Barrera, entrenador de baloncesto y actual responsable del Museo de la FEB, recordó los derechos de los jugadores y la ética deportiva antes de entrar en materia con el primer libro de juego para equipos de categoría benjamín. Lo dividió en cuatro apartados: objetivos (generales y específicos, y siempre accesibles para los niños), bloques de trabajo, en el entrenamiento (metodología) y algunas normas e ideas. Entre estas últimas, que
Con el segundo libro de juego, Barrera saltó al máximo nivel, a canteras ACB. En este caso, hay dos capítulos: la organización general y el trabajo técnico-táctico. En el primero, dividió la temporada en tres partes, coincidiendo con los trimestres,para distribuir el trabajo el porcentajes de técnica individual, táctica individual y táctica colectiva.
"Unos porcentajes orientativos, que nos ayudan a programar el trabajo", apuntó. Además, es necesaria una programación mensual y semanal,
"que también pueden ir variando".
En el trabajo técnico-táctico, hay dos vertientes: la defensa, con sus principios, conceptos y esquemas; y el ataque, donde cobran importancia la táctica de equipo y los sistemas.
"Todo lo escribís y lo entrenáis. Queréis que vuestro equipo sea así, que sea esto...", señaló Raúl Barrera, que también recomendó a los alumnos tener un libro de ejercicios e incluso cuantificar, si es posible, el volumen de trabajo físico y técnico.
¿El libro de juego es algo nuevo? Para nada. Raúl Barrera mostró documentos de entrenadores históricos como John Wooden o Antonio Díaz Miguel, y concluyó:
"Los libros de juego siempre han existido, pero el más importante es el vuestro, el que vosotros hagáis".