"Un buen preparador físico es el que tiene pocas lesiones en su equipo". Con estas palabras Javier Cerón, más conocido en el mundo del baloncesto como Quirino, definió el trabajo del preparador físico en el marco de las XIII Charlas Magistrales organizadas por la Escuela de Entrenadores de la FBM con la colaboración del Ayuntamiento de Alcobendas y el CB Valcude. En la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes, y ante decenas de ténicos de categorías de formación, Cerón apostó por "huir de la especialización a edades tempranas, porque todo tiene su camino y hay que avanzar sin prisa".

La charla de Javier Cerón, con 30 años de experiencia como preparador físico en baloncesto, servía para todas las categorías, desde benjamín y alevín hasta canasta grande, pero estaba especialmente diseñadas para los asistentes al salón de actos de la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes, decenas de entrenadores de categorías de formación. Empezó con la teoría, con las definiciones de 'entrenamiento' de históricos como Matwegew (en 1965), Ozolín (1983) o el profesor Juan José González Badillo, resumidas en "un proceso continuo que nos lleva a un producto final: el objetivo planteado". Pero enseguida Cerón viró hacia la realidad de los equipos de base: "Casi todos estáis solos en vuestros equipos. Con suerte, tenéis un segundo entrenador, pero solo en algunos clubs hay, además, un prepador físico".

Javier Cerón, al comienzo de la Charla Magistral sobre preparación física.

Por eso, los técnicos de formación deben tener ciertas nociones de preparación física. Y de ahí una charla que invitó a los entrenadores a trabajar conceptos como la resistencia o la fuerza en categorías de base. Cada uno a su manera y "sin chuletas ni recetas, porque cada niño y cada grupo es un mundo". Eso sí, existen conceptos comunes, como el excesivo descanso ("en dos o tres semanas, el trabajo de meses de puede venir abajo") y la planificación de un objetivo ("¿qué queremos lograr?").

Pero todo comienza por el principio, por el examen a los jugadores en la pretemporada. Un test imprescindible que se debe repetir de forma intermitente. Cerón distinguió entre el entrenamiento general y el específico y admitió que "hasta categoría infantil se puede trabajar la fuerza con pocos recursos, pero después hacen falta cargas y, por tanto, más medios". Los medios y métodos del entrenamientos centraron varios minutos de la charla y, en ellos, el ponente aconsejó recurrir a Google, aunque "muchas veces el problema no es la metodología sino disponer de los recursos para ponerla en práctica, sobre todo a partir de cadete". Después aparecieron conceptos como el volumen de los entrenamientos, la intensidad o la densidad. Y también los necesarios periodos de adaptación.

La charla estuvo aderezada por experiencias propias en los clubs en los que ha trabajado, sobre todo en los dos últimos, Rivas y Corazonistas. Siempre bajo una máxima, la de "hacer las cosas bien", y cuantificando al detalle las cargas a las que se somete a cada jugador/a, porque "un buen preparador físico es el que tiene pocas lesiones en su equipo".  Así, la prioridad es tener a la plantilla al completo al final de la temporada, en la fase decisiva. "Las prisas son malas consejeras", sentenció. Por eso, hay que cuantificar las sesiones de entrenamiento, incluso su complejidad, que los ejercicios no sean ni demasiado sencillos ni demasiados complejos para la edad y capacidad de los jugadores.

Javier Cerón sacó a relucir la Biblia del preparador físico, el Síndrome General de Adaptación (SAG) o Ley de Selye, con conceptos como el principio de Supercompensación, la carga-descarga o la individualización ("cada jugador es diferente. No hay una chuleta que valga para todos", insistió). Entre ellos también están los principios de la especialización y de la multilatelaridad; la necesidad de desarrollar todas las cualidades físicas antes del trabajo específico, porque  "todo tiene su camino, y hay que ir sin prisa".

Una vista del salón de actos de Valdelasfuentes durante la conferencia de Javier Cerón.