¿Formar o competir en categorías de base? La eterna pregunta presidió los XVI Coloquios FBM, que se celebraron el lunes 18 de noviembre en la sede de la Federación de Baloncesto de Madrid con la presencia de Nacho García, entrenador del Grupo EM Leganés de LF2 y con una amplia trayectoria en categorías de base, y Fernando Ruiz Paz, director técnico de Deportes de la Universidad Politécnica. La conclusión mayoritaria fue que lo ideal es la convivencia entre la competición y la formación, pero sin descuidar en ningún caso esta última.

Durante hora y media, los dos ponentes y decenas de entrenadores de formación charlaron en torno a la tentación de competir en cualquier categoría y a cualquier edad. "¿La competición como un complemento a la formación o como único objetivo del entrenamiento? ¿Ganar por todos los medios o utilizar la competición como una herramienta más de la formación del jugador? ¿Competir para aprender o solo para ganar?". Con esta batería de preguntas, Nacho García puso las bases a la charla, y, para empezar, habló de sus propia experiencia como entrenador en categorías de formación en varios clubs de Madrid. En ese repaso no excluyó la autocrítica: "Los entrenadores somos competitivos y, a veces, queremos ganar a toda costa por encima de lo que sea". En ese caso, existe un grave riesgo: "Limitar la progresión de un jugador y no ayudar a que tenga más recursos".

Un momento de la charla, que se celebró en la sede de la FBM.

Fernando Ruiz Paz, miembro de una familia de gran tradición baloncestística, trató el tema desde varias perspectivas, como jugador, entrenador, y también como padre. "Es imposible que haya formación sin competición. No se puede desligar. El problema es ¿desde cuándo y qué tipo de competición? Debe ser positiva, primero mejorar tú mismo y después contra los demás, pero siempre de una manera deportiva y lógica. La competición pura y dura, el solo vale ganar, jamás". Ruiz Paz fue el primero en poner sobre la mesa la responsabilidad de los entrenadores, que en muchos casos son modelos de conducta para los chavales más pequeños. "No se forma solo como jugador, también como persona. A los niños pequeños hay que enseñarles como si fueran vuestros hijos". Porque la competición tiene varias caras, no siempre positivas. "Hay que formar físicamente, deportivamente y también psicológicamente", sentenció Ruiz Paz.

Todo ello derivó en otros aspectos, como las posibles tensiones entre entrenadores o con los padres (parte fundamental de la formación del jugador) o incluso el comportamiento con los árbitros. La charla contó con la aportación de los asistentes, que ofrecieron diversos puntos de vista y sus propias experiencias. El empleo de distintos sistemas (pizarra incluida) en canasta pequeña fue motivo de debate. "Una cosa son las correcciones espaciales y otra pintar bloqueos", dijo Nacho García.

Nacho García y Fernando Ruiz Paz llevaron el peso del coloquio.

El técnico del Leganés también abogó por dar opciones a todos los jugadores, incluso a los que, a primera vista, ofrecen menos posibilidades. "Si se les excluye, habría jugadores como Felipe Reyes que no saldrían nunca, porque él estaba en el cadete C hasta que pasó al A por casualidad... ¡Y mira dónde está ahora! No se puede excluir a ninguno porque nunca sabemos el desarrollo que va a tener". Así, volvió a insistir en la influencia del entrenador: "Que los doce niños acaben el entrenamiento con la misma sonrisa que empezaron. Con unas normas, pero para ellos esto debe ser diversión pura". Porque, según Nacho García, "los niños compiten por sí mismos. Nosotros, que somos un espejo para ellos, debemos orientar esa competitividad a que aprenda y sea un buen deportista". Se puede formar en las victorias y, más difícil, en las derrotas aunque sean abultadas y continuadas en el tiempo. Para ello se puede utilizar como motivación pequeños estímulos como lograr un número determinado de canastas.

Con el paso de los minutos, se habló de distintos modelos de trabajo, como el canario, más orientado a la competición. Y, sobre todo, de los padres como eslabón entre los jugadores y los técnicos. Surgieron ejemplos positivos y negativos. Nacho García aconsejó reuniones previas con los familiares y conocer el entorno de los jugadores y sus posibles problemas, "o, al menos, saber si tienen un problema". La formación surge desde la relación misma entre el entrenador y los jugadores: "Si queremos formar, las normas deben ser las mismas para todos, para el bueno y para el menos bueno". En este sentido, Fernando Ruiz Paz fue más lejos: "Ningún jugador juega mal aposta, ninguno sale a hacer las cosas mal. Se puede equivocar, pero igual que puede hacerlo un árbitro o un entrenador, y cuanto peor sea un equipo, más tienes que esforzarte en enseñarles".

Los asistentes, entrenadores de formación, colaboraron con sus experiencias.

Hubo más (relación entre técnicos y distintos clubs, con mayor o menor exigencia, sistemas de competición y de juego...) en una charla salpicada por las experiencias y anécdotas de los asistentes. La convivencia entre formar y competir quedó clara con la frase de Nacho García: "Sin competición, el niño se aburre. El partido es la fiesta final de toda una semana de entrenamientos, y esa diversión es compatible con la exigencia y el trabajo".