, porque entonces todo esto sería inviable".
Antonio Rubio, presidente del club, y Antonio Suárez, director del colegio Juan de Austria.
La progresión del Juan de Austria ha provocado otro tipo de problemas, típicos de clubs grandes. Como dice Suárez, "si tienes 17 jugadores, no da para dos equipos y para uno son muchos, ¿qué haces? ¿echas a alguien? A mí eso me plantea un grave problema de conciencia. No se puede hacer. Hasta hace poco, teníamos claro que el que estaba dentro, fuera mejor o peor, se quedaba y el Michael Jordan que venía no podía entrar. Ahora intentamos mantener el equilibrio y que entren todos, aunque sea con dos equipos de nueve". Y es que en los últimos años cada vez llegan más jugadores, incluso de otros municipios, y cada vez se van menos. La distancia a Madrid juega a favor del Juan de Austria y son pocos los que optan por marcharse.
En el club lo tienen muy claro: "Cuantos más, mejor". Si un club que salió del patio de un colegio público ha llegado hasta aquí, ¿qué lo va a detener? La falta de instalaciones no. "Primero hay que ver cuántos niños tienes y después buscar los medios para dar esa actividad, y en Alcalá no hay problema de instalaciones, hay muchas. De hecho, este año hemos estado algo asfixiados y nos hemos buscado la vida. Saben cómo trabajamos y nos ayudan. Además, tampoco se nos caen los anillos por entrenar en la calle. La mayoría de nuestros equipos solo están un día o dos en el pabellón", explica el presidente.
Parte de los equipos que participaron en el último Día del Mini, uno de los hitos del club.
Para el futuro, el club complutense aspira a seguir creciendo, tanto en cantidad como en calidad: "El objetivo de estos últimos años era consolidar el mini y hacerlo un referente en Alcalá. Hemos llegado más lejos todavía. El siguiente objetivo es consolidar los equipos de Preferente en A1. Pero todos esos escalones hay que subirlos de uno en uno, y siempre desde abajo. Que tienes buenos minis, en dos o tres años tendrán un buen infantil; un par de años después un buen cadete. y así hasta el senior".
En estos 25 años ha habido más: acuerdos de colaboración (Villa de Meco), o de patrocinio (Ricopia). e iniciativas para 'hacer grupo', como las concentraciones de septiembre para los minis. También han surgido muchos más clubs en Alcalá de Henares, algo que no preocupa al Juan de Austria, fiel al 'cuantos más, mejor'. "Que haya más clubs que representen a Alcalá me parece genial, igual que hay muchos en Madrid. Eso supone que muchos más niños tienen la oportunidad de jugar, de hacer deporte, de disfrutar, pasarlo bien y estar con los amigos. Queremos que ningún niño se quede sin jugar al baloncesto", sentencia Antonio Suárez. José Manuel Heras, otro de los históricos del club, resume la filosofía: "Como suele decirse, el baloncesto es un juego muy bonito en el que haces muchos amigos. y si encima ganas, ya es la leche".
El CB Juan de Austria en la temporada 1998-99 y en la 2012-13, ya con más de 400 jugadores.