Complutense, Iplacea, Cajamadrid, Juventud Alcalá, Baloncesto Alcalá, Hercesa... y otra vez Juventud Alcalá. Todos estos nombres forman parte de la misma historia. Y en ella también están Brabender, Orenga, José Luis y Toñín Llorente o el desaparecido Tirso Lorente... Porque el actual Juventud Alcalá es el mismo club que, bajo el nombre de Cajamadrid, tuteó a los grandes del baloncesto nacional en los ochenta. Ahora, como sucede con muchos otros, la prioridad es seguir adelante.
El origen del actual Juventud Alcalá se remonta a los años setenta bajo el nombre del Club Complutense, que después pasó a denominarse Club Deportivo Iplacea. Pero el club se dio a conocer en toda España a principios de los ochenta, cuando Cajamadrid desembarcó en el mundo del baloncesto tras adquirir los derechos federativos del colegio San Viator. La entidad bancaria estableció su equipo en Alcalá de Henares y, durante años, el baloncesto en el municipio tuvo dos caras: el Cajamadrid, enfocado a la élite y al descubrimiento y formación de talentos, y el Iplacea, que mantenía su papel social.
Un equipo del Cajamadrid de los ochenta. Entre otros, se reconoce a José Manuel Beirán (segundo
por la izquierda agachado) y Juan Antonio Orenga (primero por la derecha de pie).
La punta de la pirámide era el primer equipo senior del Cajamadrid, que en la temporada 1982-83 ascendió a la máxima categoría del baloncesto nacional. En su estreno, que también fue el de la recién creada ACB, alcanzó su máxima clasificación histórica, un quinto puesto, tuteando a los grandes, como el Real Madrid y el Barcelona. Tomás González era el entrenador de una plantilla en la que estaban, entre otros, el gran veterano Wayne Brabender en sus últimos años en activo; Jose Manuel Beirán, el también exmadridista José Luis Llorente y su hermano Toñín, y promesas como un jovencísimo Juan Antonio Orenga, criado en el Cajamadrid antes de marcharse al Estudiantes. En las siguientes dos temporadas llegaron Javi García Coll o el internacional yugoslavo Andro Knego (campeón olímpico en Moscú 80).
El equipo jugó en el pequeño pabellón de El Val hasta la construcción en 1987 del Ruiz de Velasco, después conocido como pabellón Cajamadrid, un impresionante recinto con capacidad para 4.500 espectadores, donde, tras descender, disputó sus partidos en Primera B entrenado por Tirso Lorente. Curiosamente, ese mismo año 1987 nació un segundo club en Alcalá de Henares, el Juan de Austria, y empezó a gestarse una competencia local que ha aumentado desde entonces con la aparición de más clubs.
Pero en los ochenta, el Cajamadrid no solo tenía el equipo de ACB. También una cantera en la que se formaba algunos de los mayores talentos baloncestísticos de la Comunidad de Madrid. Como explica José Ramón Plaza, actual director técnico del Juventud Alcalá, "ya antes, cuando José Luis Llorente era junior, nuestro base, José Antonio Pérez Suárez, fue su segundo en una convocatoria de la selección española de la categoría. Eso demuestra de que ya teníamos una buena cantera. Al llegar Cajamadrid, empezaron a fletar autobuses para traer jugadores de Madrid en categoría junior y cadete". Al frente de esa estructura estaba Eduardo Sanz, Dudi, entrenador del San Viator. "Fue el precursor en esa gestión de traer jugadores de Madrid. Venían todas las tardes del San Viator o el San Agustín, entre otros colegios. Cogían el autobús en Avenida de América, entrenaban o jugaban en los equipos de base y luego se volvían a ir".
La evolución de las equipaciones en los primeros años del club.
Alfredo Abentín, el actual presidente, era entonces coordinador de la Ciudad Deportiva de Alcalá y recuerda que "yo hablaba mucho con Dudi porque todo ese trabajo estaba concertado con la Ciudad Deportiva. Se formó una estructura de cantera similar a la que tiene ahora el Real Madrid, con un junior, dos cadetes y dos infantiles. Pero no se limitaba solo a eso. También tenían clubs vinculados, como el San Viator, y las categorías de infantil para abajo estaban en la Ciudad Deportiva, bajo gestión municipal pero vinculadas al club. Ahora solo recordamos el primer equipo de Brabender o Llorente, pero detrás había cantidad y calidad". Pronto llegaron los éxitos en los Campeonatos de España junior o juvenil. El club solo estuvo tres temporadas en la ACB, pero en categorías de formación tuteó a los grandes durante casi toda la década de los ochenta. José Ramón Plaza aclara que "Cajamadrid solo cubría baloncesto masculino, mientras que el Iplacea, que era la cantera local, tenía chicos y chicas. "El pabellón Cajamadrid, donde está la sede del club, se construyó en 1987" Del Iplacea también salían jugadores que luego acababan en el Cajamadrid". Plaza ya estaba en el club como entrenador. Después se marchó y volvió en 1996 como director técnico, cargo que ocupa desde entonces.
En 1991, Cajamadrid abandonó el baloncesto y el club comenzó una nueva etapa bajo el nombre de Juventud Alcalá. Sin el respaldo de un patrocinador fuerte, empezó a alejarse de la élite. Todavía salían promesas, como Juan Antonio Paraíso, que se fue al Barcelona, y aún hubo tiempo de ver a una última estrella, ya que, en 1992, el exmadridista Wayne Robinson jugó unos meses en el Juventud Alcalá antes de su retirada definitiva. Después el club, que tenía también secciones de balonmano y de ciclismo, abandonó incluso el pabellón y volvió a El Juncal.
El pabellón Cajamadrid, que el club comparte con el Inter Movistar de fútbol sala.
Bajo la presidencia de Rafael de Andrés, esa etapa se prolongó hasta 1997, cuando hubo un nuevo giro en el timón. Cambio de directiva y de nombre. Con Jesús Martín como presidente, el club se convirtió en Baloncesto Alcalá. Entre las novedades estuvo el regreso de José Ramón Plaza, ahora como director técnico. Plaza recuerda que "cuando llegué había 12 equipos más o menos. A partir de ahí, empezamos a crecer progresivamente hasta tener 22 hacia 2001 o 2002; entre ellos, un Liga Femenina y un EBA que ascendió a LEB". Al margen de los años de ACB, el técnico recuerda esa época como "el mejor momento. Tener equipos de cierto nivel atraía a los jugadores. Tuvimos gente como Paco Martín, Rubén Arizmendi [ahora entrenador del club] o José María Balmón, a quien descubrí jugando al fútbol en una escuela y después llegó a jugar en el Cajasol".
Además, Jesús Martín recuperó el pabellón Cajamadrid, hasta entonces cerrado, y, con el apoyo de la Obra Social de la entidad, inició una importante vertiente del club que se mantiene en la actualidad: el baloncesto en silla de ruedas y la escuela para discapacitados psíquicos, cuyo equipo ha acudido incluso a Campeonatos de España.
En 2002 se abrió el penúltimo capítulo en la historia del club con la llegada de la inmobiliaria Hercesa como patrocinador principal. Jesús Martín cedió la presidencia a Juan José Cercadillo. Pese a la inyección económica, la incorporación de una sección de rugby y proyectos como la creación de una Ciudad Deportiva, a partir de 2002, empezó un lento goteo de equipos: de 22 a 20, de ahí a 18... La confirmación de la crisis económica, en 2009, agudizó esos recortes e impidió sacar equipos en las categorías más altas, aunque se mantuvo el trabajo de cantera. "Durante años, el Real Madrid tuvo en sus equipos infantiles dos o tres jugadores de aquí", apunta el director técnico. Pero el mayor impacto llegó en 2010 con la marcha de un grupo de entrenadores al actual Baloncesto Alcalá. "Con Hercesa éramos un club de empresa; ahora la estructura es horizontal" Con ellos se fueron jugadores e incluso algún equipo completo. "Eso nos hizo mucho daño", reconoce el presidente. Tras la marcha, el club se quedó con 14 equipos y con huecos entre algunas generaciones.
En el verano de 2013, Hercesa, tocada por la crisis, abandonó el patrocinio. El club recuperó el nombre de Juventud Alcalá y Alfredo Abentín asumió la presidencia. Como dice Francisco Muñoz, responsable de comunicación del club, el principal cambio en estos meses ha sido estructural: "En los últimos diez años este ha sido un club de empresa, con un patrocinador principal y una estructura profesional. Ahora es un club horizontal, más de los padres y los socios, de base y amateur". En el aspecto económico hay que adaptarse a una drástica reducción del presupuesto. "Este verano un grupo de jugadoras se ofrecieron para sacar un equipo en Primera Nacional femenina, pero no teníamos el dinero para hacerlo", confiesa José Ramón. Los problemas económicos han afectado incluso al equipo de silla de ruedas que, tras ascender a División de Honor, ha renunciado a competir y solo entrena.
La presentación del club en la temporada 2012-13, como Hercesa.
En los últimos 30 años no solo ha cambiado el club. También la ciudad. Si en los ochenta solo existía el Cajamadrid, ahora el baloncesto está muy repartido. Tienen equipos federados el Juventud Alcalá, el Juan de Austria, el Baloncesto Alcalá, el Lope de Vega, el Gredos San Diego... y hasta hace unos meses también Escolapios y Filipenses. Una segmentación que ha servido para aumentar la oferta y para que el baloncesto sea de largo el segundo deporte de la ciudad (tras el fútbol), pero, en opinión de los responsables del Juventud Alcalá, también tiene su lado negativo. "Hace dos temporadas había siete clubs de Alcalá inscritos en la Federación de Madrid, y eso no se puede soportar porque al final los más pequeños se quedan sin jugadores", dice José Ramón. "En el aspecto social es fenomenal porque hay más equipos, pero así es muy complicado tener un equipo potente de referencia", apunta el presidente. Para unir fuerzas, el Juventud Alcalá ha suscrito un acuerdo de colaboración con el Lope de Vega bajo el que comparten instalaciones, dirección deportiva, actividades e incluso jugadores en los equipos senior. También hay un convenio de colaboración con la Ciudad Deportiva Municipal.
En el último Día del Mini, el alevín masculino de primer año acabó cuarto.
En la actual temporada 2013-14, el club tiene once equipos de baloncesto federados, siete masculinos y cuatro femeninos. Además, está presente en siete escuelas de Alcalá, donde 140 niños y niñas dan sus primeros pasos en el mundo de la canasta. Junto a todo ello, está el equipo de silla de ruedas y dos grupos de discapacitados psíquicos, uno de baloncesto (en la Liga Femaddi) y otro de fútbol sala. El club dispone a medias del mítico pabellón Cajamadrid, que ahora comparte con el Inter Movistar de fútbol sala. La llegada de este equipo obligó a ocultar la pista original, de madera canadiense. Las instalaciones se completan con una gran carpa en el aparcamiento, donde juegan los equipos de canasta pequeña. Tanto el pabellón como el solar del aparcamiento siguen siendo propiedad de la entidad bancaria.
Los tiempos han cambiado. En los ochenta, como Cajamadrid, se llegó a ACB; en los noventa, como Baloncesto Alcalá, a Liga Femenina. Ahora, los equipos senior del Juventud Alcalá militan en Segunda Autonómica. "No es lo deseable -reconocen-. Lo ideal sería tener un Primera Nacional masculino y otro femenino, como hace años, pero se nota la falta de apoyo económico". El presidente asume que "tal y como están las cosas, ahora mismo el objetivo es aguantar y, si podemos, aumentar lo antes posible el número de equipos para completar todas las categorías". Mientras, el responsable de comunicación apunta al futuro: "Nos gusta el baloncesto y creemos en esto. Este es el club de Alcalá de toda la vida. Ha pasado por distintas etapas, pero queremos que siga siendo el club de referencia". Y muestra la imagen del nuevo Juventud Alcalá: nuevos colores, nuevo escudo e imagen corporativa. En definitiva, nueva historia.
El alevín 2002, entrenado por Rubén Arizmendi, con los nuevos colores del club.