Álvaro Muelas, árbitro de baloncesto y licenciado en psicopedagogía, protagonizó los XIII Coloquios FBM, organizados por la Escuela de Entrenadores de la Federación de Baloncesto de Madrid. Una charla dedicada a la motivación como asignatura pendiente de los técnicos y paso previo en la formación de los jugadores. El coloquio estuvo salpicado de ejemplos muy gráficos ("un equipo es como una orquesta") y de citas de mitos como Michael Jordan y Magic Johnson.
"Esto me apasiona", reconoció Álvaro Muelas y durante casi hora y media trató de contagiar ese entusiasmo a los asistentes, más de cuarenta entrenadores o aspirantes a serlo, en un coloquio, moderado por Ramón Márquez, que fue de lo general, la definición de motivación, a lo concreto, su aplicación a los jugadores o incluso a los entrenadores de un equipo de baloncesto.
Álvaro Muelas invitó a participar a los asistentes.
Álvaro Muelas, de pie durante toda la charla, implicó a los asistentes desde el principio con una delaración de intenciones: "Quiero haceros pensar". Por eso no se quedó en la definición 'oficial' de motivación ("los estímulos que mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación") sino que pidió más. Porque la motivación está presente en todos los aspectos de la vida cotidiana. "Es necesaria para levantarse todos los días a las seis y media de la mañana... Y también para entrenar a un equipo de baloncesto".
De la opinión de los asistentes a la de los expertos. Muelas mostró la Pirámide de Maslow (1943), sobre las división de las necesidades humanas, y explicó los dos tipos de motivación: las intrínsecas, que procedente del interior del individuo, y las extrínsecas o externas. Entre las primeras, está la ambición personal de mejorar o de que lo demás mejoren; entre las segundas, las recompensas externas, como el salario o la obtención de títulos.
Un momento de la charla celebrada en la sede de la FBM.
Para ilustrar la teoría, Muelas mostó un ejemplo muy gráfico, una orquesta dirigida por un robot. "¿Se puede entender un equipo de baloncesto como una orquesta? Sí. ¿Puede ser dirigida por un robot y funcionar bien? No. Faltaría comprensión, feedback, empatía, motivación..." Igual que hace un director de orquesta, un entrenador no solo se comunica con sus jugadores mediante palabras, también lo hace con gestos y miradas. Un lenguaje no verbal en el que aparecen conceptos como la unión del grupo o la confianza. La frase del entrenador universitario John Wooden ("Lo fundamental para motivar es que los jugadores tengan confianza en mí") fue la primera de unas citas motivantes, importantes en el trabajo diario de los entrenadores porque "antes de enseñar los conceptos, debemos estar motivados nosotros y motivar correctamente a nuestros jugadores". Y para ello nada mejor que "disfrutrar, pasárselo bien...".
Las palabras de Wooden también sirvieron para entrar de lleno en la aplicación de la motivación al mundo del deporte y, en concreto el baloncesto, siempre teniendo en cuenta que "la motivación es única, diferente para cada entrenador o para miembro del grupo". Como dijo Muelas, "un mismo gesto puede motivar a un jugador o hundir a otro, y un simple comentario puede motivar a un chaval para el resto de su vida". Por eso antes de nada es primordial conocer a los jugadores. Y tras el conocimiento y la motivación, hay que fomentar el trabajo en equipo, que "no es solo la suma de las aportaciones individuales sino el conjunto".
Después llegó la relación de citas de nombres conocidos por todos. De Michael Jordan ("Puedo aceptar el fallo. Cualquiera puede fallar, pero no puedo aceptar el no intentarlo") a Magic Johnson ("Todo lo que los niños necesitan es un poco de ayuda y alguien que crea en ellos"), pasando por mitos del baloncesto como Phil Jackson, Pat Riley, Dusko Ivanovic, Drazen Petrovic o nuestro Pepu Hernández ("Los entrenadores tenemos una responsabilidad grande en la formación de personas"). Frases que invitan a pensar, "algo muy necesario en esta sociedad".
El árbitro y profesor de la Escuela de Entrenadores aplicó todo lo explicado a casos concretos y opuestos, como el entrenador que gana todos los partidos y el que los pierde, el jugador líder y el que apenas juega... Para todos los casos hay una manera de motivar. Se trata de encontrarla. Y, para acabar, destacó el papel de los entrenadores, porque "lo más grande que puede haber es estar a cargo de personas".
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