El VI Clinic de Pascua para entrenadores en proceso de formación, organizado por la Escuela de Entrenadores de la FBM con la colaboración del CB Alcobendas y el Ayuntamiento de Alcobendas, tuvo tres ponentes, Ángel González Jareño (en la imagen), Rubén Domínguez y Rafael Peyró, y dos cuestiones estrella: la defensa presionante (1-3-1 y 1-2-1-1) y el juego interior. Jareño desgranó la primera en dos charlas y destacó el papel de la zona press para reforzar el equipo, mientras que Domínguez y Peyró trataron la creación de ventajas bajo los tableros y los movimientos de los postes rechazando de plano el encasillamiento de los jugadores.
Ángel Jareño fue el encargado de abrir los dos días de clinic. El miércoles con la zona press 1-3-1, que puso en práctica al principio en un cuarto de cancha. Ante todo, dio varias consignas básicas. La primera: "Toda zona press intenta que el balón no entre por el centro, que lo haga por un lateral". La segunda, y más importante, es "trabajar antes la defensa individual, porque la defensa zonal trabaja sobre los fundamentos individuales. Por eso no es aconsejable practicarla en los primeros años de formación". El técnico madrileño pasó enseguida a la práctica con diez jugadores en pista del equipo infantil A del CB Alcobendas, analizando en detalle la posición y la responsabilidad en el juego de cada uno.
Ángel Jareño, en la primera charla del clínic sobre la defensa 1-3-1.
La charla estuvo salpicada de apuntes. Uno de los más importantes fue "mantener siempre los pies activos para reaccionar rápido". Jareño insistió en que la defensa presionante es una situación de riesgo que tiene puntos débiles. Por ejemplo, en los traps en las esquinas, cuando "no todos los jugadores rivales tienen a alguien con él". Pero la aconsejó porque "¿cuántos ataques conocéis contra una 1-3-1? El rival puede preparar uno, pero entonces no se dedica otra cosa". Eso sí, hay que cuidar tres posiciones vulnerables, desde donde el equipo contrario puede hacer daño: las esquinas (combatidas con el trap), el poste bajo y el poste alto. Con sus consignas específicas, el principal objetivo es el de siempre: "Cerrar, evitar la canasta fácil". También es una defensa flexible, porque "siempre hay que jugar en función del ataque".
Tras varias simulaciones, Jareño extendió la defensa al mediocampo e insistió en otro aspecto básico, el rebote defensivo. "De nada sirve hacer una buena defensa si nos cogen todos los rebotes", sentenció. Como sugerencia para proteger el rebote, el técnico colocó a los jugadores en las cuatro esquinas de la zona. La primera charla se cerró extendiendo los movimientos a toda la cancha y con Jareño recordando lo fundamental: "Con buenos fundamentos individuales, todo sale mucho mejor. Hay que dominar los conceptos básicos de de defensa individual antes de construir una zona, porque si no, todo falla".
El jueves, la defensa puesta en práctica por Jareño se extendió a todo el campo.
Esa primera charla tuvo continuidad el jueves con la defensa presionante 1-2-1-1 en todo el campo, empezando por la presión desde la salida del balón. Distinto nombre y más campo de acción, pero, como en la 1-3-1, dos consignas fundamentales: "Impedir que el balón entre por el centro y proteger la canasta". No a toda costa porque "hacer falta en el trap es un pecado que provoca el cambio". El técnico insistió en que "cualquier defensa presionante es una defensa de riesgo", destacó la importancia del balance defensivo y reforzó los conceptos del día anterior al señalar que "cuando dos jugadores van al trap, los otros tres deben defender el poste bajo, el poste alto y la canasta".
Pese al desgaste físico que provoca una zona press, Jareño resaltó sus ventajas. No solo en el desarrollo de un partido sino para el equipo, porque "ponerla en práctica durante 30 o 35 minutos exige jugar con mucha gente y eso hace equipo. Nos pone en forma a todos. Todo el mundo tiene que dar el cien por cien". Y es que lo primero es el equipo. "Tenemos que crear nuestro baloncesto y nuestra defensa según las cualidades de nuestros jugadores y su talento individual", sentenció.
El otro gran bloque del clinic fue el juego interior. El miércoles Rubén Domínguez habló del juego a partir de las ventajas interiores. El comienzo fue una declaración de intenciones, con algo de autocrítica: "Todo el mundo sabe botar, tirar... pero no jugar cerca del aro, y desde cerca se anota mucho más. Hay que dotar a los jugadores de todas las herramientas, incluida la de jugar bien en el poste bajo". Con la ayuda de jugadores cadetes y junior del CB Alcobendas, Domínguez llevó balones al poste con el objetivo de generar ventajas.
El técnico describió el baloncesto como "el deporte del engaño, en el que hay que saber engañar", y dio tres claves para el juego interior: "Ser capaces de meter el balón dentro, conseguir una ventaja y moverse cuando el balón ataca, que los jugadores no estén parados". Junto a todas ellas, está el talento y la inteligencia del jugador, algo que también se trabaja: "Que sea capaz de tomar decisiones con el balón como referencia. En un entrenamiento cada jugador tiene que pensar lo que hace, entenderlo, no hacerlo solo porque se lo dice el entrenador. Por eso no hay que darle todas las soluciones, hay que hacer pensar al jugador..." También se mostró contrario al encasillamiento temprano. "No podemos limitar a los jugadores. Que todos sepan jugar de todo, que pasen por todas las posiciones. Incluso un base puede jugar en el poste bajo para aprovechar su posible ventaja de altura sobre el base contrario", sentenció.
Igual que Jareño, Rubén Domínguez acabó su charla a toda cancha, siempre con el objetivo de "meter el balón dentro de la zona y jugar a partir de la ventaja que genere el poste. Quizá la ventaja no la consigue él, pero sí sus compañeros. Lo más importante es todo lo que se hace después de meter el balón".
Rafael Peyró centró la atención de los técnicos asistentes al clinic.
El jueves, el veterano Rafael Peyró, profesor de baloncesto con una larga trayectoria como técnico en colegios, clubs y selecciones nacionales, se centró en los movimientos cerca del aro y, como Domínguez, rechazó de plano el encasillamiento temprano. "No podemos especializar a un jugador en formación para jugar en una posición de pívot. Que todos sean capaces de jugar debajo del aro", afirmó. Su charla se separó en dos partes. Peyro aprovechó la primera, con proyecciones en el pabellón Pedro Ferrándiz, para desgranar las necesitades para jugar cerca del aro: ganar la posición lo más cerca posible, sincronización entre el desmarque y el pase, limitar los botes, técnicas de movimiento, aplicar ese movimiento contra la defensa y finalizar con un tiro de alto porcentaje. En la pantalla proyectó ejemplos negativos ("el pívot casi siempre tira sin mirar a canasta") y positivos ("Felipe Reyes es uno de los jugadores que mejor se mueve bajo los tableros").
Todo ello se puso en práctica con la ayuda de jugadores de la cantera del Alcobendas, empezando por lo básico, por "Aprender a manejar los pies, a pivotar". A partir de ahí, el técnico explicó de forma muy sencilla cómo ganar la posición con los pies y los brazos, y diferentes movimientos para superar al defensor, siempre con el mínimo número de botes.
Peyró mostró los movimientos bajo el tablero, tanto en el tiro como en la lucha por la posición.