La XXXI edición de las Charlas Magistrales, organizada por la Escuela de Entrenadores de la FBM en colaboración con el Ayuntamiento de Alcobendas y el club Valcude, se centró en la preparación física en el baloncesto, o, según dijo Guillermo Fernández, en ver el baloncesto desde el punto de vista del preparador físico. Una charla orientada a todos los entrenadores, pero en especial a los de categorías de formación, que se dividió en siete apartados.
En el primero se trazaron los objetivos de la preparación física: facilitar el aprendizaje de la técnica, facilitar el trabajo a los entrenadores, ayudar al jugador a alcanzar su máximo rendimiento (en velocidad, capacidad de salto o fuerza) y prevenir lesiones. La meta principal está en alcanzar ese equilibrio, "en que el jugador alcance su máximo rendimiento sin que se rompa".
En el análisis del esfuerzo en el baloncesto, Guillermo Fernández recurrió a expertos como Gilles Cometti para analizar el tiempo de juego. De 75 minutos reales de actividad (tanto en el partido como en el calentamiento o las ruedas del descanso), un jugador apenas está un diez por ciento (6,3 minutos) a plena actividad. Se trata, por tanto, se conseguir deportistas rápidos y explosivos, capaces de asimilar esfuerzos de alta intensidad y corta duración, de alcanzar una fuerza rápida. Y es que la fuerza es, según Guillermo Fernández, la principal capacidad a trabajar, siempre teniendo claro que "no se trata de aumentar la masa muscular sino de potenciar el movimiento, de mover una resistencia, como es nuestro cuerpo, lo más rápido posible". La resistencia, en especial la específica, y la velocidad también se deben trabajar, aunque en menor medida.
En el apartado de la anatomía, Guillermo Fernández puso el foco en dos partes del cuerpo: el conjunto pie-tobillo, con la sobrepronación como principal problema, y la rodilla, donde hay que tener cuidado con un excesivo valgo o rodillas en X. Los dos problemas van unidos y pueden provocar graves lesiones como la rotura del ligamento cruzado anterior. Para evitarlas, nada mejor que adquirir buenos hábitos desde edades tempranas. "No solo basta con correr o saltar, hay que hacerlo bien", señaló Guillermo Fernández, que propuso trabajar la técnica de carrera, los cambios de dirección y los saltos por separado antes de integrar distintos movimientos en acciones como una entrada a canasta. "Si no conoces tu cuerpo, ¿cómo vas a dominar un deporte?", apuntó.
La conferencia tuvo un capítulo específico para las categorías de formación. Guillermo Fernández apostó por el entrenamiento multilateral, por un desarrollo deportivo general, aunque sea a costa de "retrasar la especialización y sacrificar los resultados a corto plazo". Y, sobre todo, por educar en movimiento, por enseñar a los niños a moverse antes de centrarse en una técnica específica. En esas edades, ganan importancia las capacidades coordinativas, como el ritmo, la orientación o el equilibrio, que se adquieren entre los 7 y los 14 años. El preparador físico propuso compaginar el desarrollo postural y la coordinación con ejercicios de fuerza rápida como saltos, desplazamientos o incluso sentadillas siempre sin carga para evitar riesgos. Precisamente, la Charla Magistral terminó con el control de la carga de entrenamiento. ¿Cómo cuantificarla? Guillermo Fernández recurrió a una tabla de Nacho Coque con seis variables, pero siempre dejando claro que solo es válida para equipos sénior, incluso de élite. "Un niño no es un adulto. -sentenció- Con ellos los esfuerzos máximos no deben ser superiores a 20 segundos: intensidad alta, volumen bajo y mucho tiempo de recuperación".
La charla se celebró en el auditorio de la Ciudad Deportiva Valdelasfuentes de Alcobendas.
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