La XIV Charla Magistral organizada por la Escuela de Entrenadores de la FBM, tuvo como protagonista a Gregorio de la Peña y como título 'Acierto y carácter'. Dos palabras que dieron para mucho en una charla alejada de los tópicos, basada en conceptos como el miedo o el talento, reforzada con vídeos (fragmentos de películas, de partidos, incluso cuentos...) y con la participación activa de los entrenadores de base que acudieron a la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes de Alcobendas. Todo ello enfocado directamente a la formación, a mejorar las cualidades, innatas o no, de un jugador o jugadora de cualquier edad y categoría.
La Charla Magistral, organizada por la FBM con la colaboración del Ayuntamiento de Alcobendas y el club Valcude, se alargó durante hora y media y en su primera parte giró en torno a seis reflexiones, empezando por el miedo como obstáculo en el camino hacia la excelencia. "Cuando tenemos claro cuál es el reto o el problema a afrontar, el miedo desaparece o aprendemos a trabajar con él", señaló Gregorio de la Peña, que aplicó la idea al mundo del deporte: "Podemos buscar un objetivo y obsesionarnos con él o disfrutar durante toda la temporada". Porque, como dijo, "la temporada es muy larga y por mucho que planifiques nunca sabes lo que vas a encontrar". Desde el primer momento, el ponente apoyó sus razonamientos con pequeños vídeos para reforzar el mensaje. También con diagramas, como al explicar la siguiente reflexión: "Alcanzar la excelencia no es cuestión de suerte. La suerte se propicia a través de una perseverancia y una actitud positiva y constructiva". Y junto al trabajo y la actitud, más conceptos: "el talento, la afectividad y la exigencia nos ayudará a encontrar el camino".
Una imagen del salón de actos de la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes.
Con una escena de una conocida película sobre baloncesto, Coach Carter, Gregorio de la Peña insistió en la afectividad y la exigencia: "Hay que saber cómo es cada persona para saber tratarla, pero siempre hay que exigir más. No nos podemos conformar. Aunque el talento sea genético, hay que seguir trabajando". De la ficción se pasó a la realidad. Con ejemplos de jugadores como Felipe Reyes o Serge Ibaka, se enumeraron primero las cualidades de una persona creativa. Desde la inteligencia y la capacidad de adaptación a la la voluntad de asumir riesgos o la perseverancia. Y, después, ya más en concreto, las cualidades psicológicas de un deportista de élite: actitud positiva, capacidad de concentración, inteligencia, motivación, compromiso, meticulosidad, saber trabajar bajo presión...
A partir de ahí, el ponente se centró en las dos palabras clave de la charla: acierto y carácter. Una vez más, de una forma accesible y cercana con vídeos y preguntas directas sobre situaciones reales de partidos. Como ejemplos, jugadores conocidos por todos como Sasha Djordjevic o Igor Rakocevic, especialistas en asumir riesgos en situaciones de máxima presión. Sobre la mesa, la capacidad de tomar de decisiones y el estímulo de esta cualidad en las categorías de base para crear jugadores con carácter. "La unión de acierto y carácter nos llevará a realizar el camino a la excelencia de una manera más cómoda", sentenció Gregorio de la Peña.
Como referentes, aparecieron grandes jugadores.
Según como se produzca esa mezcla de acierto y carácter pueden darse cuatro tipos de jugadores. Por un lado, "el que nunca tiene la culpa de nada o el que vive de las rentas". Por otro, "el trabajador nato y el líder del equipo". Un ejemplo práctico fue la comparación entre las carreras de Juanma López Iturriaga y Juan Antonio San Epifanio Epi según las palabras del primero en su libro. Los dos llegaron lejos, pero el segundo ("que vivía por y para el baloncesto") se mantiene todavía como el jugador con más presencias en la selección (239) debido a su intenso trabajo. La comparación entre los dos subcampeones olímpicos trajo consigo la eterna pregunta: ¿El jugador nace o se hace? "Todas las personas nacemos con un potencial, hay que buscarlo y fomentarlo", dijo Gregorio de la Peña. Y de ahí a otra pregunta: ¿Cómo se llega a ser un buen deportista? A las pautas de una persona creativa y de un deportista de élite, añadió las consignas de Bob Bowman (entrenador de Michael Phelps): "Mejorar la técnica y el nivel de habilidades, estudiar las estrategias del juego y cuidarse fuera de la pista". Y, sobre todo, no conformarse para nunca perder la motivación.
Las reflexiones continuaron: "La actitud positiva se posibilita y construye con la ayuda de un buen entrenador". En este sentido, surgieron términos clásicos como el maestro y el aprendiz o de moda como el coaching. "El entrenador debe ser un facilitador de aprendizaje, que reconozca en nosotros esa aptitud especial, la estimula, facilita y exige", resumió el ponente, que mostró a los entrenadores de base una pirámide de aprendizaje. No es lo mismo aprender escuchando una simple charla (5 por ciento de recepción del mensaje) que con un audiovisual (20 por ciento) o enseñando a otros los conceptos (90 por ciento).
Decenas de entrenadores siguieron atentamente la charla.
La última parte de la Charla Magistral fue un Plan Específico de Mejora de Acierto y Carácter, enfocado a un caso práctico de un deportista que rinde bien en los entrenamientos pero no lo hace en los partidos. Un caso habitual y un plan con seis fases en el que cobra especial importancia el trabajo con vídeos para que el jugador reconozca sus errores y su evolución. Vídeos propios pero también de otros estilos, como los que mostró Gregorio de la Peña en su charla: el cuento de Jorge Bucay El elefante encadenado y un fragmento de la película Equipo a la fuerza. En definitiva, distintas formas de enseñar y motivar, con el objetivo de que el deportista sea capaz de trasladar a los partidos todo lo que hace bien en los entrenamientos. Tras conceptos como la Zona de Desarrollo Próximo, llegaron consejos y conclusiones. La última, que "en el equilibrio entre acierto y carácter está la virtud, el deportista ideal". Y para cerrar, un nuevo vídeo con valor formativo sobre la mejor manera de aceptar los retos y enfrentarse a ellos, en este caso el corto La cigüeña y la nube.