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Javier Prada es el actual coordinador de la Escuela, un cargo por el que han pasado Ricardo González Dávila, José Fernandez Marinas, Arturo Vera y José María Fernandez Villazón. Cambian los nombres, pero el objetivo es el mismo: "Que los chavales aprendan qué es el baloncesto, que disfruten jugando y que mejoren poco a poco sus capacidades. Que vengan cuando son pequeños sin saber botar, aprendan y disfruten..." En la actualidad, la Escuela Fernando Martín cuenta con 13 equipos (seis masculinos, cinco mixtos y dos femeninos) y un total de 145 jugadores, 99 chicos y 46 chicas.
Todos los equipos compiten en los Juegos Deportivos Municipales, siempre entendiendo la competición como parte de la formación. Como explica Javier Prada, "tener una competición los fines de semana nos ayuda a enseñar valores como el respeto al rival y el árbitro, el compañerismo, la responsabilidad... Que sepan que si faltan al partido fastidian a sus compañeros. Además, en los partidos se refleja lo que han aprendido en los entrenamientos. Ven los fallos que cometen y comprueban que lo que dice el entrenador es por algo". Y con los partidos vienen los resultados. "En pequeños apenas nos importan. Se trata de que les guste, jueguen y disfruten. Cuando son más mayores, ellos mismos se ponen la presión de ganar y, de hecho, la temporada pasada ganamos la liga en infantil masculino, cadete masculino y juvenil masculino. Los resultados se ven, pero siempre como complemento a los entrenamientos. No me sirve de nada ganar la liga si los chavales no mejoran y no aprenden algo nuevo cada día".
La Escuela admite alumnos desde los siete años (prebenjamín) hasta los 17 (juvenil)... y muchos hacen el recorrido completo. "Eso es lo que me encanta -afirma Javier Prada-, que empiecen aquí de pequeñitos con siete años y terminen con 17. Si están diez años en nuestra escuela es porque lo que hacemos y cómo lo hacemos les gusta. Este año tenemos un juvenil masculino de segundo año y otro femenino. En los dos hay jugadores y jugadoras que empezaron siendo benjamines". ¿Y si alguno destaca? ¿Y si la Escuela se le queda pequeña? Ahí aparece otro de los objetivos de la Escuela Fernando Martín: la búsqueda del talento. "Cuando los chavales quieren otro nivel, mejorar aún más, más horas de entrenamiento... les ayudamos junto con la federación a buscar una salida en algún club. Para eso también está la Escuela", afirma el coordinador, que aclara: "Es una vía de doble sentido. A veces también viene alguno porque busca algo más cómodo".
En sus 30 años de historia, desde la temporada 1994/95, la Escuela de la FBM ha llegado a tener 160 niños y niñas, pero el COVID frenó ese crecimiento. "Con la pandemia perdimos casi treinta chavales. Ahora la gente se está animando a volver. Estamos ya en 145 y esperamos seguir subiendo". Eso sí, hasta donde las pistas lo permitan porque "las horas son limitadas. Por desgracia, cada año se nos quedan muchos chavales en lista de espera". Para entrar no hace falta ser el mejor. Como señala Javier Prada, "aquí no hacemos pruebas de selección. Nuestra filosofía es coger a quien sea siempre que tengamos plazas libres. Cuando son mayores -apunta- sí tenemos un poco de cuidado en que no venga un júnior que no sabe botar, más que nada por él, porque va a sentir que va por detrás y no estaría cómodo. Pero mientras sepan unas cosas básicas, no hay problema, siempre que tengamos plazas libres, claro. Por eso tenemos chavales muy buenos y otros que no lo son tanto pero que poco a poco van mejorando".
La Escuela Fernando Martín es también una cantera de entrenadores. "Este año tenemos siete y todos hemos jugado aquí". Sí, Javier Prada, el coordinador, también: "Llegué con siete años y aquí sigo, coordinando y entrenando. Los siete entrenadores que estamos ahora hemos jugado en la Escuela. Eso es importante porque cuando pasamos al otro lado ya nos hemos empapado de los que nos decían nuestros entrenadores. Unos enseñan a otros, como en una familia". Mentalidad familiar y de barrio: "La Escuela está pensada para que esto sea algo del barrio, del ámbito municipal... Aquí todos nos conocen porque, antes o después, todos los equipos del barrio se van a encontrar con nosotros". No todos los jugadores y jugadoras son de la zona (Valdezarza, Estrecho, Bravo Murillo...). Javier Prada recuerda que "el año pasado teníamos un chico que venía desde Leganés, porque le gustaba, porque quería venir aquí".