Federación de Baloncesto de Madrid

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ENTRENADORES - Otras actividades

"Entrenar mucho, entrenar bien"



La X edición de las Charlas Magistrales, dirigidas a entrenadores en formación, giró en torno a dos palabras: talento y formación. Carlos González, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y entrenador de baloncesto, habló de 'Detec...

XCharlasMagistrales Foto1La X edición de las Charlas Magistrales, dirigidas a entrenadores en formación, giró en torno a dos palabras: talento y formación. Carlos González, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y entrenador de baloncesto, habló de 'Detección de talentos en edades de formación y cómo entrenarlos'. Una charla que trató de contestar a una pregunta: "¿Qué hacer cuando un jugador es especial?" La respuesta está en el trabajo. No solo en cantidad sino también en calidad.



 

En un auditorio (el de la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes de Alcobendas) prácticamente lleno, Carlos González comenzó su conferencia tratando de definir la palabra talento. Sobre la mesa muchas definiciones (la RAE, varios estudiosos...) y una conclusión: "Una persona que destaca por su capacidad de hacer algo". Pero un jugador con talento tiene dos vertientes: la genética y la ambiental. Y enseguida llega la pregunta: ¿Qué predomina?

Entre los aspectos genéticos, Carlos González destacó el carácter competitivo, la características antropométricas (altura, envergadura y talla sentado), las habilidades motoras (velocidad, potencia, agilidad y flexibilidad) y la salud, entendida como la predisposición a no lesionarse. Y un ejemplo claro: Lebron James. Entre los aspectos ambientales (o externos), están la práctica deliberada (o planificación correcta de los entrenamientos), los entrenadores adecuados, el apoyo de la familia y los amigos, la capacidad de disfrutar, la edad y la oportunidad de demostrar sus cualidades. "El 70 por ciento de los jugadores con talento que llegan a la élite disfrutan con el trabajo de cada día, pero sin oportunidad nadie llega a nada", comentó el ponente antes de poner el ejemplo de un jugador sin grandes cualidades genéticas, pero que llegó a la élite gracias a todo lo demás: Juan Carlos Navarro.

XCharlasMagistrales Foto2Lebron James y Juan Carlos Navarro, dos ejemplos de talento, uno genético y otro ambiental.

Sin embargo, lo ideal es la mezcla: genética + trabajo. Como Pau Gasol, suplente en aquella selección de los junior de oro de 1999 en la que Navarro era la estrella y que ahora es el jugador más galardonado de la historia del baloncesto español. ¿Gracias a qué? "Al trabajo día a día. Su talento natural ha crecido con un trabajo muy duro. Gasol cumple todo: características físicas y psicológicas, práctica deliberada, los entrenadores adecuados, apoyo de su entorno social..."

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Para Carlos González, hay que entrenar el talento.

Una de las claves es el trabajo adecuado -la "práctica deliberada", como dijo Carlos González- porque, según varios estudios, "el rendimiento de los jugadores está relacionados con la calidad de las horas de práctica estructurada en su carrera". Ese trabajo correcto se basa en unos requisitos: tareas definidas y estimulantes (no aburrir), la información y el feedback (explicar al jugador el porqué de los ejercicios), la repetición y la corrección de errores y la completa atención y concentración por parte del jugador. "Nadie aprende si no quiere", sentenció el ponente. Son estudios, teorías, pero no dogmas, porque "jugar al baloncesto no es como aprender a tocar el violín. Hay mucho más". No basta con la cantidad, hace falta calidad, optimizar el trabajo. "Que todas las horas de entrenamiento sean de calidad, que aprendan siempre".

 Y también es imprescindible adaptar el trabajo a la edad del niño. "Lo primero es el juego libre, en el patio del cole, sin entrenadores ni reglas, que aprendan solos... Más tarde llega el juego deliberado, con entrenador pero siempre de manera motivante y divertida, para enganchar al niño; después el entrenamiento estructurado y, por último, el entrenamiento deliberado. Y siempre, sin correr ni quemar etapas".

Pero llega la hora de adaptar las teorías a la realidad, "al día a día de un equipo alevín o infantil, con diferentes niveles de formación y doce ritmos de aprendizaje diferentes". Aquí, Carlos González recomendó realizar ejercicios útiles y variados, o también el mismo ejercicio con distintos niveles de exigencia. En definitiva, recurrir a la pedagogía e individualizar lo más posible. Y quizá porque a jugar se aprende jugando, rompió una lanza a favor de la competición "como manera de entrenar, porque una competición bien planteada enseña más que un entrenamiento".

XCharlasMagistrales Foto5Jóvenes entrenadores siguen atentos las explicaciones de Carlos González.

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